Con “Congreso de bibliotecarias” vuelve el humor al Teatro Tajamar

El elenco que enamoró al público con “El sagrado testamento” vuelve al ruedo con esta historia, inspirada en los culebrones de telenovela. Sigue en cartel todos los sábados del mes.

Con “Congreso de bibliotecarias” vuelve el humor al Teatro Tajamar
La obra estará en cartel todos los sábados. Foto: María José Navarro Sardá.

Desde hoy, el Teatro Tajamar vuelve a ser el santuario para reír de todos los mendocinos y mendocinas. Con el estreno de “Congreso de Bibliotecarias (Un culebrón de novela)”, la nueva obra producida por Nicolás Hemsy, se reactiva el teatro comercial de la Alameda, puesto que permanecerá en cartelera todos los sábados del mes (y quizás más).

La historia es nueva, pero las caras no: Aníbal Villa adaptó esta obra para el elenco que ya conocemos por éxitos como “SorPresas” y “El sagrado testamento”. Ellos son Rodrigo Navarro Sardá, Darío Martínez, David Laguna, David Páez, Cristian Coria y el propio Villa, como director y actor.

En esta oportunidad se inspiraron en una obra original de la rosarina Patricia Suárez, a la que ellos -en el proceso de hacerla propia- la llevaron a la estética del culebrón de novela, en una vuelta de tuerca que promete ser desopilante.

Ambientada en la década de los 80′, en un pueblo llamado Villa Dolores, cuatro bibliotecarias organizan un congreso todos los años. Pero en la nueva edición algo inédito sucede: la llegada de un hombre desconocido, Norberto, trae al presente ciertos hechos de un pasado oscuro y oculto de estas mujeres, que parecen enemistadas con todo lo que tenga que ver con lo masculino.

Es una obra completísima”, define Villa, “desde la comedia musical, desde el culebrón y desde que te cagás de risa desde que empieza hasta que termina”, anticipa. Y promete: “Garantizamos la risa”.

El tema del humor pasa no solamente por las actuaciones culebronescas, sino porque situaciones que podrían ser del orden de lo cotidiano las bibliotecarias lo viven de una manera dramática y cargada. La novela tiene que hasta el mínimo sentimiento, hasta una mínima acción que quizás no tenga mucho significado, se carga de dramatismo, lo que hace que las actuaciones sean grandilocuente”, explica.

La telenovela es un género que se ha ido perdiendo poco a poco y con el cual muchos y muchas crecimos. Toda la familia se reunía frente al televisor para seguir cada capítulo de estas atrapantes, románticas, a veces bizarras, a veces grotescas y a veces absurdas novelas pero que relataban situaciones cotidianas de una manera franca y sencilla, que te permitía dejar de pensar y trasladarte mágicamente al interior de esas historias que tenían mucho de de realidad y mucho de utopía. Esto mismo ocurre en nuestra obra”, reflexiona.

La obra busca homenajear al culebrón televisivo. Foto: María José Navarro Sardá.
La obra busca homenajear al culebrón televisivo. Foto: María José Navarro Sardá.

Por ejemplo, en esta adaptación juegan con la idea de los secretos, las famosas “verdades ocultas” que hacían en las novelas girar el argumento y cambiar la vida de sus personajes. En este caso, con referencia a títulos icónicos como “Rolando Rivas taxista”, “Celeste siempre Celeste” o “La extraña dama”, y con canciones que han quedado en el inconsciente colectivo como el bolero “Cómo fue” o “Mentía”, de Pimpinela, aparte de la música original que fue compuesta por Santiago Marino y los hermanos Mauro y Gabriel Marquet. A estas melodías, la bailarina Daniela Colomer le sumó coreografías.

Pero también trabaja sobre la idea de los personajes característicos. Una exacerbación de las personalidades, que es un recurso muy efectivo para detonar la risa (tal cual nos lo enseñaron sus entrañables “monjitas”) y que acá nos presentará, por ejemplo, a una bibliotecaria hipocondríaca y a una bibliotecaria militante, entre otras.

