El empresario teatral, la nueva obra que adapta teatro con un singspiel de Mozart

La producción dirigida por Cristian Fionna Cassano está inspirada en la obra del compositor donde se abordan las neurosis y egos de los artistas desde una mirada cómica. Estará el próximo jueves y viernes en el Teatro Mendoza.

El empresario teatral, la nueva obra que adapta teatro con un singspiel de Mozart
La nueva obra de Cristian Fionna Cassano estrena mañana en el Teatro Mendoza.

Un empresario teatral y su asistente deciden cambiar sus finanzas y realizar una producción operística que será un éxito de taquilla. Aunque habrá algo mayor con lo que lidiar: Anna Silberklang y Catalina Herz, ambas divas del canto y acérrimas enemigas quienes pelearán por conseguir el papel principal.

Así se presenta la nueva obra de Cristian Fionna Cassano, que recrea la clásica obra de Mozart “El empresario”. En una osada propuesta que pone en el escenario tanto comedia como música, el director apuesta a regresar a las tablas con una obra ambiciosa pero destinada a sacar carcajadas de su público.

Tras su último paso por los escenarios mendocinos con “Venecia” en 2019, Gótico Teatro apuesta a una producción que no sólo busca la risa y el disfrute, sino también el impacto visual y la apreciación de una gran banda sonora.

“Yo estaba buscando algo para hacer que tuviera música y me gusta mucho Mozart. Cuando ves algo que podés adaptar, hacerlo más nuestro, te propones la próxima obra”, explica el director cuando hablamos de la elección de la obra.

“Me di cuenta que como director y dramaturgo podía aportarle mi impronta, hice mi propia adaptación y trabajé el año pasado, fui trabajando las escenas que a mí me habían quedado en la retina, fui armando los textos y las escenas. Desde el primer momento me di cuenta que era la obra para este año.”

El texto de Mozart data de 1786, aunque no se encuentra completo. Apenas un solo fragmento pudo recuperarse de la obra original, donde el compositor lleva al escenario la ópera y el teatro en su máxima expresión.

Es así que la obra ha sido adaptada en diferentes momentos y de diversas maneras, algo en lo que Cristian vio una oportunidad de desarrollar pasión y profesión.

También el género fue algo que lo cautivó por completo. Llevar al escenario una comedia que combina la ópera, algo que la compañía viene trabajando desde hace más de 20 años, fue la clave de su elección.

“Decidimos hacer una comedia porque la gente de drama ya está hasta las orejas, hacer algo que la gente no pare de reír. Como nos pasaba antes, la gente se reía tanto que nosotros debíamos parar con el texto, acá estamos más o menos igual, en el mismo vértigo”, admite.

La obra está ambientada en los años '50, con vestuarios y artefactos icónicos de la época.
La obra está ambientada en los años '50, con vestuarios y artefactos icónicos de la época.

El elenco está conformado por Enrique Lucero (Sr. Vogelsang), Gastón Haüsler (Sr. Buff),  Belén Loüet (Madame Herz), Natalia Marquet (Madame Silberklang) y Raquel María Delú (Sarah). La obra tendrá funciones mañana y el viernes a las 21:30 en el Teatro Mendoza. Las entradas se adquieren por Andres Ticket.

El empresario teatral, una contemporánea puesta

Como ya adelantamos, la obra tiene una puesta muy original y arriesgada. El director admite que el mayor desafío estuvo en encontrar al elenco que llevaría a la acción aquel proyecto que soñó.

Fue entonces que comenzó la búsqueda. Entre casting y casting, en ese momento por zoom, determinó quiénes serían sus protagonistas que combinarían a la perfección talento musical y actoral en simultáneo.

“Lo más dificultoso fue conseguir gente que tuviera versatilidad, y yo se lo plantee a los chicos desde el comienzo. Iba a ser un desafío y muy diferente a lo que venían haciendo”, admite.

El empresario teatral tendrá funciones mañana y el viernes a las 21:30 en el Teatro Mendoza.
El empresario teatral tendrá funciones mañana y el viernes a las 21:30 en el Teatro Mendoza.

“Mis obras tienen mucho ritmo, no los dejo quietos un minuto en el escenario. Porque más allá, busco que la gente no se aburra, no dejo que el público se aburra. Necesito que la obra se sostenga y si se baja es porque está pensado de esa manera, por lo que el desafío era aprender textos sólidos, divertidos e impedir que la gente se aburra, mantener la atención en el escenario y dar una tras otra sobre el escenario.”

