El show que Patricia Sosa dará hoy, a las 21.30, es importante por varios motivos: porque demuestra que siempre se puede salir adelante, porque dará clausura a 30 años de amistad con Valeria Lynch, porque servirá como un desahogo en medio de una pandemia que afectó a la ex-líder de La Torre especialmente.
Estaba en Estados Unidos a principios de marzo, y llegar hasta las sierras de Córdoba, donde ella tiene su templo para meditar, fue una odisea desenfrenada. Dos vuelos cancelados, otro vuelo comprado a último minuto, llegar a la Argentina en medio del caos y subirse a un auto que, sin escalas, la llevó al corazón cordobés, muy cerca de donde hace más de 20 años vio por primera vez “las luces” que le cambiaron la vida.
En el medio, hubo decisiones difíciles, como elegir alejarse de su mamá de 90 años, para no exponerla, y contener emocionalmente a un equipo de músicos que desde ese mismo momento se quedó sin trabajo indefinidamente. Ella, siempre, con entereza: “Yo tengo los elementos como para poder salir de la depresión y de la tristeza -dijo-. Soy meditadora desde hace muchos años. Me puse a trabajar en mí y salí”, expresó.
Pero nada le hizo pensar que lo que iba a ser su debut en un streaming pago iba a ser también uno de esos escándalos que no se olvidan fácilmente, después de que Valeria Lynch, a quien consideraba su amiga, decidió poner su show (reprogramado) el viernes pasado, pisoteando los planes de su colega. Solo la palabra dolor define lo que sintió, como demuestran las declaraciones que ha ofrecido a distintos medios desde entonces: puro dolor.
Aun así se sobrepuso y confesó que de estos meses también salieron cosas buenas: compuso 20 canciones, escribió una obra de teatro (que ya presentó en un concurso en el Teatro Cervantes) y concretó muchas colaboraciones con otros músicos: Los Tekis, el Chaqueño Palavecino, Destino San Javier y Karen Nisnik.
Y hoy, después de todo, dará toda su voz en un show que seguramente superará sus expectativas. En.tickethoy.com todavía quedan entradas de $600, pues las de $800 -con las que también se podía acceder a un Zoom grupal con ella- ya están agotadas. Pues Patricia tiene lo que siembra: el amor de la gente.