Esteban Andrada: “Después de la muerte de mi papá quise largar todo”

El sanmartiniano, que sería titular el martes en el amistoso de la Selección, hace un repaso de su vida.

Esteban Andrada: “Después de la muerte de  mi papá quise largar todo”
Esteban Andrada: “Después de la muerte de mi papá quise largar todo”

El mendocino Esteban Andrada de 28 años y con un presente muy bueno en Boca, se cambió el chip y con el de la selección acepta esta charla  exclusiva con MÁS Deportes desde España donde se encuentra con la Argentina antes del primer partido con Venezuela.

-¿Se te presentó una oportunidad única para vos?

-En cada club que estuve veía muy lejana la oportunidad de ser convocado a la selección. El momento que estoy pasando en Boca es muy bueno y uno siempre sueña con ser citado. Vestir la camiseta de nuestro país es algo muy lindo", me responde luego de aceptar esta comunicación. Su tono de voz denota una felicidad muy grande y no es para menos.

-¿Soñaste cuándo eras chico con ponerte el buzo de arquero albicesteste?

-Cuando era chico ni me lo imaginaba. Lo tenía todo muy lejano, llegar a la primera de Lanús tampoco y hoy estoy acá en España, además de atajar en Boca. Todavía recuerdo cuando era un nene. Con mi hermano y mi viejo íbamos a verlo a Gabriel (es uno de los seis hermanos que tenía) entrenar en el Parque Agnesi.

Allí mi viejo me pateaba, luego cuando terminaba de hacerlo, llegabamos a mi casa y enfrente de la casa de mi mamá teníamos una canchita, habíamos hecho dos arcos y me seguían rematando. Yo tenía 12 años y mi hermano ya estaba en la reserva de San Martín, le pegaba muy fuerte, me dolía la mano y me hacía llorar. Yo era chiquito intentaba aguantármela pero, a veces era imposible. Por suerte, a medida que me iba haciendo más grande era diferente porque ahí me la aguantaba, la agarraba, me indicaba los trabajos que veía en la primera del Atlético Club San Martín. Con el paso del tiempo ya no me dolía cuando me probaban. Pero nunca pensé que iba a vivir esto.


En el comedor del hotel disfrutando un café junto a sus compañeros. | Gentileza / Gustavo Ortíz
En el comedor del hotel disfrutando un café junto a sus compañeros. | Gentileza / Gustavo Ortíz

-¿Siempre quisiste ser arquero por qué además de atajar? Tenés muy buena técnica con los pies.

-Siempre quise ser arquero. Sólo en algún mundialito y como eramos varios para atajar, me podían de nueve donde me la rebuscaba.

En el Chacarero cuando estaba en las inferiores, volvíamos de entrenar y con mis amigos me ponía de mediocampista porque había estado toda la mañana debajo de los tres palos.

Así fui agarrando más técnica y eso lo fui perfeccionando. Ya en la reserva de Lanús y en la primera, cuando Jorge Almirón llegó, me fui puliendo en mi estilo con los pies.

Él me implementó los movimientos cuando te presionan los delanteros rivales. Fue el técnico que más me marcó porque fue con el que más aprendí a jugar con los pies. En cada entrenamiento o partido se enojaba cuando se la tiraba a los nueve.

Me pedía que salga jugando con los defensores  y por eso sé que cuando me presionan con dos o con tres se a quién entregársela.

-¿Estás en el mejor momento de tu carrera?

-Siento que estoy en el mejor momento de mi carrera. No es fácil llegar a un club tan grande como lo es Boca y, hoy en día, me estoy manteniendo en este nivel que no es tarea sencilla. Espero seguir en este camino y darle muchas alegrías a la gente. A los 16 dejó su San Martín natal y se fue a probar suerte en Lanús, donde quedó. Allí hizo las juveniles, debutó primero en Arsenal -donde jugó a préstamo- hasta que le llegó su chance en el Granate. Allí compartió plantel con Agustín Marchesín, hoy también citado por Scaloni.

-¿Quién es el Sabandija?

