El espíritu festivo y celebratorio marcó el tono de las dos noches a sala llena con las que el actor mendocino Ernesto Suárez celebró este fin de semana sus 60 años sobre las tablas.
El artista, una de las leyendas vivas del teatro local, eligió la “sala mayor de los mendocinos” para un recorrido por algunas de sus obras más conocidas, pero, sobre todo, para rodearse de colegas, amigos y familiares que forman parte esencial de su vida.
Las dos funciones en el teatro Independencia, así, lucieron colmadas, no sólo de público, sino también de emotividad. La más especial, sin dudas, fue la del sábado, ya que en esa primera noche las emociones se pusieron a flor de piel.
Ya desde la trastienda, se vivió la fiesta. El Elenco del Sol, compañía creada por “el Flaco”, acompañó cada momento, y minutos antes de la salida del actor a escena, cantaron desde bambalinas un “feliz cumpleaños” por estas seis décadas en actividad.
La apertura fue con un video, que sirvió para repasar algunos de los momentos de la vida actoral de este referente teatral, que recibió este homenaje de parte del Ministerio de Cultura y Turismo de Mendoza.
La encargada de abrir la función fue Anita Suárez, una de las hijas del actor y director, quien compartió algunos aspectos poco conocidos del Flaco, como el hecho de que “cuando sale a comprar siempre compra de más o de menos” o que, a veces, suele llamar “con urgencia” a sus cercanos para que se acerquen adonde está, y cuando llegan sólo quiere “mostrar una flor de su jardín que está a punto de aparecer”.
De inmediato Laura, otra hija del Flaco, apareció en el escenario, brindando un toque alto de emotividad, ya que en estos momentos atraviesa una enfermedad que, sin embargo, no le impidió estar presente junto con su padre.
Trascartón, el titiritero Ezequiel Yasar llegó a escena con un títere que representaba a Suárez, de tamaño real, que permitió a ambos jugar algunos pases de comedia. Luego llegó una seguidilla de escenas en las que Ernesto Suárez fue compartiendo momentos con algunos de sus amigos y compañeros de oficio: con su sobrino Daniel Quiroga ofreció un fragmento de la obra Educando al nene, con su amigo Chicho Vargas hizo una escena de La leyenda del hombre que se convirtió en perro, con su amiga Sandra Viggiani representó un momento de Hablemos de pareja y con Marcelo Lacerna, una versión de un cuento de Fontanarrosa.
También compartió momentos con el músico Marcelo Sánchez (de Así lo VIP) y con Adrián Sorrentino (con quien recientemente estrenó Jacinto y yo).
El final fue a toda murga, con el Elenco del Sol y sus colegas Gonzalo Aranda y Oscar Pizarro. La ocasión le sirvió a Ernesto Suárez para decir una frase emotiva (“el teatro popular está vivo, y lo llevaré siempre como mi estandarte”) y para saludar, con pases de baile, a la gente que lo esperó en el hall.