En algunos teatros del mundo, antes de entrar a la sala es obligatorio meter los celulares (apagados, por supuesto) en fundas con candado magnético, para evitar que se usen durante la representación. El mecanismo se desactiva a la salida sin ningún percance.
Pero la medida, muy lejana del modesto pedido de que los apaguemos y no tomemos fotografías con flash que solemos escuchar en estas partes del mundo, no impide que algunos espectadores la evadan y ocasionen situaciones como la que vivió el actor Jesse Williams, popular por interpretar al doctor Jackson Avery en “Grey’s Anatomy”, en los últimos días.
Alguien que estaba presente en la función de “Take Me Out”, de Richard Greenberg, que se está representando en Broadway, filmó un desnudo integral del actor para luego viralizarlo en las redes sociales. La obra, que estrenó en 2002 y tiene un lugar destacado en los Premios Tony del próximo 12 de junio (en los que Williams está incluso nominado), trata sobre un jugador de béisbol que sale del clóset pero tiene que enfrentar la homofobia y la violencia en los vestuarios.
En una escena él sale de la ducha y queda totalmente expuesto frente al público. Lo que no pensaban los productores, aunque existía el precedente de una filtración similar hace años con otro actor en la misma obra, es que un celular indiscreto iba a captar el momento para tirarlo a redes impiadosas como Twitter, donde en nombre de la libertad de expresión circulan toda clase de contenidos, sin control ni ética alguna.
“Han hecho un escándalo de ello, pero es un cuerpo. Lo ves y da igual”, confesó Jesse Williams en una entrevista en la NBCUniversal. La desdramatización del asunto tiene un correlato económico, también: la filtración ayudó a que todos los newyorkinos quisieran ver la obra, agotara entradas y extendiera su temporada, al tiempo que las vistas de “Grey’s Anathomy” se dispararon.
Eso sí, la productora ahora piensa ser más severa con los que usen el celular en la sala, instalando... ¡un sistema infrarrojo! Éstos pueden escanear la sala, rotar ágilmente e identificar a cada uno de los asistentes. Algunos productores sugieren que es una medida extrema y que una simple invitación de los acomodadores a dejar de usar el móvil, como cuando piden ponerse los barbijos, habría bastado.
El productor Peter Dean le dijo al The New York Times que aún no saben qué pasaría si los infrarrojos detectan a alguien: ¿parar la función? ¿expulsar a la persona? ¿pedirle que borre el archivo del celular? Y en casos extremos, ¿llamar a la policía? Lo que queda claro es que la intrusión de celulares en este tipo de espectáculos es algo que no está regulado y nos hemos ido acostumbrando a ellos.
De momento, algunos actores y actrices se sienten en total indefensión. Kate Shindle, presidenta del Actors’ Equity Association, dijo que “los actores aceptamos habitualmente abrirnos en el escenario para contar historias difíciles e incómodas. Eso no significa que dichos momentos de vulnerabilidad puedan compartirse en masa”.
Sobre desnudos filtrados, es imposible no recordar otros dos antecedentes: el que se produjo en 2008 con Daniel Radcliffe, quien protagonizaba “Equus” Peter Shaffer.
Y, más cerca en tiempo y espacio, las “nudes” de Luciano Castro en 2019. Por esos días, el ex de Sabrina Rojas estaba por estrenar la obra “Desnudos”, en la que más de un cuerpo se mostraba tal como dios lo trajo al mundo.
Quizás por esa prensa previa, o no, la comedia se volvió uno de los sucesos teatrales de los últimos años. Casualmente, ya sin Castro en el elenco, llegará a Mendoza en apenas unos días. Anoten: el 9 (San Rafael), 10 y 11 de junio (Teatro Plaza, Godoy Cruz).
Y Ricardo Darín también...
El actor argentino estuvo a punto de explotar como su célebre “Bombita” de “Relatos salvajes” el pasado 11 de mayo, poco antes de la viralización del desnudo de Williams, cuando algunos espectadores lo molestaron con sus celulares.
Sucedió en el Teatro del Soho Caixabank de Málaga, donde estaba representando la aclamada “Escenas de la vida conyugal” junto a Andrea Pietra. “¡Basta ya con los móviles!”, gritó después de que sucesivas llamadas telefónicas lo desconcentraran a lo largo de la obra. El público lo aplaudió, aprobando el pedido.
En un momento, se sintió tan incómodo que tuvo que salir del escenario por 30 segundos, retomar aire y volver a comenzar. Y aun así, las llamadas siguieron. Quienes estuvieron presentes aseguran que se contaron hasta siete.
Al final de la función, luego de la ovación merecida, Ricardo Darín le pidió disculpas al público, pero éste no las aceptó, pues él no tenía que disculparse de nada.