En el marco del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, a partir del viernes 25 de marzo y hasta el domingo 27 se desarrollará el “Ciclo Arístides Vargas, obras propias y ajenas”. Un encuentro con la dramaturgia del reconocido artista, que hace varios meses se afincó en su Mendoza natal y trabaja intensamente en la escena mendocina.
Con el fin de promover el teatro de Vargas luego del estreno de “La Puerta de Oro”, la puesta que debutó en agosto pasado, con dirección y dramaturgia del propio artista, y la actuación de Rubén González Mayo y Guillermo Troncoso, nació la inquietud y necesidad de traer al presente sus obras, y en dicho ciclo habrá cinco funciones, además de una charla magistral sobre Dramaturgia y memoria y un taller de dirección de actores dictado por Charo Francés.
“Fotos de Señoritas y Esclusas”, “Tres viejos mares”, “La Puerta de Oro”, “Lázaro” e “Instrucciones para abrazar el aire” conforman la grilla de funciones del ciclo, que tiene como hilo conductor la memoria y la poética de Arístides.
En la apertura del encuentro se desarrollará una Charla sobre Teatro y Memoria, junto con la presentación del libro “Teatro II, Escritos Latinoamericanos”, un compilado sobre la obra de Arístides Vargas y sus particularidades, que lanzó la editorial Eudeba.
“Primero un agradecimiento a todos los colegas que propusieron este ciclo y lo llevan adelante. Yo participo y veré todos los trabajos que se presenten. Estoy muy agradecido y feliz que se realice un ciclo muy particular. Siempre que se produce este tipo de eventos siento que me relaciono más con esta ciudad y a mí provincia. Y muchas de mis obras tienen que ver con esta provincia”, confiesa Arístides Vargas, que desde el año pasado volvió a afincarse en Mendoza y escribió el guión de la última edición de la Fiesta Nacional de la Vendimia.
La memoria, el compromiso con la historia, la nostalgia y la idiosincrasia latinoamericana son parte de la génesis del teatro de Vargas, que fue evolucionando con el tiempo y confluyen en una marca registrada en la dramaturgia del continente.
-Se une todo, la memoria desde lo colectivo y lo histórico, pero también la memoria individual de lo cotidiano ¿Cómo lo fue delineando en cada obra que escribió?
-Por un lado hay muchas memorias. Las memorias están entretejidas, la memoria de Argentina es también la memoria de América Latina. En ese sentido entretejo lo que sucedió en la Argentina, con lo que sucedió en Nicaragua. Son historias que se corresponden pero a la vez son singulares. Creo en mí conciencia y en mi manera de escribir cree unos lazos entre las historias. Debido a eso, mis obras se representan en América Latina por ese entretejido. Creo que la memoria no está relacionada con el pasado, la memoria es el presente, es el hoy, lo que me constituye y lo que nos hace ser lo que somos.
En la Vendimia el mensaje estuvo sutil pero hubo algo de eso, la necesidad de decir: “Esto somos”. Y creo que Mendoza es en la medida que reconozca sus propias posibilidades y su mitología que se va forjando a través del tiempo, con cosas extraordinarias y también terribles.
-Esa visión de la memoria ¿en qué cambió en sus últimas obras?
-Como la memoria no es algo estático, es algo que fue, que es y posiblemente puede volver a ser. Es algo que te va formando, uno lo lleva adentro y se va reconfigurando todo el tiempo. Esa memoria se va transformando y en mis últimas obras hay una memoria lúdica, un acercamiento lúdico. Por ejemplo, en “El corazón de la cebolla” hay un discurso que está enraizado en la memoria, pero no la memoria colectiva, sino el proceso es a la inversa. Una memoria individual que conforma lo colectivo.
-En la concepción de la puesta en escena, ¿también cambió su visión?
-En términos de puesta en escena siempre la pienso como otra dramaturgia. Considero que poner en escena, es escribir con imágenes. La puesta en escena cuestionan el texto, otras confluyen y así como la dramaturgia en el campo de la literatura tiene un estilo, en el campo de la puesta en escena también hay un estilo. Hay una forma de estructurar las imágenes, un lenguaje. Y eso está presente en mí y con el tiempo muchos de los estudios lo denominaban como realismo mágico, y eso se nota mucho en la puesta en escena. Si hay un estilo que se corresponde al realismo mágico es en la puesta en escena.
-¿Qué visión tiene del teatro argentino y la escena mendocina?
-Argentina siempre enriqueció la escena latinoamericana y mundial. Uno llega a Buenos Aires y hay tantos espectáculos como en cualquier capital. En ese sentido, es muy vigoroso el movimiento teatral argentino. Pero Argentina no es solo Buenos Aires, hay teatralidades importantes en todo el país, y Mendoza es una ciudad histórica potente en el campo teatral. Es imposible hablar de un teatro en la Argentina, se debe hablar de teatralidad, que son diferentes y lejos de ser un problema enriquecen el paisaje teatral del país. Y justamente en las diferencias está la riqueza del teatro argentino.
Lamentablemente no se diferencian desde el apoyo estatal, las particularidades del movimiento teatral. Hacen un concurso y todo el mundo es considerado igual, y no debe ser así. Hay una especificidad y es importante verlo en el teatro, para no cometer injusticias. Hay que apoyar al teatro de todas las ciudades, porque el paradigma cambió, ya no se puede considerar que en un solo lugar están las mismas posibilidades. Y el movimiento teatral de Mendoza es importante y rico, que hay que apoyar.
PROGRAMACIÓN
CICLO ARÍSTIDES VARGAS EN ESCENA
Hoy: Apertura. Charla sobre Teatro y Memoria. A las 20, en la sala Vilma Rúpolo. “Fotos de Señoritas y Esclusas”. A las 21.45, en la sala Armando Tejada Gómez.
Sábado 26 de marzo: “Tres Viejos Mares”, a las 20. “La Puerta de Oro”, a las 21.30.
Domingo 27 de marzo: “Lázaro”, a las 20. “Instrucciones para Abrazar el Aire”, a las 21.30.
Lugar: sala Vilma Rúpolo y sala Armando Tejada Gómez, Espacio Cultural Julio Le Parc (Godoy Cruz y Mitre, Guaymallén).
Entrada: $500. En entradaweb.com.ar y boletería antes de la función.