Si hay algo que nos parece lejano son las frias tierras escocesas donde se desarrolla este thirller negro, opera prima de Matt Palmer, que fue estrenada en 2018 en el Festival Internacional de Cine de Edimburgo y se que puede ver en la plataforma Netflix. Sin embargo, a pesar de la distancia geográfica y hasta de la idiosincrasia gélida de sus habitantes, Calibre logra generar un clima aplastante, desasosegado y complejo.
Dos amigos salen un fin de semana de cacería, rumbo a las Tierras Altas escocesas. Uno de ellos, Vaughn (Jack Lowden) está en pareja y esperando un bebé, reciente noticia con la que comienza a desarrollarse la trama. El otro, Marcus (Martin McCann) de entrada se presenta como el díscolo de la dupla.
En aquellas tierras remotas ubicadas al norte de Escocia, llegan a un poblado al que Marcus solía ir de cacería con su padre. Conoce la zona y parece moverse con bastante soltura pese a que los lugareños se muestran cerrados y con cierto recelo hacia los visitantes.
La primera noche transcurre con normalidad, en un festejo con chicas y mucho alcohol dentro del único bar-restaurante del pueblo.
A la mañana siguiente, pese a la resaca, deciden salir de cacería. El bosque espeso, el clima frío y la inexperiencia de Vaughn en esa actividad (a la que considera injusta con los animales) comienzan a anudar el inicio de las situaciones que, como un dominó en picada, serán cada vez más insostenibles.
El film tardó nueve años en realizarse, desde su concepción hasta su estreno, debido a que se trataba de la primera realización de Matt Palmer que demoró todo esos años en guionarla antes de abocarse a la dirección de la película.
Calibre es de una atmósfera sofocante, con un suspense que se desarrolla in crescendo, en donde los diálogos y -sobre todo- los silencios, van dando a cada personaje el tamaño y el peso que finalmente desenlazará la trama.
Además, queda claro el linaje vikingo que corre por las venas de los lugareños, la disciplina y el orden al que se someten por acuerdos mutuos y cómo ese orden puede ser alterado si alguno de los integrantes de ese ghetto consanguíneo, decide saltar los límites impuestos por el líder de la manada.
Así, los personajes principales (Vaughn y Marcus) quedan no solo a merced de sus propias decisiones sino, fundamentalmente, bajo la mirada de todo el pueblo. Tanto Jack Lowden como Martin McCann, el dueto protagonista, consiguen transmitir a la perfección ese shock emocional en el que se ven atrapados.
El film abarca temas tales como la conciencia, el remordimiento, el peso de la culpa, el perdón, la venganza, el terror y el guardar las apariencias.
El desenlace de Calibre es intenso y cerrado como la misma comunidad donde se desarrolla la historia.
Como toda factura proveniente del Reino Unido -ya nos acostumbraron con la insosteniblemente oscura serie Black Mirror- la profundidad psicológica de este thriller es tan densa como retorcida.