Llegamos a esta vida con las manos vacías, y nos vamos de la misma forma. Aprender a soltar y a desapegarse de las cosas y las personas es fundamental para una vida positiva y plena. Como también el liberarnos de cargas pasadas y de ataduras emocionales, dejar ir resulta esencial para avanzar en todos los aspectos de nuestro ser.
Primera regla para aprender a soltar: el pasado, con sus recuerdos y lecciones, no debe convertirse en una prisión que limite nuestro presente y futuro. El desapego nos permite viajar mas ligeros, con lo justo y necesario, afianzados a la fe del Ser Superior que vela constantemente por nuestro bienestar.
Es como dice el escrito de Facundo Cabral: “Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible. Porque todo te fue dado, no hiciste ni un solo pelo de tu cabeza por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas, te libera de cosas. Te aliviana para que vueles más alto. Para que alcances la plenitud”.
Los apegos, piedras en el camino
Podemos ver los apegos como pequeñas piedras que se cruzan en nuestro camino, que si no son atendidas, barridas y movidas de lugar se van acumulando, y cada vez se vuelve más difícil de quitar; más aun si no se limpia y trabaja en ellas. Existen muchas cosas a las cuales podemos apegarnos en esta vida, desde relaciones, hasta trabajos o vicios.
Uno de los apegos más peligrosos en mi perspectiva es el apego a las cosas materiales o al dinero. Este no solo nos ciega de la belleza del presente, sino que nos aleja de la gratitud por lo que realmente importa y llena la vida. Nos vuelve desconfiados, inestables y frágiles de espíritu. El apego a lo material o al dinero nos aleja de la esencia, de lo divino y espiritual. Nos lleva a vibrar en una frecuencia netamente materialista.
Entendamos que la esencia de la vida es un préstamo, un regalo de lo sagrado, y que nada nos pertenece realmente. Reconociendo nuestra humildad, comprenderemos que exigir es un acto vano ante la grandeza del cosmos. Asimilamos el poder de la gratitud.
Así pues, liberémonos del peso del apego, permitamos que las corrientes de la vida nos guíen hacia nuevos horizontes. Confiemos y empleemos la voluntad del Gran Creador. Y ya verán como al soltar, ganamos el regalo de la ligereza para volar hacia nuestro mejor ser.
¡Soltar para avanzar, abriendo las alas del corazón hacia un futuro pleno de dicha y sabiduría!