El Ateneo Grand Splendid: la librería más bella del mundo cumple 20 años

En diciembre de 2020 abría, en la sala de un viejo teatro, el paraíso de los lectores argentinos. El año pasado, la National Geographic la bautizó como la más hermosa en su clase.

Ayer 4 de diciembre, la librería más hermosa del mundo cumplió 20 años. El Ateneo Grand Splendid, ese santuario ubicado en la avenida Santa Fe de Buenos Aires y que ya es, además de una visita obligada para cualquier turista, también un punto de peregrinaje para los lectores del mundo, lleva apenas dos décadas funcionando.

Pero esa es la historia reciente: la vida completa de este edificio se remonta mucho más atrás. Porque El Ateneo de Barrio Norte es producto del eclecticismo de unir el brillo de un viejo teatro, el Grand Splendid, con sus molduras, sus herrajes y su fastuosos terciopelos, con anaqueles donde miles de libros, discos y películas, entre otros productos culturales, descansan a la espera de alguien que los compre.

El Grand Splendid es una pieza de museo de esa era en la que, además de librerías, Buenos Aires también podía presumir de tener más teatros per cápita que cualquier otro lugar del mundo. Estimuladas por el aluvión de inmigrantes, en esas primeras décadas del siglo XX las compañías podían representar una misma ópera en distintos teatros al mismo tiempo. Y siempre iba a haber público.

Y es a un inmigrante, al austríaco Mordechai David “Max” Glücksmann, a quien le debemos el Grand Splendid. Fue en mayo de 1919 que esta sala, hoy poblada de historias escritas, prendió las luces para empezar a escribir la suya propia.

El proyecto nació de los escombros del Teatro Nacional Norte, quien dio el solar para este edificio diseñado por los arquitectos Peró, Torres Armengol, Pizoney y Falcop. Entre los detalles ornamentales, destaca el plafond, aun impecable, pintado por Nazareno Orlandi. Una cúpula de veinte metros de diámetro, en la que el italiano plasmó su fe en la paz, pues ese año acababa de terminar la Primera Guerra Mundial y el mundo descansaba -brevemente- del horror.

Hoy, casi cien años después, uno puede hojear un libro mientras se toma un café en el mismo escenario por donde antes pasaron Carlos Gardel, Ignacio Corsini y Roberto Firpo, quien incluso le dedicó a la sala la letra de una canción.

Desde mayo de 1923, el Grand Splendid tuvo también su emisora de radio, que funcionaba en el primer piso y que oyó la voz de Carlos Gardel el 1 de octubre de 1929, en lo que fue su primera actuación en un medio.

Y hay más hitos: en este teatro se exhibió la primera película sonora que llegó al país, en 1929. “The Divine Lady”, con Corinne Griffith, le mostró a los porteños cuál era el futuro del entretenimiento.

El paraíso, la biblioteca

Hoy El Ateneo Grand Splendid es considerada la librería más grande de Latinoamérica, con dos mil metros cuadrados. Cada uno de sus cuatro pisos, desde el subsuelo al paraíso, propone un universo temático distinto.

En el subsuelo hay libros infantiles, discos y películas. En la planta baja, miles de libros de ficción y no ficción. En el primer piso, funcionan los palcos que hacen de sala de lectura y, además, los pasillos guardan libros técnicos y profesionales. Finalmente, como en las viejas discotecas que guardaban un rincón apartado para melómanos, en el último piso está el sector dedicado a la música clásica.

El Grand Splendid, que tuvo su auge en los ’40, puede considerarse un sobreviviente: dejó de albergar producciones teatrales a finales de los ’80 y funcionó durante una década más como cine, pero en 1999 apagó definitivamente las luces.

Podría haber tenido el mismo destino que decenas de salas en todo el país, y el lector mendocino lo entenderá recordando cómo en nuestra calle Lavalle los cines y teatros terminaron siendo grandes bóvedas para estacionamientos.

Pero el Grand Splendid tenía un destino mejor. Pasaron pocos meses hasta que el Grupo ILHSA —también propietario de Yenny, de la editorial El Ateneo, del sitio web Tematika y de la revista Quid - vio el enorme potencial de esta sala. En un proyecto de restauración liderado por Fernando Manzone, le devolvieron a los ornamentos su brillo original, conservaron los detalles arquitectónicos y modificaron mínimamente las distintas áreas, acondicionándolas a su nueva función comercial.

La obra, que requirió en ese año 2000 un presupuesto de tres millones de dólares, estuvo lista en pocos meses. A finales de ese año ya estaba funcionando.

La remodelación fue alabada por los especialistas del mundo. The Guardian, medio inglés, llegó a posicionar a esta librería entre las mejores a nivel internacional, en 2008. Pero si hubo una consagración, fue el año pasado, cuando la National Geographic la calificó “la librería más linda del mundo”.

Como ese recinto fue pensado, más que como una librería, como un polo cultural, a lo largo de los años ahí se hicieron también firmas de libros, conferencias, muestras de fotografía y pintura, ciclos infantiles, entre otras cosas. Pasaron por ahí dioses de las letras como Ernesto Sábato, Mario Vargas Llosa, Horacio Ferrer, Arturo Pérez Reverte; ídolos de la música como Charly García, Chayanne y Ricardo Montaner, y hasta presidentes en misiones diplomáticas, como Emmanuel Macron.

Casi un año después de inaugurada, nuestro país viviría la crisis económica e institucional más grave de su historia reciente. Y sí: si bien El Ateneo Grand Splendid se irguió como un símbolo de esa Buenos Aires cultural, que aun en 2015 ostentaba el récord de más librerías activas del mundo, tampoco puede disociarse completamente de las cosas que pasan en nuestro país, de vaivenes vertiginosos, e incluso en todo el mundo. Su crisis más reciente: el coronavirus.

Su funcionamiento hoy

Antes del inicio de la pandemia, El Ateneo Grand Splendid recibía unas 3 mil personas diariamente. No solo era el lugar favorito para los lectores porteños, sino que también recibía visitas escolares y contingentes de turistas, alertados por algunos de esos rankings internacionales que los obliga a no abandonar la capital sin pasar por este extraño prodigio cultural.

Los números son duros: según la Cámara Argentina del Libro, la llegada del Covid-19 hará descender la producción en papel a los niveles del 2002. El más bajo de los últimos 20 años. En contraparte, la venta de libros digitales subió.

“El Splendid pudo sobrevivir a la pandemia sólo porque forma parte de un grupo económico que cuenta con 53 librerías más y 650 empleados en condiciones muy difíciles de las que no se salió aún por todas las restricciones a la venta y a las salidas -decía Adolfo de Vincenzi, director general del grupo Ilhsa, a Infobae-. Es muy difícil alcanzar el nivel de ventas necesario para no perder dinero. Si no hubiera sido parte de un grupo estando cerrado cinco o seis meses como estuvo no lo hubiera sobrepasado”, sentenció sobre la actual situación de la librería.

Poco después del inicio del Aislamiento social, preventivo y obligatorio, en mayo, tuvo que reconvertirse y empezar a vender libros por delivery. Así salieron adelante muchas librerías también en nuestra provincia. Después, el 3 de agosto, ya con protocolo, volvió a abrir sus puertas: distancia social, barbijos y alcohol en gel en abundancia, para recibir a los lectores aledaños.

El difícil momento económico que estamos atravesando no empañará las celebraciones por estas dos décadas. A través de Facebook e Instagram ya hubo charlas, presentaciones y conferencias. Entre las actividades futuras, figura un ciclo de charlas por Instagram en torno Stephen King. Pueden seguir las actividades en @yenny_elateneo.

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