Representar en la ficción a Hugo López, un personaje que siempre se movió tras bambalinas, de quien quedan pocos registros fotográficos y menos aún grabados, que murió hace tres décadas y que movió los hilos profesionales de reconocidos artistas internacionales, es un trabajo minucioso, casi de artesano. César Bordón encaró ese proyecto, en 2017 con tanta dedicación como entusiasmo, sabiendo que tenía por delante una gran historia que contar a través de su personaje.
Hoy, una semana después de que el Hugo López de la ficción muriera en la segunda temporada de Luis Miguel, la serie, el actor habló con Los Andes acerca de cómo fue construyendo en la ficción al hombre que tuvo en sus manos la fama y la trayectoria del astro mexicano; los guiños al público argentino, su relación con Diego Boneta y la proyección profesional luego del éxito obtenido en Latinoamérica a través de Netflix.
ordón nació en Buenos Aires, tiene 59 años y debutó como actor en 1983, con la obra teatral “Proceso interior” de Rodolfo Ledo, bajo la dirección de Ernesto Torcchia, que tuvo reposición en cartelera en el ’85 y ’87.
Para esa época ya había debutado también en televisión, en la novela “El infiel”, cuyos protagonistas eran nada menos que Arnaldo André, María Valenzuela y Luisa Kuliok. El elenco se completaba con Guillermo Francella, Enrique Liporace y Mónica Vehil, entre otros grandes actores. Luego de esto, la carrera de Bordón nunca se detuvo. Trabajó en novelas de amor y programas de humor, pasando por tiras adolescentes y comedias románticas: De la cabeza, Videomatch, Brigada Cola, Poliladron, Montaña Rusa, Carola Cassini, Campeones, Muñeca Brava, Los Roldán, Vientos de agua y Guapas, solo por mencionar algunos.
También se destacó en teatro, en obras como “Arlequino”, bajo la dirección de Claudio Gallardou; “La farolera”, de María Elena Walsh con dirección de Virginia Lago, y “No me dejes así”, creación colectiva con dirección de Enrique Federman, con la que ganó el Premio Mejor Dramaturgia, en 2005.
El cine lo convocó años más tarde, recién en 1995 debutó con “El Censor” y se destacó por sus trabajos en “La mujer sin cabeza”, dirigida por Lucrecia Martel, “Relatos Salvajes”, de Damián Szifrón y “La noche de 12 años”, de Álvaro Brechner y basada en el libro Memorias del calabozo de Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro.
En pocas palabras -y utilizando un paralelismo futbolístico muy de su estilo- un jugador de toda la cancha.
Sin embargo, muchas veces la producciones internacionales de la magnitud de “Luis Miguel, la serie”, tienen procesos de selección bajo sus propias reglas, por lo que un actor de la talla de César Bordón igualmente debe validar sus credenciales bajo la modalidad del casting. Consultado acerca de si tuvo que pasar por esa instancia o directamente fue convocado, contó que pasó por ambas: “tuve que hacer una preselección donde estaba dentro de un grupo de tres actores de mi perfil, para poder hacer el personaje de cincuentón. Hice un self-casting y quedé rápidamente elegido. Viajé hace años ya a la Ciudad de México a comenzar con esta aventura que todavía sigue en pie”, explicó visiblemente feliz con el éxito de la serie y con el cariño que despertó su personaje.
Otro de los actores que participó de la selección fue Jean Pierre Noher, pero claramente la elección recayó sobre la persona de Bordón. La producción buscaba un actor argentino, ya que Hugo López lo era, y mucha de la “argentinidad” que muestra el personaje fue construida por César Bordón, como la primera escena en la que aparece la actriz Luz Cipriota, que interpreta a Lucía Miranda, viuda de Hugo López. Allí se ve al matrimonio comiendo en su casa, una imagen normal de la vida cotidiana, con un ingrediente particular: el menú era milanesas con ensalada. “En la primera temporada hay un guiño muy interesante, que estaba tomando mate, y generó mucha algarabía, aunque me parece que el Hugo real no tomaba mate”, relata el actor, recordando el rodaje a fines de 2017 y principios de 2018.
En relación a la construcción del personaje explica que, al contrario del trabajo que realiza Diego Boneta al interpretar a Luis Miguel, con toda la presión que implica hacer del cantante sin llegar a imitarlo, y que a la vez la actuación sea aceptada por el público, el suyo tenía muchas más libertades. “Yo lo creé con muchas más libertades y con la información que tenía. No pude hablar con nadie de aquel entonces porque recordemos que Hugo López murió hace casi 30 años”, aclaró. En este sentido, favoreció el hecho de que el manager haya sido una persona que prefería mantener un perfil bajo en el ámbito mediático, pese a que fue un gran empresario del espectáculo. “No es un personaje tan conocido, tan fashion. Estaba muy detrás de cámara. Sí fui conociendo (a personas de su entorno como) su viuda, hablé con Juan Alberto Mateyko que lo conocía mucho, (Marcelo) Tinelli, Valeria Lynch… Después de la primera temporada me conecté con ellos”, cuenta Bordón.
