Como una contestación inesperada, una situación crítica puede engendrar una historia de ficción y luego la publicación de una novela. Después de años de transitar el decir de los textos en la escena, el productor y director teatral y también psicoanalista Edgardo Kawior resolvió a través de la escritura un enigma que había quedado suspendido en parte de su historia.
Un enigma materno que se resume en una sola frase: “Porque no se dio la oportunidad”. Esa contestación, que su madre le dio alguna vez sin demasiadas vueltas, ahora se transformó en un libro: “La madre jodida”, la primera novela del escritor editada por el sello independiente Ediciones Pontevedra.
Kawior, también colaborador de Gabriel Rolón en espectáculos como “Entrevista abierta” y creador del ciclo de música y teatro “Pretextos”, construyó una historia que podría ser común a cualquier hijo judío o a cualquier ser humano que se identifique con esta premisa: pensar el pasado para poder escribir el presente.
Se trata de un relato simple, cercano, de fácil lectura, mediado por el humor ácido (e inevitable) en los momentos de mayor tensión emocional, frecuentes en las autoficciones.
“Laburé muchos años con Gabriel Rolón y una de las cosas que aprendí es que uno puede transmitir y escribir en distintos niveles. Y la escritura no fue propuesta de una manera particular como una búsqueda. Entiendo que quien se analiza o es analista puede leer el texto con otra profundidad. Es una lectura accesible, y te permite encontrar resonancias en el lector, sin tratar de entender lo que te dice el libro”, explica.
“Todos tenemos preguntas a nuestros padres e hijos que nos cuestionan. Está pensado desde ese lugar”, resume Edgardo Kawior, quien a raíz de un taller de escritura con Daniel Guebel comenzó a escribir el texto que finalmente se transformó en una novela.
Así el libro, disponible en algunas librerías de Mendoza y en formato digital con descarga gratuita a través del Instagram del autor (@edgardo_kawior), plantea una historia que entrelaza la cultura judía, los vínculos entre un hijo y su madre, pero también permite una lectura profunda propia de la visión psicoanalítica.
-¿Es inevitable el humor como salida y reírse en las situaciones más dramáticas?
-Hay algo que es verdad de la novela y es que acompañé a mi mamá en el hospital, mientras atravesaba un cáncer muy severo. Y esa noche tenía mucha lucidez en la conversación, y en el medio le hago esa pregunta. Y ella me lo dijo de una forma que lo terminé escribiendo como una escena de una película de Woody Allen. Y hay algo de ese humor de mi madre y de mi abuela. Un poco es el gen judío del humor. El humor es un gran aliado en esos momentos que sentimos que son muy insoportables como para tomarlos en serio. Por eso un chiste ayuda a aflojarnos y ver las cosas de otra manera.
-¿Pensaste que la historia dejara un mensaje particular al lector?
-A mí lo que me da la sensación es algo que se transmite en el libro: a veces uno escribe para transformar el sufrimiento en otra cosa, o para entender. Pero a su vez, cuando uno lee la historia de otro puede reconocer algunos colores de su propia historia. “La madre jodida” es una historia de judaísmo, pero también de diferencias, de lo que los padres sueñan para los hijos y los hijos pueden decidir. También es una historia de amor, que no siempre es tradicional, donde todos terminan celebrando un encuentro de un hombre y una mujer. Porque lo que nos incomoda son las diferencias y lo que no podemos entender, porque vivimos en una época donde se habla de lo no binario, el género, o las diferencias son políticas, o no asimilamos que el otro piense diferente.
-Eso ya es un mensaje muy importante...
-Quizás el mensaje del libro es que con todo eso en contra se puede reconstruir una historia, incluso cuando tu interlocutor ya no está. Porque el enigma materno se transforma en otra cosa. Supongo que hay escritores con mucho oficio que piensan en una respuesta o resultado. Pero yo estoy conforme con las devoluciones. Así de alguna manera abrís el juego para que la historia resuene en el otro, y pueda resolver su propia historia.
-La forma y el lenguaje que empleás en la historia también es un gancho atractivo para el entendimiento del lector.
-Me parece muy pretencioso cuando alguien escribe con palabras que el lector no tiene a mano. La belleza del lenguaje no tiene que ver con ese artilugio, sino que ellos puedan percibirlo e interpretarlo. Me pasó con algunas palabras del hebreo que son conocidas, pero otras no, aunque se entiende de lo que se trata. Uno se puede encontrar en la historia del otro cuando lee como si se lo estuvieran contando. Un libro es una manera de acompañarnos en tiempos donde viene todo de la pantalla, y entiendo que la escritura genera sensaciones que a veces lo oral no resuelve.
En dónde se puede comprar
“La madre jodida”, de Edgardo Kawior, está disponible en formato ebook y en las librerías Antú, Librería Técnica, Mi Librería, García Santos y Centro Internacional del Libro de la Ciudad de Mendoza.