El Duque Blanco, uno de los tantos apelativos de David Bowie, estaría cumpliendo hoy 75 años. Como homenaje, Warner Chappell Music (WCM) lanza un nuevo disco póstumo, tras acceder al catálogo completo, vendido al sello por los herederos del músico.
David Bowie fue y sigue siendo imprescindible en la historia del rock y una de las figuras más influyentes del siglo XX. Su extensa trayectoria ha transcurrido por múltiples formas sonoras, desde el glam rock a la electrónica experimental, incursionado también en el punk, soul, hard rock, dance y pop, pero sobre todo, siendo un artista en toda la extensión del concepto. Bowie también se metió en la actuación, dirección, producción musical, teatro y pintura. Es muy difícil hacer una sinopsis de su vida ya que cada año, desde su inicios a principios de los ‘60, estuvo vinculada al arte en alguna de sus formas.
David Robert Jones nació el 8 de enero de 1947 en Brixton, Inglaterra, hijo de un matrimonio de clase media: su padre, un hombre dedicado a las relaciones públicas y su madre, una mesera. La primera atracción de David fue el jazz, estudiando saxofón desde muy joven. Con este instrumento dio inicio a su carrera musical al formar parte de diversas bandas en la primera mitad de los años 60, entre ellas The Konrads, The Hooker Brothers, The King Bees, The Manish Boys o The Lower Third.
Como todo es perfecto, quiso la causalidad que por aquellos tiempos el artista plástico George Underwood incursionara también en la música, coincidiendo con Bowie tanto en el gusto sonoro como en el de las mujeres. En 1962, tras una pelea por una chica, Underwood provocó en Bowie la paralización de la pupila del ojo izquierdo, lo que luego sería un ícono dentro del ícono que es hoy Bowie. Pese a todo, ambos siguieron siendo amigos e incluso el artista plástico fue responsable de varias portadas de algunos de los LPs más conocidos del músico, como “Hunky Dory” o “Ziggy Stardust”.
En 1965 David Jones decidió cambiar su nombre, adoptando el apellido Bowie, hecho que quedó registrado oficialmente el 16 de septiembre de ese año.
Sus inicios en solitario lo llevaron a grabar varios sencillos durante 1966. Debutó con “Can’t Help Thinking About Me” y posteriormente publicó “Do Anything You Say”, “I Dig Everything” y “Rubber Band”. En estos inicios Bowie se movía en sonidos mod-pop, folk, R&B, con influencias de Bob Dylan, Anthony Newley, The Kinks y hasta de The Beatles.
Finalmente, en 1967 grabó el sencillo “The Laughing Gnome”, que se posicionó número 6 en ventas en Inglaterra, tras lo cual, lanzó su primer LP “David Bowie”, un disco pop psicodélico y barroco producido por Mike Vernon.
El disco no logró los resultados comerciales esperados, por lo que Bowie rompió con la discográfica y se dedicó a otros temas, más trascendentes: se inició, de la mano de Lindsay Kemp, en las religiones orientales, muy difundidas entre los jóvenes de los años ‘60 y estuvo una temporada en un monasterio budista, donde conoció varios artistas y comenzó a perfilar lo que finalmente sería su imagen sobre el escenario.
En 1969 creó un grupo teatral vanguardista denominado Beckenham Arts Lab. Aunque fue la composición “Space Oddity” de 1972, canción influenciada por la película de Stanley Kubrick “2001: Una Odisea En El Espacio”, la que le proporcionó su primera grabación de éxito, alcanzando el puesto 5 en las listas británicas.
Previamente, en 1970 Bowie contrajo matrimonio con Angela Barnett, la “Angie” de los Rolling Stones. Ese mismo año lanzó “The Man Who Sold the World”, un LP con canciones como “The Width Of A Circle”, “All The Madmen” o el propio corte homónimo, que fue interpretado años después por un gran número de artistas, entre ellos Kurt Cobain, en un unplugged junto a su banda Nirvana.
Antes de grabar “Hunky Dory” (1971), David cambió de manager. Este álbum se convirtió en uno de los mejores de su carrera con temas emblemáticos como “Changes” y “Life on Mars”.
Bowie pasó a la historia como el artista más identificado con el estilo Glam-Rock, en especial tras el gran éxito de la creación de Ziggy Stardust, una especie de alien bisexual de tipología andrógina que el propio Bowie no diferenciaba con su personalidad real de cara al público y al espectáculo.
El esencial “Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars” (1972), producido por Scott y Bowie, llegó al número 5 en Gran Bretaña gracias a grandes cortes como “Starman” o “Suffragette City”.
Además de sus trabajos propios, Bowie realizó producciones para Lou Reed con “Transformer” y para los Stooges con “Raw Power”. Su polifasia artística también lo llevó a versionar temas de otros grupos como The Who o Pink Floyd a principios de los años 70.
