En medio del aislamiento y con muchos planes por delante, los artistas se reinventan y utilizan el tiempo en cuarentena para proyectarse de aquí en más.
“La pandemia a mí personalmente me pegó de pausar y transitar el silencio, observar antes de seguir y ver qué viene. Hay algo de frenar y decir: ¿qué está pasando en el mundo? ¿se está transformando? ¿qué viene? Para encarar el arte desde otro lugar, no creo que vuelva a ser lo mismo ya”.
Si bien ella puso un freno a desarrollar nuevos proyectos de aquí en adelante, lanzó recientemente “Exilios”, su último álbum conceptual. Junto a Santiago Iezzi, Fenna Frei, proyecto solista de la cantaurota argentina Candela Cibrián, lanza este trabajo que define como “16 minutos de pop de posguerra”. Fusionando jazz, hip hop, dream pop y electrónica, hoy une todas sus facetas en este nuevo disco.
“Este disco tiene muchas cosas que reúnen a nivel colectivo lo que se viene y esta transformación. Es un salto importante para mí. Me gusta definirlo como un álbum conceptual, sólo decir ’16 minutos de postguerra'”. Es un camino entre la pérdida de la identidad, un vacío existencial, la presión, el postrauma, es un álbum para prestar atención más que para poner de fondo y sumergirse en esos universos sonoros”, cuenta la artista a Los Andes.
Exilios cuenta con cinco temas que lo componen: Águila, Fuente, Exilio (interludio instrumental), Trigo y Globos; y si bien su título no fue elegido por la situación que estamos atravesando, coincide en parte con lo que hoy se vive como sociedad. Y como ella explica, este título fue elegido por dos razones:
“Exilios no estuvo establecido desde el principio, me tuve que poner a reflexionar de dónde había venido, mirar para atrás y cómo me habían llevado hasta ahí las canciones. Se encuentran en este punto en común de miedo a la presión, al vacío, a salir. Mucho de mi historia familiar tiene que ver con la inmigración, el dolor de la guerra, el exilio. Es una historia que varios argentinos compartimos”.
Y por otra parte la compositora explicaba que “en los últimos años estuvimos atravesando un estado de emergencia cultural, es muy difícil para ser artista en este país. Mucho esfuerzo y amor por lo que hacemos, pero a la vez muy poca retribución, por la visión del mercado. Eso se sumó a todas las cosas que me movían la aguja y debe ser toda esa necesidad de exiliar que me atravesó y me conecto a esta angustia colectiva”.
Con un tono diferente a su primer álbum “Fuente nocturna” publicado en 2017, Fenna Frei encontró en este segundo trabajo la necesidad y oportunidad de romper con las estructuras y experimentar más allá del “deber” musical.
“Puede ser una postura disruptiva. Desde mi proyecto tuve muy claro de qué quería compensar y concientizar. Muchas veces estás haciendo una canción y eso mismo te lleva a una estructura ‘verso/ estribillo/ verso/ estribillo’. Había un poco que me salía orgánico y otro poco de ‘ahora no voy a hacer esto, ¿por qué tengo que hacer un verso y un estribillo?’. Yo quería mostrar algo que puede pasar a través de un sonido. Por eso hablo de escucharlo con los ojos cerrados. No todos los álbumes serán así supongo, es un proceso valioso para experimentar y encontrarme”.
Si bien la postura de Candela frente a la música es algo que ha venido trabajando por un largo tiempo, es una mujer que tiene sus ideales bien posicionados.
“Aspiro a generar lo que a mí me gusta que la música y el arte me generen. Suena pretencioso, pero es esa adrenalina cuando escuchás algo desafiante o impredecible que sentís ese golpecito en el pecho y encuentro artistas que buscan ser diferentes, auténticos, originales. Eso lo tengo muy claro porque como oyente eso me genera cosas en el cuerpo que no puedo racionalizar. El objetivo más sagrado de cualquier artista es mover el piso al público como alguna vez se lo movieron a uno.”
Sus raíces en el arte
Nieta de Ana María Campoy y sobrina de Pepe Cibrián, Candela estuvo atravesada por el arte desde la primera infancia. Participó de obras teatrales y asistió a programas junto a su abuela, por lo que el mundo del espectáculo no es desconocido para ella.
La influencia de una familia de artistas tanto por su rama materna como paterna la llevó a pasar por diferentes facetas dentro del arte, aunque su personalidad dista bastante de la de sus antecesores.
