Masajes eróticos: comunicarse a través del tacto

Conforman una parte previa fundamental para ayudar al contacto y el conocimiento mútuo y personal del placer. Un mapa de ruta para adentrarse en una previa más que especial

Los dedos se buscan, los cuerpos se encuentran. Los

masajes eróticos exclusivos

no pertenecen al folclore de la literatura comercial. En lugares adecuados y con las técnicas aprehendidas correctamente, conforman una -sino la más importante- manera de comunicación de la pareja.

Si uno lo piensa, el tacto es el primero de los sentidos que nos da contacto con el otro a través del tacto materno y es el único de los sentidos que no se afecta con la edad. Con los años disminuye la vista, el oído, pero el tacto sigue continúa inalterable.

Según explicó el sexólogo José Luis Rodríguez, “cada uno de nosotros va dibujando en su vida el mapa de su contacto en su cuerpo, las zonas que presentan mayor o menor sensibilidad, aquellas que nos despiertan placer y las que no. Es interesante encontrarse que mucha gente ignora esto; y lo más interesante es que no sólo desconoce  cuáles son las zonas sensibles de su pareja sino también las propias. Estas zonas sensibles son las que sexológicamente denominamos zonas erógenas, zonas de nuestro cuerpo que despiertan sensaciones eróticas, placenteras”.

El GPS sexual

¿Peró cuáles son tus zonas erógenas? ¿En dónde se ubicarían esos puntos tan básicos como importantes para la erotización del momento?

“Vale mencionar que cuando hablamos de las zonas erógenas, no necesariamente hablamos de los genitales. En ese mapa se incluyen los genitales, pero también otras zonas que serán preferenciales para cada uno”, se explayó Rodríguez.

Otro detalle importante es que si bien a veces se publican gráficos con zonas erógenas, no necesariamente tienen que coincidir con los de cada persona, esos mapas son representaciones estadísticas con las cuales el sujeto puede coincidir o no.

A diferencia del hombre toda la piel de la mujer es una zona erógena que responderá a roces, caricias y besos. Sin embargo, existen ciertas áreas donde la estimulación causa una excitación más intensa. Estas zonas varían en cada mujer; el hombre debe descubrir cuáles son y, mientras hace el amor, estimularlas de manera suave y personal.

En general, las mujeres prefieren las caricias sutiles a que les toquen plena y directamente el rostro. Para la mayoría de ellas, la boca es una de sus zonas más erógenas y puede ser estimulada con rapidez con las yemas de los dedos y besos. Los lóbulos de las orejas son en extremo sensibles a la excitación y también el cuello, en particular la parte posterior, es un área muy especial, al igual que los costados del cuerpo.

En general los pechos son erógenos en alto grado y desempeñan un papel vital en la excitación sexual.

También el clítoris es la parte sexual más sensible de la mujer y la más fácil de estimular si el hombre aprende a hacerlo con suavidad, destreza y sin precipitación.

Por su lado en el hombre, desde el cuello, el cabello, orejas, pecho, abdomen y área de testículos, por nombrar sólo algunas, son zonas altamente estimulantes por medio de masajes que propiciarán una previa  más que interesante, y le permitirá al sujeto en cuestión, descubrir nuevas sensaciones.

Los

masajes eróticos

están vinculados con el conocimiento del propio cuerpo a través de la pareja, que además de placer, es capaz de descubrir y encontrar en el otro más puntos de placer para una sexualidad plena.

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