A Antoine de Saint-Exupéry solo se lo puede celebrar en su nacimiento, del que mañana serán 120 años. Es la fecha que queda después de haber desaparecido el 31 de julio de 1944, a los 44 años, a bordo de su avioneta en el Mediterráneo.
Aunque hay especulaciones sobre su muerte (la versión de que los nazis lo derribaron es la más extendida) no está escrito definitivamente cómo y cuándo es que murió el padre de “El principito”, el libro más traducido de la historia después de La Biblia: 250 idiomas o dialectos (incluido el Braille), 140 millones de ejemplares vendidos y un sinfín de adaptaciones.
“El principito”, falsamente considerado libro infantil, siempre puede volver a leerse e maravillar, y una prueba de ello es la cantidad de adaptaciones que se han hecho desde su publicación en 1943.
Acá hacemos un repaso de las derivaciones más interesantes o curiosas en las que devino la historia del pequeño hombrecito azul, pues este libro puede volver a enseñarnos muchas cosas en este tiempo tan difícil.
Publicado en las postrimerías de la II Guerra Mundial, un momento de pérdidas y de completa desesperanza para millones de niños, en este 2020 de duelos y replanteos emocionales puede ayudar a los más chicos, y por qué no también a los grandes, a reconectar con las verdaderas cosas importantes de la vida.
La película llena de estrellas
Si bien las adaptaciones al cine han sido varias, la que hizo Mark Osborne (director de “Kung Fu Panda”) en 2015 es la más actual y estimulante. Se llama “El principito”. Acudiendo a la vieja técnica del stop motion, más la animación en 3D, creó esta película con la suficiente novedad como para no redundar en lo ya sabido y con la suficiente fidelidad para considerarse una heredera legítima del libro.
Nos propone la historia de una niña que vive con su madre en un mundo desangelado y automatizado. Un día, conocerá a un vecino, un ex piloto aviador, que le presentará al personaje imaginario vestido de azul. El filme, que encontrarán en Netflix, tuvo las voces de estrellas de Hollywood como James Franco, Rachel McAdams, Jeff Bridges, Marion Cotillard y Benicio del Toro. Es decir: ¡no la vean doblada!
La serie animada
Coproducida entre Francia y Alemania, tuvo tres temporadas de 26 episodios cortos cada una; se vio en Discovery Kids y durante un tiempo en Netflix. Lo curioso de esta serie de aventuras es que adapta, más que el libro en sí, el punto de vista del personaje. Es decir, los guionistas crearon nuevas historias protagonizadas por el “petit prince” y los otros personajes, como el zorro y la rosa, pero siempre respetando la esencia del personaje.
¿Cómo respaldaron esa esencia? Pues siendo controlados por el propio sobrino nieto del autor, Olivier d’Aggay, custodio del legado de Saint-Exupéry. Él autorizó la historia, y fue tan minucioso el trabajo de creación y revisión que se tardaron 10 años en llegar a un resultado fiel al original.
Videjuegos y hasta parque temático
La serie mencionada correspondió a un proyecto más general encabezado por Oliver d’Aggay, quien quiso en 2011 “actualizar” la historia de “El principito” en concordancia con los intereses y las nuevas formas de vida de los niños de este siglo.
El objetivo fue corresponder al “mensaje humanista” de la obra, lo que se vio en impecables libritos editados por Gallimard, en un videojuego que tuvo realmente poca repercusión y, ya no un proyecto encabezado por su descendiente, un parque temático de 24 hectáreas ubicado en Ungersheim (Alsacia).
Es una propuesta recreativa que combina la aeronáutica y la historia del hombrecito oriundo del lejano Asteroide B-612.
El auto de la muerte
El apodo del Porsche 550 Spyde que James Dean conducía al momento de su accidente era “The Little Bastard” (“El pequeño bastardo”), un juego de palabras con “The Little Prince”. De hecho, Dean era un fanático del libro y dicen que incluso se lo sabía de memoria, aunque repetía especialmente aquella famosa frase: “Lo esencial es invisible a los ojos”.
Música para soñar
En Mendoza, el infatigable músico y compositor Jorge Martín creó un largo “soundtrack” para acompañar la lectura del libro. “Música para leer El Principito” se vio en muchas salas provinciales y hasta en escuelas.
En el canal de YouTube de Martín, a quien muchos recuerdan por remusicalizar clásicos del cine mudo como “Nosferatu” y “Metrópolis”, pueden encontrar fragmentos en buena calidad de dichas presentaciones.
Los textos son leídos por referentes de la cultura local como la actriz Pinty Saba y el escritor Alejandro Frías.