Estos personajes en las telenovelas de los ‘80 los veías exageradísimos y pensábamos que estaban muy lejos, pero después en las reuniones familiares veía en mis tíos o en mis tías a cada uno de los personajes que veía en la novela. Lo que los diferenciaba era lo exagerados que estaban, pero que existen, existen. Como digo siempre: si te ponés a observar finamente, la realidad siempre supera la ficción”, asegura Villa.

Ahora bien, el contexto impuso sus tiempos. “En lo protocolar, la obra también correspondió a un proceso: al principio trabajábamos con todos los protocolos existentes según las exigencias del momento, y teníamos que cuidarnos entre nosotros. Era raro porque no veías la cara y las situaciones se producían a distancia, cuando exigían cercanía. Todo fue mutando de a poco”.

¿Y los ensayos? “La pandemia a nosotros nos permitió hacer un mejor proceso de la obra”, resume. “Toda estas idas y vueltas, estudiar y repasar la obra, cómo se quería hacer y desde qué estética, donde apareció el culebrón. Todo esto nos lo permitió hacer un proceso que no tuvo apuro. La diferencia entre un proceso como antes, cuando te ponías una fecha a la que tenías que llegar estuviera la obra como estuviera, a como ahora : en el medio tuvimos que sortear cosas como que a algún integrante tuviera covid y se tuvieran que suspender los ensayos. La pandemia nos permitió hacer un proceso mucho más extenso y profundo para llegar a este resultado”, reflexiona.

Lo que sí nos permitió trabajar la obra desde otro lugar es que está ambientada en la década del ‘80, entonces no nos podíamos meter con la realidad que hoy nos rodea”, amplía. “En otras obras que estoy haciendo, que están más ambientadas en la actualidad, incluso metimos cosas de la pandemia. Acá no había manera. Estos personajes de a poco fueron evolucionando en los ensayos y lo fuimos trascendiendo porque verdaderamente la obra precisa que no mostremos esta realidad que estamos viviendo, sino la realidad de los ‘80″.

Si bien cambió la forma de trabajo, el objetivo siempre fue el mismo, asegura Villa. “Lograr un producto de calidad, donde el canto, la danza y la actuación se fueran fusionando gracias a la experiencia que tienen cada uno de los protagonistas. La experiencia que ya tenemos y la comunicación que ya existe en el grupo hizo que todos los elementos de la comedia musical se fueran ensamblando solos”, reconoce.

La experiencia, de hecho, es uno de los fuertes de este elenco, que se conoce perfectamente sobre las tablas gracias a la historia compartida.

El director reconoce que están súper conformados como elenco, aunque todavía no se hayan bautizado. “Acá hay como una especie de acuerdo tácito de que ya funcionamos como un elenco, pero como un elenco abierto. Porque si bien está bueno, como antes, pertenecer a un grupo con nombre, a veces también eso te generaba cierta sensación de exclusividad, como que podías hacer eso y nada más. Si hay algo que creo dentro del arte es en la libertad, y nos encanta que nuestros mismos integrantes no solo estén en esta propuesta, sino en cualquiera a la que los llamen. Todos son unos grosos, bestias de la escena: para mí es un honor trabajar con ellos y con ellas también, porque no quiero dejar de nombrar que en la producción, porque Nicolás no estaba acá presente, a Paula Romero y Sofía Persia. Han hecho un trabajo espectacular en la asistencia de producción”.

La ficha

Congreso de bibliotecarias

Autor: Aníbal Villa (Adaptación, inspirada en la obra original de Patricia Suárez)

Actúan: Rodrigo Navarro Sardá, Darío Martínez, David Laguna, David Páez, Cristian Coria, Aníbal Villa

Asistente de Dirección: Rodrigo Navarro Sardá

Dirección General: Aníbal Villa

Fecha y hora: Hoy, a las 21.30. Continúa todos los sábados del mes.

Lugar: Teatro Tajamar (San Martín 1921, Ciudad)

Entradas: $500 en entradaweb.com.ar

La función se realiza según normativa sanitaria vigente. Para mantener el distanciamiento social durante el ingreso, se recomienda llegar al menos media hora antes del comienzo.

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