“Creo que la escritura, el travestismo y la prostitución son cosas que van hiladas”

Camila Sosa Villada, candidata al premio mejor novela por su última obra “Las Malas”, habla acerca de la realidad de las mujeres trans y travestis que deben prostituirse para vivir, del amor, el miedo, el compañerismo y los sueños del colectivo.

“Creo que la escritura, el travestismo y la prostitución son cosas que van hiladas”
La actriz y cantante es también autora de la novela "Las malas", de Tusquets que compite por un importante premio.

“Las Malas” es una de las cinco novelas finalistas a la primera edición del Premio Fundación Medifé Filba, para las obras escritas durante 2019, que entregará 300 mil pesos al ganador y cuyo jurado está compuesto por Eugenia Almeida, Luis Chitarroni y Beatriz Sarlo.

Su escritora, Camila Sosa Villada, retrata la vida de un grupo de chicas trans que ejercían la prostitución en Parque Sarmiento, Córdoba, en los primeros años de este milenio.

En la novela, Camila Sosa Villada -que también es actriz y cantante- cuenta cómo llegó al mundo de la prostitución, mientras estudiaba Comunicación Social en la Universidad Nacional de esa provincia, carrera que eligió en parte para demostrarle a su padre que no iba a “terminar muerta en una zanja”, como auguró su progenitor, cuando decidió irse de su La Falda natal para enfrentar al mundo como una mujer travesti.

“Las Malas”, compite por el galardón con otras obras que reflejan temas actuales como la violencia de género, del Estado, incursiona en la distopía y el horror, y reflexiona sobre la memoria y el paso del tiempo. El último Falcón sobre la tierra, de Juan Ignacio Pisano (Baltasara Editora); ¡Felicidades!, de Juan José Becerra (Seix Barral); La masacre de Kruguer, de Luciano Lamberti (Literatura Random House); y Quemar el cielo, de Mariana Dimópulos (Adriana Hidalgo editora) son sus competidoras.

El 12 de noviembre es el día fijado para anunciar al ganador que también obtendrá una estatuilla diseñada especialmente.

Camila Sosa Villada nació en 1982, estudió cuatro años de Comunicación Social y otros cuatro de la licenciatura de Teatro. En 2009 estrenó su primer espectáculo, Carnes tolendas, retrato escénico de un travesti. En 2011 da vida al personaje de Ale en la película Mía. En 2012 actuó en la miniserie La viuda de Rafael. En 2014 protagoniza El bello indiferente, de Jean Cocteau. En 2015, Despierta, corazón dormido/Frida. En 2016, Putx madre y en 2017 El cabaret de la Difunta Correa y la miniserie La chica que limpia. Además, es autora del libro de poesía La novia de Sandro (2015) y de un ensayo autobiográfico titulado El viaje inútil (2018). Fue prostituta, mucama por horas y vendedora ambulante.

En diálogo con Los Andes, Camila reflexiona acerca de la vida, los desamores y la mirada de la sociedad sobre la realidad de las mujeres travestis que hasta hace pocos años, (antes de la Ley de género) se veían obligadas a someterse a la prostitución para sobrevivir.

-Estudiaste comunicación y teatro. ¿Terminaste alguna de las dos?

- No, abandoné las dos en 4to año. En 2018 empecé a estudiar psicología pero no me gustó, sentí que estaba grande para estudiar. Así que hago ejercicio ilegal de la escritura, de la actuación, de la música, de la comunicación, (risas).

-Dijiste que tu primer acto oficial de travestismo fue escribir, ¿por qué?

- Eso está en el Viaje inutil. Antes de salir a la calle vestida de mujer escribí una novela en la que la protagonista era yo. Estaba enamorada de un profesor de gimnasia en la secundaria y como no tenía a quién contárselo, escribí esa novelita. Primero me escribí con un nombre de mujer, con gestos de mujer y después salí a la calle vestida como mujer.

-¿Te creaste mentalmente mediante la proyección de este personaje?

- No, yo siempre me probé la ropa de mi mamá a escondidas, sus zapatos, maquillaje. Por eso a veces prefiero quedarme con la frase “mi pirmer acto oficial de travestismo fue escribir” porque además considero que la escritura y el travestismo, al menos en mi vida, estuvieron muy relacionados, y son parte de lo mismo que es una especie de renuncia, la misma renuncia que implica travestirse a todas las estructuras emocionales, familiares, de amistades, sociales, en la escuela, en la universidad, laborales. Es la misma renuncia que se produce cuando uno comienza a comprender el mundo en términos de palabras. Es decir, son lugares donde no puede acceder nadie, no hay acceso a eso, no es posible que se haga con la participación de más personas. Es uno con sus gestos y con su escritura. Creo que la escritura, el travestismo y la prostitución son como cosas que van hiladas. Por supuesto esto merece una reflexión más seria, pero son cosas de la misma índole. Marguerite Duras, en “los ojos azules pelo negro” la protagonista dice algo como “soy actriz y fui prostituta, pero no sé diferenciar cuándo soy una cosa y cuándo soy otra”. Eso me sucede con la escritura, la actuación y la música. Incluso con una práctica como la prostitución, que hace muchos años que no lo hago, pero hay algo en lo que el cuerpo da y lo que se obtiene a través del cuerpo, porque finalmente la escritura también es una práctica del cuerpo y están muy relacionadas.

