En el monólogo de presentación de los Globos de Oro de 2020, el extraordinario Ricky Gervais no se privó de nada: hay que ver el video que corre por las redes porque no tiene desperdicio. Y entre los ácidos tiroteos que propinó a las estrellas, los productores y los CEO de las plataformas y compañías, dijo: “La mayoría de las películas son horribles. Flojas. Remakes, secuelas... Todos los mejores actores se han pasado a Netflix, a HBO, y los actores que trabajan para Hollywood hacen tonterías de fantasía y aventura. Usan máscaras, capas y trajes muy ajustados. Su trabajo ya no es actuar sino ir al gimnasio dos veces al día e inyectarse esteroides. Martin Scorsese fue noticia por sus comentarios controversiales sobre las franquicias de Marvel. Dijo que no era cine y que esas películas parecían parques de diversiones”.
El discurso es altamente pertinente para introducir los logros de “El Escuadrón Suicida”. Es que DC tuvo que plantearse cómo hacer un tanque de superhéroes que no sea una versión adocenada en el listón abrumador que ya hay en el catálogo. Pero además, cómo hacer que una franquicia, que se inició con un tropezón irremontable en 2016, resucitara y se volviera una saga posible y rendidora económicamente.
El tamaño del desafío requería de decisiones arriesgadas. Y los CEO de Warner-DC se lanzaron. Le dieron las gracias al director David Ayer que se hizo cargo de “Escuadrón suicida” y lo despidieron gentilmente para apostar por un realizador que podría traer problemas: James Gunn.
El tipo fue expulsado de Disney-Marvel por unas viejas y fuertísimas opiniones que un periodista encontró en su Twitter, relacionadas con el Holocausto, la violación y el Sida. Y también es el que salió a retrucarle a Scorsese las afirmaciones sobre las películas de superhéroes: “Está creando su película a la sombra de las películas de Marvel, por lo que utiliza eso para llamar la atención sobre algo que no estaba recibiendo tanta atención como quería” (se refería a “El irlandés”, obra maestra que podés ver por Netflix).
Pero no es por todos sus “talentos de picudo” que Warner-DC Cómics decidió contratarlo para “El Escuadrón Suicida” sino porque el realizador es osado e ingenioso para escarbar en el baúl de los disfraces, y tiene un pulso narrativo con recursos que marcan la diferencia: los aires del gore y el cine clase B; además de estrambóticos efectos especiales.
Todo este arsenal es el que rejuvenece a “El Escuadrón Suicida” que en su trama trae figuras conocidas como Harley Quinn, encarnada por Margot Robbie, en esta especie de secuela de la homónima producción de 2016 para poder patear con justicia al primer filme al tachito de la basura.
Esta película propone que reos que quieren reducir sus condenas en prisión se unan a misiones peligrosísimas del gobierno de Estados Unidos. Y, aclaremos: esta nueva versión es prohibida para menores de 13 porque el derrame de sangre, miembros cercenados y cuerpos eviscerados es importante. Bien violenta y con un discurso que los más chicos no comprenderán del todo; como corresponde si se quiere hacer un filme que se vuelva crítica desenfrenada contra el intervencionismo militar de Estados Unidos en cuanta guerra puede inventar o insertarse.
La acción arranca luego de una misión que falló y con otros integrantes de esta patrulla de psicóticos. Llegan así a una isla que se llama Corto Maltese dominada por dictadores malísimos y sanguinarios que, por supuesto, queda en Latinoamérica (es un filme estadounidense, después de todo). En ese popurrí de maldad hay de todo: científicos locos, guerrilleros, militares crueles y dictadores.
De esto va “El Escuadrón Suicida” en el que Quinn (Robbie) unirá fuerzas con Peacemaker, Bloodsport, Rick Flag, Polka-Dot Man, Ratcatcher 2 y King Spark para dejar tierra arrasada en Corto Maltese (el nombre de la isla es un claro homenaje al gran Hugo Pratt y su “Corto Maltés”).
Gunn explica que el nuevo personaje que introdujo, Polka-Dot Man, lo inventó escribiendo en Google: “¿quién es el supervillano más tonto de todos los tiempos? Y Polka-Dot Man siempre aparecía entre las primeras opciones”.
Puede que al principio la forma en que Gunn definió su cartel de antihéroes generase dudas entre algunos ejecutivos de Warner Bros. Incluso David Dastmalchian, el actor que protagoniza al supervillano y quien además se considera un devorador de historietas, confesó “no tener ni una mínima idea de quién era Polka-Dot Man”. Pero el éxito de críticas que está cosechando la película ha dejado a todos tranquilos.
Al igual que la primera producción, “El Escuadrón Suicida” tiene su cuota de actores famosos; aunque ya no están ni Will Smith, ni Jared Leto. Aparecen John Cena, Idris Elba y Sylvester Stallone, que le da voz a King Spark, mitad hombre y mitad escualo.
Al igual que la primera producción, “El Escuadrón Suicida” tiene su cuota de actores famosos. Aparecen John Cena, Idris Elba y Sylvester Stallone, que le da voz a King Spark, mitad hombre y mitad escualo.
La película se arriesga y también apuesta por la redención, algo que puede asemejarse al camino que ha marcado la carrera de su director.
Al describir “El Escuadrón Suicida” como un filme al estilo de “Los doce del patíbulo”, pero tomada por el humor negrísimo y bizarro que puede habitar en las historietas, Gunn comentó a los periodistas que sintió “la responsabilidad de arriesgarse” y evitar usar “la misma estructura aburrida de tres actos de siempre”. De hecho, la película trae una estrella de mar rosada como principal villano. Pero además hay ingeniosas y bien jugadas cartas, como poner a Johnny Cash cantando en vivo “Folsom Prision Blues” en el arranque. Aplausos.