“Al final de los sentidos”: la hermosa película de Amazon Prime que anticipó, hace diez años, la pandemia

El film se llama “Al final de los sentidos” y es una bellísima metáfora que apela al amor para narrar los estragos de un sistema que nos hunde, atravesado por la pandemia. Está protagonizada por Ewan McGregor y Eva Green.

“Al final de los sentidos”: la hermosa película de Amazon Prime que anticipó, hace diez años, la pandemia
Ewan McGregor y Eva Green protagonizan esta película que se estrenó en 2011 pero parece escrita en 2021.

En 2011, cuando se estrenó “Al final de los sentidos” del británico David Mackenzie (“Sin nada que perder”, “Legitimo rey”), nadie imaginaba la distopía absoluta que atravesaría la Tierra a partir del primer contagio de Covid-19 que sucedió en Wuhan el 17 de noviembre de 2019.

La pandemia y sus devastadoras consecuencias son asuntos que hace diez años, cuando llegó a las salas esta película, parecía un relato más propio de la ciencia ficción apocalíptica que de cualquier realidad posible.

Y justamente esa índole de apocalipsis irremediable es la que narra “Al final de los sentidos”, un filme profundamente nostálgico, poético y metafórico que tal vez se propuso en su época hablarnos sobre el amor -o las consecuencias de su ausencia- pero que, visto desde este presente, es un impactante relato de actualidad.

"Al final de los sentidos", de David Mackenzie. Una postal de nuestra época.
"Al final de los sentidos", de David Mackenzie. Una postal de nuestra época.

La película, que se puede ver por Amazon Prime, cuenta la historia de un chef (Ewan McGregor) y una inmunóloga (Eva Green). Dos que se conocen y enamoran en un contexto de debacle global a causa de una epidemia que priva a las personas de la capacidad sensorial.

Sí, es una película de amor pero contiene en sus apuntes un alegato ecologista, político, económico y social que toca de lleno al corazón de este tiempo que atravesamos en el mundo.

Ir transitando los tramos de esta narración es un shock: un virus que no se ve, que está entre nosotros y aparece de improviso, arrasa con todos sin piedad ni tiempo a que los científicos encuentren su cura.

Antes de perder el olfato, sobrevino en todos una angustia y una tristeza que los hizo nadar en el llanto desgarrador por todo aquello que habían perdido -cuenta el filme-. Antes de perder el gusto, las personas sintieron una necesidad desesperada, voraz, de consumir; un hambre ancestral que no podía ser saciada.

En los inicios de esta epidemia, las personas experimentan una desorientación desesperante que, de a poco, es reemplazada por la necesidad de adaptarse y volver a la vida como si nada sucediese. Esta vez cabe la frase: “cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia”; ¿lo es?

"Al final de los sentidos" con Eva Green y Ewan McGregor.
"Al final de los sentidos" con Eva Green y Ewan McGregor.

Como si cada uno de nosotros fuera parte de esta trama, guerreamos por romper cuarentenas, volver a las rutinas que supimos construir antes del Covid-19 que todo lo ha cambiado. Lo mismo nos cuenta del otro lado de la pantalla el filme de Mackenzie.

Las imágenes del mundo arrasado por la fiebre del consumo, por la violencia, por la intolerancia, por la destrucción de los mares y los campos, y por la desigualdad van acompañando a esos dos amantes que desesperan, porque saben que sobrevendrá un tiempo en el que no habrá nada a qué aferrarse. Solo el uno al otro, en la más profunda oscuridad que rodea como la muerte.

El filme de Mackenzie, con guion de Kim Fupz Aakeson, es una celebración del amor o de lo humano cuando todo lo demás se desvanece y muere. Un mensaje poético sobre la necesidad de encontrarnos, de tomarnos de la mano, para poder sobrellevar el máximo desamparo.

Y, más allá de algunas situaciones excesivas (asume riesgos narrativos que no puede sostener completamente), sorprende la pertinencia de su planteo; que fue concebido como un drama romántico de ciencia ficción en su momento- y detalla, paso a paso, lo que esta humanidad de 2021 ha ido atravesando en los últimos dos años.

También vale el tránsito por su bellísima fotografía y banda sonora (con música de Max Richter). Ni qué hablar de las actuaciones incuestionables de McGregor y Green. Pero, además, es seductor ese pulso melancólico por el que nos lleva hacia un apocalipsis que se vive discreto pero irreductible.

“Al final de los sentidos” (“Perfect sense” en su título original) es una película que se ha vuelto imprescindible a la luz de este presente que nos mantiene alienados por la sobreinformación, la desinformación, la manipulación discursiva, el miedo, la distancia y la tecnología como instrumento.

“Al final de los sentidos” hoy, diez años después de su estreno, no es una trama distópica para entretener la tarde de tedio, sino un alegato necesario con el que reflexionar respecto a una salida más luminosa; cuando el mundo se nos cae abandonar la omnipotencia de la especie y volvernos lo que en realidad somos: humanos, falibles, vulnerables e incompletos.

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