-Cuando escribiste Las Malas estabas transitando una separación. ¿Estás en pareja ahora?

- También con La novia de Sandro y con el Viaje Inútil estaba con el corazón roto. No sé si en pareja, pero tengo mi cariño.

-¿Cada corazón roto dio lugar a una obra creativa?

- Sí, dio lugar a espacios de mucho silencio, de mucha quietud, como se atraviesan los duelos. Hay algo que se produce en torno a ese silencio que hace que la voz fluya y le de a la escritura orden, paz.

De todas maneras, no tengo un método para escribir. Lleno páginas y eso en algún momento termina en un libro que en general se están escribiendo desde que nací hasta ahora, salen de una experiencia que es ajena al hecho de sentarse a tipear en la computadora. Son cosas que suceden así, por sí solas.

Durante los años más difíciles, Camila escribía en un blog llamado Las novias de Sandro, que luego eliminó ante el éxito de su obra teatral Carnes tolendas, pero que de algún modo fueron la semilla del libro de poemas del mismo nombre

-¿Por qué borraste tu blog?

- Porque me daba mucha vergüenza, tenía fotos pornográficas, textos subidos de tono y otros en los que estaba muy enojada y me daba pudor que mis padres se enteraran o que la gente lo viera como un lugar común.

Yo confesé que había sido prostituta muchos años después de Carnes tolendas, se lo dije primero a mi novio, con el que estaba en pareja cuando escribí La novia de Sandro y después a la gente.

-La forma en que relataste tu experiencia en la charla TedEx hace muy cercana la realidad de las travestis

- Detesto esa charla, me sentí muy presionada y me pareció muy feo todo. Yo creo que no hay nadie que no sepa cuál es nuestra realidad, cómo vivimos. Cuando me dicen que con Las Malas o la charla TedEx conocieron como la pasa el colectivo trans digo “cómo puede ser que se mientan a sí mismos hasta ese punto y no reconozcan que se sabe”, no hay discurso público en que no esté marcado el registro de la vida de las travestis y viene pasando desde hace muchos años. Yo era chica y sabía cómo era la vida de las mujeres trans. Pienso que es un poco una trampa decirse que no saben. Porque saben agredirnos, insultarnos, quedarse con nuestros trabajos, con nuestra educación ¿pero no saben cómo vivimos? De esas cosas yo desconfío mucho.

-Es cierto que nadie desconoce lo que ocurre con el colectivo, pero a veces cada uno está enfocado en sus propios problemas y no está mirando otras realidades

- Pienso que hay una pasión por la ignorancia, como decía Lacan, porque también supongo que debe ser muy triste para las personas saberse capaces de tanto horror, de tanta desatención y egoísmo. Claudia Rodríguez, que es una actriz travesti chilena dice “Qué triste debe ser para ustedes que una miserable como yo les evidencia su capacidad para el horror”, es una de las cosas más acertadas de las que he leído en torno a cómo las personas se desentienden y lavan la responsabilidad. No sé qué se hace con ese saber y esa responsabilidad. Yo proyecto mis redes hacia las chicas trans que conozco de primera mano, contratándolas para que me ayuden en el teatro o dándoles trabajo de alguna forma, ahora que puedo. Digo, ¿qué pueden hacer las personas con ese saber? Eso no puede impedir que las personas tomen conciencia.

-Si bien las políticas públicas son tendientes a la igualdad, ¿notás cambios en el fuero íntimo de las personas?

- No estoy muy atenta a ver cómo van los movimientos humanos, pero creo que nosotras hemos cambiado y nos hemos puesto firmes para que no nos maten, nos peguen ni nos discriminen. Antes salir a la calle era ser un recipiente de insultos, y tenías que llevártelos a tu casa. Ahora cuando una chica trans es insultada, responde. Creo que hemos mejorado, contando nuestra historia y hablando entre nosotras. Hemos hecho conocer nuestras capacidades, conocimientos y eso hace que seamos mejores, que las leyes cambien y que no sea tan fácil hacer lo que se hizo durante siglos.

-¿Cómo te ves de vieja?

- No me proyecto, ahora me cuesta mucho pensar en ilusiones, en metas. Me gustaría ser guapa, tener un buen pasar y seguir escribiendo y actuando.

Cuando hice Carnes tolendas pensamos en 8 funciones (dos meses), pero el teatro se empezó a llenar, la gente quedaba afuera, se amontonaban, falsificaban entradas, así que pensé en quedarme haciendo eso. Con Las Malas sucedió algo parecido, yo ya había publicado Viaje inutil y La novia de sandro, siempre me había manejado con editoriales pequeñas y esta novela ya va por la novena edición. Son cosas que me pasan, las acepto, me gustan y las sigo como he seguido siempre la vida.

-¿Cómo esperás el 12 de noviembre cuando anuncien el ganador?

- Espero estar distraída (risas). El tema de los premios me parece incómodo porque yo estaba nominada con dos amigas que finalmente no quedaron. Además yo estoy en desventaja porque no estudié Letras, no hice talleres, tampoco tenía tiempo para escribir. A Las Malas la hice de a poquito entre todas las cosas en las que trabajaba para poder pagar el alquiler. Entonces, ¿con qué criterio se evalúa cuál es la mejor novela? Creo que las cinco están en iguales condiciones de ganar. Estoy convencida de que voy a perder, si gano, me llevaré una sorpresa.

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