Principalmente se dedicó a darle forma en base al trabajo de investigación realizado por la producción, ateniéndose a los requerimientos de la ficción: “ver que necesitaba la serie, cómo estaba escrita, preguntarle a los que habían hecho la investigación cómo lo veían a Hugo López, que pensaban de él”.
Fue allí donde comenzó a descubrir que no solo era el representante artístico de Luismi: “Recibí información no fotográfica, pero me enteré que era dueño del cine teatro Premier, que fue gerente de Televisa en México, que representó a Roberto Carlos, a Michael Jackson, que tenía un futsal. Era un empresario de un desenvolvimiento fabuloso en los años que vivió”, mientras que el plano personal, Bordón destacó que “me daba la pauta de que era un hombre con mucha personalidad muy directo y honesto”.
En la historia real, es sabido que el vínculo entre el representante y el mexicano trascendió la frontera profesional, cuando el joven decidió abandonar a su padre Luis Rey y quedar bajo la tutela artística del argentino, que con el tiempo se convirtió en un amigo; y que por momentos lo aconsejaba y acompañaba como un padre. Para reflejar esa faceta de la relación entre Hugo López y Luis Miguel, “nosotros con Diego (Boneta) le pusimos la emocionalidad, la humanidad que le digo yo, al personaje. Pero si te fijas en la serie te vas a dar cuenta que está puertas adentro, que era entre él y yo, el resto era el negocio”, cuenta y agrega algo que, en su relación con Boneta se parece mucho a la verdadera historia entre el manager y el cantante: “Nosotros teníamos como un vínculo que fue muy bonito por cierto”.
El capítulo del último domingo termina con la muerte de Hugo López -que en realidad ocurrió mientras el astro mexicano hacía una gira por Latinoamérica-, en el que se da un encuentro entre ambos, que sí existió en la realidad. Lucía Miranda, viuda del mánager, contó en varias entrevistas que esa charla se produjo cuando López se encontraba internado. Allí, intentaba entusiasmar a Luis Miguel con los próximos conciertos, mientras el joven cantante lo miraba sin responder, con lágrimas que le corrían por la cara, porque se acababa de enterar de la enfermedad. “Es una escena muy trágica, entonces él (Boneta) se ponía de ese lugar de mirarnos y de conectarnos muy desde lo emocional, lo paternal y lo afectivo. Como que el tiempo no existía en esas escenas”, relata.
Desde este lado del mundo, uno imagina que la presión de trabajar en proyectos de esta envergadura van a la par de la responsabilidad profesional conjunta para alcanzar el éxito. Claro, eso desde la mirada argentina, donde todo cuesta tanto. Pero en México, y trabajando para Netflix “Yo te diría que tiene una enorme parte de disfrute, sin olvidar la responsabilidad, la pasamos fantástico. Me gusta trabajar en lugares donde uno está confortable y tenés que hacer lo que te gusta en el momento que te toca hacerlo. El resto es pasarla bien: te llevan, te traen, tenés todo lo que necesitas. Yo lo comparo futbolísticamente con patear penales, el único problema es que cuando patees el penal vaya dentro del arco”, subraya.
Cuando estaban por iniciar la filmación de la segunda temporada, comenzó la pandemia. Mientras tanto, durante todo ese tiempo Bordón estuvo radicado en México, “de hecho mi idea era quedarme allá. Me vine unos meses en el momento de la pandemia por una cuestión de incertidumbre y duda. Tengo padres grandes y familiares, y no sabía qué hacer con esta circunstancia que además era tan desconocida, así que me vine a Argentina unos meses, pero retomé el mismo año la filmación”, destaca.
En cuanto a la repercusión de la serie y el papel de Bordón en particular -sobre todo ahora, luego de la emotiva despedida del personaje, tras su muerte- el actor reconoce el agradecimiento del público: “cada vez que abro Instagram tengo 4.800 mensajes por día, ha habido una explosión, sobre todo después del último capítulo”. En este sentido manifestó que “lo halagan” las expresiones del público en cuanto al sentimiento dual por la muerte del personaje pero a la vez, el mensaje que éste deja al salir de la tira, inspirada en una frase de Borges, que Hugo López repite varias veces en los momentos más difíciles del astro mexicano: “Nunca nadie se arrepiente de ser valiente”.
Es lógico pensar que el éxito de la serie es una puerta abierta a nuevas propuestas laborales para Bordón, tanto en la misma plataforma como en otros proyectos cinematográficos. “Hace muchos años que me muevo en el mundo por mis vinculaciones con lo cinematográfico, y ahora se instala un poco más mi nombre en todo el mundo, en Latinoamérica, e incluso en Argentina parece que ahora el nombre pasa a estar subrayado por alguna razón determinada. No lo sé con certeza, hay propuestas y tengo agentes regionales que estarán viendo qué es lo que me conviene. Pero en principio estoy centrado en disfrutar lo que me toca hoy”, admitió.