“Haber pasado gran parte de mi infancia teniendo la oportunidad de estar en camarines en el Luna Park es algo que voy a llevar toda mi vida. También asistir a rodaje con mi abuela cuando estaba en novelas, o siempre estar entre artistas”, contaba Candela. “Por parte de mi mamá tengo un tío músico y uno aficionado que le gusta mucho el rock, la música me vino de parte de ellos y el teatro de parte de mis abuelos y mi tío.”
Otra parte fundamental en ella es su faceta como productora musical, lo cual fue pura y fiel herencia de su padre. “La tecnología es algo importante que está presente en mi música, en mi producción musical, tocar en vivo como lo hago e interesarme en equipos como lo hago se lo atribuyo a mi papá. Es el que se alejó de la vida de actores para hacer algo desde ese lugar”.
Candela dio los primeros pasos en su carrera en el teatro musical, formando parte de obras como Drácula, y esto es algo que inevitablemente formó parte de lo que hoy es su identificación en la música.
“Mi música siempre está atravesada por el teatro, no puedo imaginarla sin ese aire y esa impronta. Estudié cuatro años en una escuela que me hizo repensarme como artista y entender la esencia del arte, el teatro te obliga a ir muy adentro y ya no podés hacer arte desde un preconcepto. El teatro me conectó con esa esencia, y además cuando tenés algo en la genética que te mueve y haberlo transitado desde tan chica, para mí el teatro es la magia y se debería llevar a todas las ramas. Los cantautores de alguna manera hacemos teatro, contamos historias”.
Su militancia por la igualdad
Habiendo estudiado producción musical, una carrera como ella describe era mayoritariamente masculina, tuvo que luchar por ganarse su lugar y encajar en un ambiente que rara vez abría sus puertas a las mujeres.
“Empecé a interesarme en el sonido, estudié producción musical y siempre me llamó la atención la poca cantidad de mujeres que había. Sabía que no iba a ser fácil pero siempre me gustaron los desafíos”, contaba sobre sus comienzos. “Una mujer cuando está en un mundo de varones lo primero que piensa es ‘me tengo que masculinizar’. Empecé a trabajar asistiendo y cableando en algunos estudios, esa era mi percepción. Voy a ocultar mi femineidad para no distraer, quería que me vieran como a uno más. En ese momento no era consciente, hoy atravesé por todo el proceso del feminismo que me hizo consciente”.
Una vez que comenzó su camino en la producción, los desafíos se intensificaron, pero así también las oportunidades fueron aumentando a cada paso que daba.
“En el sonido somo un 4% de mujeres nada más. Cuando te ves haciendo cosas que asociaste siempre a los hombres te vas sorprendiendo, y un día me di cuenta de que no estaba bien, había que cambiarlo. Debían haber referentes mujeres para que se pueda asociar y empecemos a ser más mujeres”.
Formó parte del colectivo de artistas mujeres y luego se sumó a la Red de Mujeres en el Sonido (RMS), donde encontró la forma de ganarse su lugar en una industria que aún no tenía gran influencia femenina.
En la RMS fue donde comenzó a aumentar sus proyectos para posicionar a las mujeres en esta industria en que ellas son minoría. Impulsó el proyecto de “Microclases RMS”, que tiene como objetivo recolectar dinero para la red y visibilizar mujeres/disidencias expertas en distintas áreas del rubro del sonido y la producción.
La realidad es que hoy las mujeres luchan por ganar su lugar y a cada paso esa ‘desventaja’ que existe entre los géneros está siendo cada vez más pequeña.
“El año pasado se aprobó la ley de cupo femenino y fue un paso gigante. Es importante mencionar que para las personas que creen que la ley de cupos es contradictoria porque la gente estaría obligada a elegir a un artista por su condición de género y no evaluarla por su talento, se olvidan que nosotros llevamos muchísima desventaja”.
La artista cerró expresando que “en la música llevamos más recorrido, pero en la producción siempre van a haber hombres que van a tener mas experiencia porque llevan más años y a nosotras nos hicieron creer que no éramos para eso. En cierta manera es compensar que nos den la oportunidad de tener experiencia. Podemos estudiar, pero es el trabajo el que te da la experiencia y te permite ser un referente o experta. Es algo que hay que impulsar, porque es una manera de compensar esa desventaja que tuvimos”.