Ya en 1974 publicaba “Diamond Dogs”, un oscuro álbum censurado en su portada, que contenía los sencillos “Rebel Rebel” (número 5 en el Reino Unido), “Diamond Dogs”, “Rock’n’roll With Me” y “1984″, tema central que le dio el estilo a todo el disco, en el que Bowie intentó adaptar conceptualmente la obra homónima de George Orwell.
Después de este LP se produciría una nueva transformación sónica por parte del camaleónico artista británico, ya que sus nuevos trabajos estarían influenciados por sonidos del soul de Philadelphia que el propio Bowie calificaría con el apelativo de “Plastic Soul”. Con este estilo editaría “David Live”, de 1974 y “Young Americans”, en 1975.
En el año 1976 y con la publicación de “Station To Station”, uno de los discos más laureados de su carrera, Bowie adoptaría una nueva personalidad, creando un personaje al que denominó El Duque Blanco.
Ese mismo año, debutó como protagonista cinematográfico en el largometraje de Nicolas Roeg “El hombre que cayó a la tierra”, faceta actoral que se repetiría en 1979 con “Gigoló”, “El Ansia”, de 1983; “Feliz Navidad, Mr. Lawrence” en ese mismo año, y “Laberinto” de 1986, entre muchas otras.
Luego del estreno de su primer protagónico, Bowie se mudó a Berlín, donde se asoció a Brian Eno, con quien experimentó en la música electrónica y ambiental que dieron lugar a la trilogía berlinesa de “Low” (1977), “Heroes” (1977), y “Lodger” (1979), trabajos de gran resonancia comercial en el Reino Unido.
Este fin de década resultaría frenético para Bowie. Además de sus discos con Eno, publicaría otro álbum doble en vivo titulado “Stage” (1978) y produciría y ayudaría en la composición a Iggy Pop en la grabación de dos de sus mejores obras en solitario, “The Idiot” y “Lust for life”, ambas aparecidas en 1977.
Ya entrados los años ‘80 su interés por el mundo del cine provocó su ausencia durante largos períodos del candelero musical, aunque algunos hitos, como la colaboración con Queen en la escritura del clásico “Under Pressure” y la reaparición con “Let’s Dance” consiguieron ponerlo como número uno en el chart británico.
Después de reversionar el clásico del soul “Dancing in the street” junto a Mick Jagger, Bowie publicó un trabajo decepcionante, “Never let me down” (1987), disco que acentuó su declive artístico en la década de los 80, en coincidencia con su divorcio de Angie.
En 1992 contrajo matrimonio con la modelo somalí Imán y retomó su carrera en solitario con el ecléctico “Black Tie White Noise” (1993), un disco que volvió a lo más alto en las listas inglesas.
Después de “The Buddha of Suburbia” (1993), un disco compuesto para una serie documental de la BBC, David Bowie retomó la experimentación electrónica en “Outside” (1995), ambicioso LP conceptual con pasajes rock, industrial, jazz o ambient, que volvía a asociarse con Brian Eno.
En 1996 ingresó en el Rock And Roll Hall Of Fame.
“Earthling”, de 1997, incidió en su faceta techno-rock mientras que en “Hours” (1999) se alejaba de los ensayos electrónicos para retornar a sus raíces con tempos más templados y reflexivos. En 2002 lanzó “Heathen” mezclando raíces setenteras con estilos actuales, y en 2003, el gran camaleón del rock publicó “Reality”. Sus últimos álbumes en estudio fueron “The Next Day” (2013) y “Blackstar” vigésimo quinto y último disco de estudio, lanzado un día como hoy de 2016, dos días antes de su muerte.
Sin embargo, lejos de quedar en el olvido, sus apariciones en escenarios en los años ‘70, sus producciones musicales y otras realizaciones siguieron haciendo de Bowie una figura presente en la actualidad.
Hace menos de una semana, la noticia de que el sello Warner Chappell Music se había quedado con los derechos del músico, dio la vuelta al mundo. Entre las canciones compradas se encuentran éxitos como “Héroes”, “Changes”, “Let’s Dance”, “Ziggy Stardust”, “Starman”, “Rebel Rebel”, “Fame”, o su colaboración con Queen de 1981, “Under Pressure”, por citar las más populares.
“Estas no son sólo canciones extraordinarias, sino hitos que han cambiado el rumbo de la música moderna para siempre”, dijo en un comunicado el consejero delegado de WCM, Guy Moot, que describió el catálogo como “rompedor, influyente e imperecedero”.
Esta discográfica, hoy lanza “Toy”, el álbum póstumo que incluye nuevas grabaciones llevadas a cabo en Nueva York en el año 2000 de sus canciones publicadas entre 1964 y 1971, junto con un par de canciones nuevas.