Sin demasiadas pretensiones, el escritor y periodista mendocino Roberto Suárez se propuso en plena pandemia escribir sobre el oficio, ese entusiasmo irremediable que lo acompaña desde hace cinco décadas.
“Crónicas de una pasión insaciable” plantea su visión del periodismo, un repaso por hechos históricos que marcaron un quiebre en la humanidad a través del tratamiento de los medios de comunicación, los cambios tecnológicos y un compilado de sus artículos publicados en el diario Jornada, medio que él creó y es su orgullo.
“Cuando empezó la cuarentena me fui encontrando con archivos y me di cuenta que estaba transitando los cincuenta años de periodista. Y como tenía tiempo se me ocurrió la idea de escribir este libro. Lo comencé en abril y lo terminé en septiembre. No quería hacer algo personal, sino hablar del periodismo y rescatar el valor del oficio. Un oficio que es el más lindo del mundo, pero es cruel”, sentencia Suárez sobre su quinto libro que nace en un momento particular del mundo y que lo remonta a su pasado con una dedicatoria especial a su hermano Rodolfo, el actual Gobernador de Mendoza.
Atravesado por la propia experiencia, desde el periodismo deportivo, político e institucional, el periodista mendocino rescata algunas reflexiones y personajes imprescindibles del oficio. Tom Wolfe, Ryszard Kapuscinski, Isabel Allende, Rodolfo Walsh, el mendocino Fabián Calle (nieto del fundador de Diario Los Andes), Jacobo Timerman, Gabriel García Márquez y Tomás Eloy Martínez son los protagonista imprescindibles de las páginas del periodismo, que sirven como guía para pensar el trabajo actual, su legado y tener presente el norte de la profesión, sin resistirse a los cambios propios que nos impone la tecnología.
Mantener las bases y adaptarse
El libro es un puntapié para reflexionar sobre los desafío del periodismo en la actualidad y sostener un oficio que parece estar en la cuerda floja, amenazado por la tecnología, el periodismo ciudadano y los intereses políticos y empresariales.
-La tecnología cambió los tiempos del oficio y la dinámica, ¿cree que la base del periodismo de encontrar la noticia en la calle también cambió?
-Es lo mismo, solo que nos tenemos que adaptar a la revolución tecnológica. Hay un libro muy bueno que es de Alessandro Baricco que se llama “El juego” (“The Game”), que habla precisamente de eso. Hace una metáfora del metegol con Tik Tok hoy. Ese cambio tecnológico que a los periodistas nos influye tanto. Porque que exista el periodismo ciudadano, con una persona puede registrar un hecho y publicarlo, ¿dónde queda nuestro rol? En realidad el rol del periodista no se pierde sino que se adapta. La esencia del oficio de encontrar, buscar y renovarnos cada día a través de las noticias va a existir siempre. Creo que tenemos que estar más atentos que nunca, para que ese periodismo ciudadano y libertario en las redes sociales, nos obliga a tamizar más, a tener más control, a buscar más la información y a implementar la ética del periodista.
-También se comprueba que en la competencia del clic y las lecturas lo diferente y una noticia única funciona más que el resto.
-Hoy hay sobrepeso de información, que nos obliga a nosotros y al buen lector a buscar lo que es serio y mejor. En el libro hago hincapié en esto del periodismo amarillo y extorsionador, que se transforma en otra cosa y no es periodismo. Antes también existían medios que son extorsionadores a través del apriete de noticias. Y con la tecnología se ha extendido, hay una penetración mayor, se expande y por eso tenemos que combatir la fake news. Todo tiene que ver con la ética periodística, ser transparente, tratar de ser lo más independiente posible.
Yo tuve la oportunidad de trabajar con Fabián Calle y él decía que tenemos que dejar el saco en el perchero con las pasiones, las ideologías para lograr la independencia.
-¿La crónica periodística sigue teniendo la misma importancia y valor?
-La crónica te permite desarrollar una historia, la crónica es muy amplia y es un símbolo como periodista. Es un género que no solo te permite informar, pone otros temas dentro de su desarrollo. Y más allá de que la tecnología avance, eso no va a cambiar.
-A modo de conclusión después de 50 años en el periodismo ¿es una pasión insaciable?
-Tuve etapas muy difíciles, nunca estuve nombrado en ningún medio como periodista y mis maestros me enseñaron que había que gestionarse uno, para no ser esclavo de una redacción. Un impedimento serio que tuve fue el político y desde ahí empecé a buscar espacios propios. Tuve que empezar de vuelta muchas veces. También tuve la oportunidad de trabajar en lo institucional con el regreso a la Democracia. Pero uno puede cumplir diferentes roles, podes tener una función institucional siempre y cuando coincidan con la ideología. Y cuando volví al periodismo tuve que empezar de cero. Pero volviendo a la pasión yo no podría hacer otra cosa, este oficio te arrastra.