Las variables son demasiadas: entre el público que va al cine y el que se sienta en el sillón a scrollear en el catálogo de Netflix (por poner una plataforma) hay un mundo de distancia. No solo por los contextos, que a veces pueden variar en años, sino por las mismas expectativas frente a la pantalla. A veces, incluso, el ánimo social puede ser clave para abrazar o vilipendiar una película.
Por eso se entiende que el mal paso de un título por las salas no signifique mucho a la hora de pronosticar su éxito o su fracaso en el streaming. Netflix, que incorpora constantemente a su nube películas de autor y modestas producciones independientes, sabe muy bien que cualquiera puede devenir en el próximo fenómeno.
A continuación, a raíz de la repercusión que tuvo la originalmente fracasada “Geostorm”, ahora uno de los contenidos más vistos la última semana, presentamos algunos casos.
Aniquilación (2018)
Fue una sorpresa que esta película de ciencia ficción, dirigida por Alex Garland, alabado por su debut en “Ex Machina”, tuviera un paso tan escuálido por las salas de cine. Pese a tener buenas críticas, tuvo una recaudación que roza lo humillante: 43,1 millones de dólares, sobre un presupuesto de 40 millones, un margen de ganancia insignificante.
Incomprensiblemente, más de un usuario que la haya visto en Netflix (donde sí resultó un suceso) habrá lamentado no haberla podido ver en el cine, pues los efectos visuales, que ondean entre la ciencia ficción y lo surreal, son magníficos.
Basada en un bestseller de Jeff VanderMeer, la historia está protagonizada por una estupenda Natalie Portman, quien interpreta a Lena, una bióloga que participó en un momento de su vida en el ejército. Un día su esposo, también soldado, vuelve de una larga misión absolutamente cambiado. En seguida, ante su deterioro físico, aparecerán médicos y colegas suyos que le explicarán vagamente qué está sucediendo: él, aparentemente, fue el único sobreviviente de un grupo de militares a los que se les encargó adentrarse en una zona misteriosa cercana a un faro, en el que cayó una bola de fuego extraterrestre que ha causado la mutación de toda la naturaleza circundante. Lena entonces se convierte en la heroína de una nueva misión hacia ese extraño lugar, acompañada por un equipo de otras cuatro mujeres.
Por sus matices existenciales y su argumento para nada llano, la película fue acusada por algunos como “muy intelectual”. El suceso que tuvo en Netflix desmiente que sea inaccesible para todos. De hecho, es un buen ejemplo de ese cine “mainstream” que hace el intento de ir un paso más allá.
Cobra Kai (2018)
Si bien nunca pasó por las salas de cine, esta serie spin off de “Karate Kid” también simboliza otro fracaso. Producida originalmente por YouTube para captar usuarios en su servicio Premium, estuvo ahí “guardada” dos años enteros. Robert Kyncl, director de negocios de YouTube, llegó incluso a desbloquear estos contenidos para que todos los usuarios vieran gratis los contenidos originales, como también lo son las series “Impulse” y “Step Up: High Water”.
Aun así, la mayoría de las personas seguían ignorando que “Cobra Kai” existía. Hasta que un día, YouTube se dio por vencido y negoció su serie insignia con Netflix. El desembarco de las dos temporadas fue una de las delicias nostálgicas en medio de la pandemia, y ya hay una tercera entrega en camino. En este caso, el fracaso no se dio por la serie en sí, sino por la escasa proyección que le dio una plataforma.
Para todos aquellos que crecieron, durante los 80′, con una de las sagas juveniles más famosas de todos los tiempos, este “revival” situado treinta y cuatro años después de la última pelea entre Daniel LaRusso y Johnny Lawrence fue ocasión para rememorar, para entretenerse y también para establecer un diálogo con las generaciones más jóvenes, a las cuales “Karate Kid” no les dice mucho.
Blade Runner 2049 (2017)
Cómo no acordarse de las escandalosas idas y vueltas entre público, actores, directores y medios especializados, discutiendo allá por el 2017 por qué este tanque, que aspiraba a ser un taquillazo, se convirtió en el bodrio del año. Para el director, Denis Villeneuve, la culpa la tuvo la promoción de la película, puesto que, al anunciar que Harrison Ford estaba en ella, se perdía una cuota importante de tensión y de misterio. Ridley Scott, el director de la original de 1982, fue más letal: “Es lenta, lenta. Larga, demasiado larga. Yo le hubiese quitado media hora”, dijo en su momento.
Aunque los números no fueron excesivamente malos, sí fueron “discretos”: levantó casi 260 millones de dólares, para un presupuesto que arañó los 185 millones (sin contar los enormes gastos de promoción y distribución). Ese año “It”, con un presupuesto magro de 35 millones, elevó sus ganancias a los 701 millones.
Lo cierto es que esta película, que tiene como origen una historia del gran Philip K. Dick, está muy bien filmada y ya forma parte de la mejor ciencia ficción. Los premios Oscar del año siguiente, al ofrendarle 5 estatuillas, de alguna forma la redimió de ese fracaso inicial. Después, cuando se lanzó la copia comercial, levantando millones en DVD y Blu-Ray, muchos entendieron que una porción importante de público venía de fanáticos del filme de culto original y que el valor de este filme estaba lejos de reducirse a la oferta y la demanda. Finalmente, su incorporación al catálogo de Netflix fue la ocasión para que muchos se reconciliaran con ella, y muchos otros incluso la conocieran.
Geostorm (2017)
Después de su mal paso por los cines, donde, pese a ir con todo el armamento del género de catástrofes, decepcionó a la gente y a la crítica, su reciente desembarco en Netflix fue un batacazo. No solo estuvo entre las producciones más vistas durante más de una semana, sino que tuvo el aplauso de los usuarios.
El film gira en torno a un ingeniero diseñador de satélites que, tras un fallo en el sistema satelital que controla el clima, debe formar equipo con su hermano para viajar al espacio y salvar al planeta de una tormenta artificial de proporciones épicas. La misión no será tan fácil cuando se enteren que tienen a sus enemigos entre sus propias filas, y que la razón de fondo es nada menos que política.
Se entienden las reacciones diversas, pues “Geostorm”, si bien tiene el show destructivo espectacular, maneja un buen pulso de thriller, y las expectativas definen siempre nuestra aceptación (o no) de una película. Por si fuera poco, hay un planteo muy frontal sobre el cambio climático y la tiranía de las economías más poderosas (como Estados Unidos) a la hora de manipular la política internacional. Obviamente, aspectos que no habrán caído muy bien a los espectadores estadounidenses en plena era Trump.