La frase “Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia” con la que inician varias producciones, podría modificarse a “Cualquier parecido con la ficción es pura coincidencia”. Es que la actriz Melissa Gilbert decidió por la pandemia del coronavirus irse a vivir a una granja, un entorno que le resulta un tanto familiar, sobre todo por los años en los que fue “Laura Ingalls”, una de las hijas de la familia que se convirtió en un clásico de la televisión mundial.
La intérprete decidió alejarse del ruido y las luces de Nueva York, donde vivía con su esposo, el actor y director Timothy Busfield, para pasar sus días en una granja a 160 kilómetros de la metrópolis, en una zona conocida como Catskills.
Según la información publicada en los medios estadounidenses, “iban a realizar mejoras en algún momento en el futuro, pero el Covid-19 los llevó a hacer ese trabajo antes de lo pensado”.
En tanto, Gilbert contó en su cuenta de Instagram que “modificó su vida” y que todo lo que aprendió en la serie y las enseñanzas que le dejó la producción, en la que estuvo casi una década, fueron de gran utilidad en esta nueva etapa.
“Tuvimos que (montar) el jardín y la huerta, construir un sistema de riego, construir la seguridad para el jardín y el gallinero, a la que le hicimos una cerca eléctrica para mantener a los osos alejados”, narró la actriz de 56 años, conforme publicó el medio estadounidense Usa Today.
Regularmente, quien fue la segunda hija de Charles y Caroline Ingalls (Michael Landon y Karen Grassle), comparte en las redes sociales sus logros como granjera, y aunque el esfuerzo que demanda este estilo de vida reconoció que “nunca me divertí más en mi vida. Nos levantamos temprano y estamos absolutamente sucios ya a las 10. La vida de campo me pone alegre todo el tiempo”.
La vida de la actriz es mucho más tranquila y sin dudas no tiene intenciones de regresar a la vorágine de la ciudad. “No tengo ningún deseo de volver a la ciudad, excepto para ver a mi dentista cada seis meses”, dijo.