-En Clarín y otros medios te calificaron como “Feminista Disidente” pero entiendo que vos no hablás desde el feminismo...
-Esas etiquetas suelen ser bastante arbitrarias. Yo les escapo. Sin embargo, valoro el disenso entendido como un ejercicio crítico que, además, viene a proponer algo nuevo que sustituya o mejore aquello que critica. Es muy poco frecuente el ejercicio del disenso en esos términos, palabras como “disidente” o “disidencias” a veces se aplican a cosas que no contienen el menor atisbo de crítica constructiva.
-Decís que estás fuera de la grieta ¿Se puede?
Creo que, a excepción del periodismo abiertamente militante, lo mejor para un periodista es no situar su trabajo como parte funcional de ningún bando. Además, ya somos muchos los que vemos la grieta como una construcción bastante dañina, con promotores que tienen más en común de lo que quieren aceptar, tanto en la dirigencia como entre los votantes.
-¿Es por eso que en el libro citás trabajos de gente de distinta opinión política?
-Quizás sea porque, así como separo obra de vida privada del artista para abordar temas como cancelación cultural, separo al pensador de las ideas que profiere. Quiero decir que si alguien ubicado en las antípodas de mi pensamiento acierta en decir algo que no se me había ocurrido o a lo que suscribo, no tengo problema en tomarlo. El purismo me parece imposible en estos tiempos de tanta mezcla y relectura. Como periodista siempre es mejor atender a todas las campanas posibles. El periodismo sesgado es una cosa lamentable, pero es el que se impone. Los que tenemos la pretensión de elaborar pensamiento crítico deberíamos ser capaces de dialogar fuera de nuestra burbuja.
-Pareciera que la línea principal el libro es la de la autora norteamericana Nancy Fraser ¿o me equivoco?
-No te equivocás. Para mí es una influencia mayúscula desde mucho antes de tratarla directamente.
-Si no te autodefinís como feminista ¿Qué te lleva a escribir sobre el tema?
-Ser periodista y tener cierta vocación de interpelar al poder que, creo, es el único valor trascendente de mi oficio. La agenda pública es la agenda del poder, como bien dice mi editor, Esteban Montenegro, en la contratapa del libro. Y de un tiempo a esta parte, la agenda pública le otorga al género un lugar de privilegio. Inevitable preguntarse por qué. Y hacerse otras preguntas que libro el propone, relacionadas a la financiación, a la elaboración de pedagogías y políticas que a veces son eficaces y otras veces no, etc.
-El libro es respetuoso de lo que analiza, aún en la discrepancia, y no tiene el estilo celebratorio de los libros feministas...
-El respeto por el material con el que se trabaja asegura los mejores resultados, incluso –o sobre todo- en el desacuerdo. La idea de descalificar aquello a lo que no se suscribe en pobrísima. Lo mismo ocurre con la celebración automática de todo lo relacionado a lo que a uno le gusta. El género no está para celebrarse a sí mismo, tiene aspiraciones superiores a eso.
-Las editoriales recurren cada vez más a tuiteros e influencers para publicar libros y capitalizar a sus seguidores. Pero vos no tenés redes...
-También lo hacen algunos medios, sobre todo nuevos y digitales, más entusiastas del caudal de seguidores que pueda tener un colaborador que del manejo del oficio periodístico. Agradezco que en mi caso los seguidores no sean una variable, simplemente porque no los tengo (Risas).
-¿Es decir que no tener redes es una forma de saber cuánto vale tu trabajo realmente o no tenés por otras razones?
-No son mis aguas. Tengo una cuenta de Instagram privada, nada más. Soy vaga y ser tuitero es como un laburo. Me gusta leer Twitter desde afuera, pero soy incapaz de ese esfuerzo que lleva meterse a diario a tirar onda desde una red social. Quizás tenga que ver con que vivo en gran medida de escribir en medios desde que era muy joven y hacerlo gratis para una plataforma me parece perder el tiempo. Por otro lado, veo a gente que conozco condicionar su discurso para que no le caigan los haters y concluyo que autocensurase gratis es demasiado. Si hay censura, que haya dinero, como ironizaba hace 100 años Mae West. (Risas)
-Género y política propone pensar el feminismo situadamente ¿Podés ampliar un poco esa idea? ¿Y dónde se consigue el libro en Mendoza?
-Como todo movimiento global, el de género trabaja sobre supuestos que tienden a la uniformidad, a establecer un sujeto político único, con un ideario pretendidamente universal. Esta estandarización se torna muy equívoca para los países periféricos como el nuestro, llenos de problemas que no existen o no tienen la misma magnitud en los países de lo que se conoce como “Primer mundo” de los que pretendemos calcar los movimientos emancipatorios, muchas veces a riesgo de vernos caricaturescos. El libro se envía a domicilio a cualquier lugar del país. Sólo hay que comunicarse con nomos.com.ar
-¿Por eso hablás de movimientos emancipatorios que acá apenas se conocen como el de las mujeres musulmanas?
-Sí, o las mujeres de Chiapas, claro. Tampoco creo que esos feminismos sean modelos a seguir, pero me interesa darlos conocer porque se presentan como alternativas situadas en su condición de periferia: feminismos pensados en tiempo y lugar, conectados con los problemas locales y atentos a la diversidad propia, que no necesariamente es la misma diversidad de otros lugares.
-Además de este libro, se publicó uno de entrevistas que hiciste a escritores como Alan Pauls, Ana María Shua y Martín Kohan; y va a salir un tercero...
-Sí, “La literatura frente al mercado y el Estado. Radiografía de la corrección política”, editado por Casa Grande editorial y el sello cultural Encuentro Itinerante, es el de entrevistas. Del próximo puedo adelantar que aborda la cuestión de género desde lugares más filiados a lo cultural que a lo político, con bastante hincapié en el mundo del cine, que es también el mío porque soy guionista. Podríamos decir que son libros complementarios. Como dice Nicolás Mavrakis en el prólogo de Género y política, problematizar un tema como los feminismos no implica pretender eliminarlos, sino, por el contrario, abrir puertas para más y mejores resultados.