La decoración de estilo nórdico o escandinavo casi siempre rebosa de líneas puras y ambientes luminosos que huyen del exceso de elementos decorativos.
En este tipo de decoración el blanco es el protagonista absoluto. A ello debés sumarle muebles muy sencillos, con estructuras simples y con reminiscencias a la naturaleza.
Una de las claves de este estilo es la unión con el mundo natural. Por eso el material estrella de este movimiento decorativo es la madera.
La madera se utiliza en sus modalidades más claras, siendo las de arce, pino, haya y roble las más utilizadas. Estas maderas están muy presentes y se usan no solo en muebles, sino también en accesorios decorativos.
Otra de las claves del movimiento nórdico es la simpleza y sencillez de sus formas. Nada de figuras recargadas o con un detalle excesivo. Las formas son suaves y ligeras, y el estilo que se crea es refinado y natural.
El minimalismo está muy relacionado con este estilo. El dinamismo y el colorido se introducen en pequeños accesorios de colores intensos.
La iluminación es esencial, y debe ser muy abundante. Debés potenciar al máximo la entrada de luz del exterior. Ponele a tus ventanas cortinas de telas ligeras en tonos muy claros. Es importante que cuides mucho las sombras que puedan ensombrecer el interior.