Un desfile histórico de 22 momias de faraones del Antiguo Egipto, entre los cuales se cuenta a Ramsés II, condujo solemnemente ayer a esos legendarios reyes y reinas hasta su nueva morada, el Museo Nacional de la Civilización Egipcia (NMEC).
Bajo una alta vigilancia policial, el “Desfile Dorado” de los faraones, a bordo de vehículos que imitaban los carros funerarios de la época, cruzó en unos 30 minutos los siete kilómetros que separan la plaza Tahrir, donde se encuentra el museo histórico, y el nuevo hogar real.
Tanto la plaza Tahrir, recientemente decorada con un obelisco antiguo y cuatro esfinges con cabeza de cabra, como sus alrededores fueron cerradas “a vehículos y peatones”, según el ministerio del Interior. A su llegada, los reyes y reinas fueron recibidos con 21 cañonazos.
Los egipcios tuvieron que seguir a través de la televisión estatal el desfile de los 18 reyes y cuatro reinas, que contó con una ceremonia de apertura cuidadosamente coreografiada. “Este grandioso espectáculo es una prueba más de la grandeza [...] de una civilización única que llega hasta las profundidades de la historia”, declaró en Twitter el presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi.
En orden cronológico, el faraón Seqenenre Taa (siglo XVI AC) abrió el cortejo, cerrado por Ramsés IX (siglo XII a.C). Varios artistas egipcios participaron en el evento con números musicales.
El NMEC, que ocupa un gran edificio al sur de El Cairo, inaugurado parcialmente en 2017, abrirá sus puertas hoy. Pero las momias no serán expuestas al público hasta el 18 de abril.
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, que presenció el desfile afirmó que este gran acto es “la culminación de un largo trabajo para conservarlas y exponerlas mejor. Ante nuestros ojos desfila la historia de la civilización egipcia”.
Descubiertas cerca de Luxor (sur) a partir de 1881, la mayoría de las 22 momias no habían salido de la plaza Tahrir desde principios del siglo XX. Desde la década de 1950, estaban expuestas en una pequeña sala, sin explicaciones museográficas claras. Las momias fueron trasladadas, cada una, dentro de un tanque especial, con el nombre del soberano, y provisto de mecanismos de absorción de los choques, en una envoltura que contiene nitrógeno para conservarlas.
En el NMEC, serán expuestas en cajones más modernos “para un mejor control de la temperatura y la humedad que en el viejo museo”, explicó Salima Ikram, profesora de Egiptología en la Universidad Americana de El Cairo.
Serán presentadas individualmente junto a sus sarcófagos, en un decorado que recuerda a las tumbas subterráneas de los reyes, con una biografía y objetos relacionados con los soberanos.
Después de años de inestabilidad política vinculados a la revuelta popular de 2011, que asestó un duro golpe al turismo, Egipto busca que los visitantes regresen, en particular promoviendo la cultura.
Además del NMEC, Egipto debe inaugurar en pocos meses el Gran Museo Egipcio (GEM) cerca de las Pirámides de Guizeh, que albergará colecciones faraónicas.
El gran desfile causó sensación en las redes sociales. Bajo el hashtag en árabe #maldición_de_faraones, muchos internautas asociaron las recientes catástrofes ocurridas en Egipto a una “maldición” que habría sido causada por el desplazamiento de las momias.
En una semana, Egipto experimentó el bloqueo del canal de Suez, un accidente de tren en Sohag (sur) y el derrumbe de un edificio en El Cairo. La “maldición del faraón” ya había sido evocada en los años 1920 después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, seguida de las muertes consideradas misteriosas de miembros del equipo de arqueólogos.