La obra, por otra parte, fue adaptada al español por el director. “Es alemana y lo que hice fue hacerla en nuestro idioma, que la gente escuche las peleas de las sopranos y entienda al director”, explica.

Aunque si nos centramos en, más allá de traer a la actualidad la obra de Mozart, la actualidad del tema principal, encontraremos un trabajo minucioso y hasta contemporáneo.

Las peleas, egos y conflictos de los actores, los enredos de los directores, las dificultades económicas y la crisis del teatro, todo plasmado en una obra del siglo XVIII.

“Me di cuenta que como director y dramaturgo podía aportarle mi impronta, hice mi propia adaptación y trabajé el año pasado, fui trabajando las escenas que a mí me habían quedado en la retina, fui armando los textos y las escenas. Desde el primer momento me di cuenta que era la obra para este año.”
“Me di cuenta que como director y dramaturgo podía aportarle mi impronta, hice mi propia adaptación y trabajé el año pasado, fui trabajando las escenas que a mí me habían quedado en la retina, fui armando los textos y las escenas. Desde el primer momento me di cuenta que era la obra para este año.”

“Mozart ya en la estructura de la obra parodia las manías y neurosis de los actores, los productores y gente que realiza arte. Lo importante es que al final, deja ver que todos esos egos enormes que tenemos la gente de las artes, tienen que dejarse de lado para hacer arte”, explica.

Aunque admite que el paralelismo existe desde el comienzo, tratándose de una obra que se escribió hace prácticamente tres siglos atrás, es realmente contemporáneo.

“Te tendría que contar los castings, los planteos de esos personajes y es lo mismo. Los egos son egos, y si bien las personas hemos evolucionado, también hemos involucionado. Te encontrás con las mismas manías, que no tenés tiempo, entre otras cosas”, explicaba el director mientras reía recordando cada momento de la preproducción de la obra.

También ahondó en lo que respecta a la previa de la obra, algo que en Mendoza aún no está demasiado pulido a la hora de contar con tiempo de preparación en relación al teatro y los ensayos.

“Es muy complejo producir y además lidiar con esto de las estrellas y la burocracia, siento que es lo mismo a la obra. Yo he aprendido que uno tiene que seguir haciendo sobre cualquier obstáculo e impedimento. Es complejo y la obra esto lo plantea, ‘estoy cansado de estos artistas problemáticos y en el banco tener dos monedas’. Así lo plantea el productor y, en cierto punto, también soy yo hablando.”

Una osada puesta en escena

Además de la temática y la música, algo que tiene a favor esta obra es su puesta en escena y época. Lejos de centrarse en el tiempo en que fue escrita, el director decidió poner como escenario central la década de los ‘50.

“Generalmente la obra todo el mundo lo hace en el siglo XVIII, la mujer con el vestido rococó, el personaje con peluca, muy del clasicismo. Y yo quise hacerlo más moderno, quise ponerle esa impronta de los ‘50 porque me gusta mucho ese periodo, pero hay una trampita que no quiero spoilear”, adelanta, aunque con un aire de misterio.

“Mozart ya en la estructura de la obra parodia las manías y neurosis de los actores, los productores y gente que realiza arte. Lo importante es que al final, deja ver que todos esos egos enormes que tenemos la gente de las artes, tienen que dejarse de lado para hacer arte."
“Mozart ya en la estructura de la obra parodia las manías y neurosis de los actores, los productores y gente que realiza arte. Lo importante es que al final, deja ver que todos esos egos enormes que tenemos la gente de las artes, tienen que dejarse de lado para hacer arte."

La puesta en escena es arriesgada, con cambios de vestuario y una escenografía ideal que ambienta completamente el show. “Es muy simple, pero quiero mostrarles una puesta en escena con cambios de vestuario, gran escenografía y un ritmo actoral increíble.”

Y para redondear su idea, el director cierra admitiendo: “Va a sonar pretencioso, pero estamos haciendo Broadway en Mendoza, porque la producción es realmente impecable. Crear una sala teatral por adentro, desde los detalles de matafuegos de los ‘50, vestuarios en los que pasamos de un siglo a otro, lo hemos puesto todo.”

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