-Se ríe antes de responder "con Agus (Marchesín) me une una gran relación. Hemos viajado mucho con el sub 23 de la Argentina. Fuimos a Toulón, donde atajaba él que es categoría 89 en ese momento y yo (de la 91) al banco. Ahí y en Lanús nos hicimos muy amigos. Nos pusimos Sabandija, que era él, y después me dejó el sobrenombre a mí. Con Fabián Moyano y Agustín Marchesín vivíamos en Lanús donde todas las tardes nos juntábamos a tomar mates y jugar a la Play. Tenemos tantas anécdotas, jajaja, que ahí quedó el apodo.  Estoy muy contento por volver a tenerlo como compañero

-¿Entrenaste con Lionel Messi, contame qué significa para vos tenerlo al lado como uno más?

-Sabemos lo que significa Lionel para la Selección, para todos los compañeros. Es un líder positivo, cuando a mí me tocó compartir entrenamientos con él, siempre 10 puntos y ahora sigue siendo igual. Cuando era “sparrings” en el 2010, siempre nos preguntaba si nos faltaba algo, comíamos con él o venía a la sala de juegos con nosotros. Siempre con la buena onda y ahora es para mí un momento único porque estoy compartiendo equipo con todas las figuras que tiene la Argentina. Es un excelente futbolista y lo disfruto mucho.

-¿Ser convocado es un paso importante pero vos querés ser el titular del arco argentino?

-Uno siempre quiere más y desde el lugar que me toca voy a hacerlo de  la mejor manera para demostrarle al entrenador que puedo atajar. Después Scaloni decidirá quién será el titular. Tengo mucha competencia y es muy dura porque tengo compañeros que son muy buenos (Armani, Musso y Marchesín) . Tienen un gran nivel. Si tengo la oportunidad de jugar un partido o medio tiempo tengo que demostrar. Tengo que dar la tranquilidad y seguridad que tengo en Boca en cada partido. Trataré de ganarme un puesto para el futuro. Esta convocatoria me potencia y debo a hacer las cosas como las hago en Boca.

-¿Por tu rendimiento en Boca, estás en la selección, te dan ganas de quedarte a vivir en el club?

-Sin dudarlo te digo que si porque Boca es una institución en donde no te falta nada y la pasas muy bien. Es el club que confió en mi y compró el pase. Estoy muy agradecido. En Boca tengo exigencia extra en todos los partidos. La institución te lo demuestra y donde vamos hay miles de hinchas del club esperándonos. No me puedo relajar y en todos los juegos tengo que estar al 100%. A mí me cambió la vida. No me imaginaba este momento y estoy muy agradecido al club, a mis compañeros, al cuerpo técnico que me da la confianza. Para las fiestas cuando fui a visitar a mi vieja, llego a su casa y tenía 1000 hinchas de Boca en la puerta esperándome. Traté de atenderlos a todos y sacarme una foto uno por uno. Es un reconocimiento único porque uno la pelea de abajo y eso te permite disfrutarlo el doble.

-¿Recién me hablabas de tu mejor momento en tu carrera. Ahora te consulto por lo peor que viviste en lo deportivo y en tu vida privada?

-El momento más duro deportivamente  fue la lesión. Estaba en un gran nivel y la fractura de la mandíbula fue un golpe. En lo familiar, el fallecimiento de mi viejo. Por suerte lo pude sacar adelante. Tenía 15 años y quería largar todo. El apoyo de mi vieja fue fundamental. Se la bancó solita, éramos 6 hermanos y ella me dijo que no dejara de entrenarme porque era mi futuro, era mi carrera. Me tiraba los botines a la calle y la bicicleta para que me vaya al club.  Ella era la voz de mando en ese momento en nuestra casa, había que respetarla y le hacía caso.  A los 16 me voy a Lanús. También mi representante Luciano Nicotra fue clave para que me quede en el Granate. Me buscó y confió en mí. A mi vieja le agradezco todos los días y cuándo hablamos del tema, lo recordamos así. Hoy estamos todos contentos por lo que me está pasando. Mi hermano viene seguido a verme, tiene un grupo de amigos que son de Boca y él se viene a ver los partidos. En los últimos encuentros estamos disfrutando mucho (Boca goleó en los últimos 3 compromisos). Miro hacia atrás y le agradezco a toda mi familia.

-¿Sos joven y te queda mucho tiempo más en el fútbol. Te gustaría retirarte en San Martín, club que te comenzó a formar de chico?

-Me gustaría. El albirrojo también fue un club muy importante para mí y para mi hermano también. Mi idea es terminar mi carrera con la camiseta del Chacarero.
De chico hasta cosechó uvas para ayudar a su madre que quedó viuda. Hoy descuelga y tapa cada pelota que llega a su arco. Ahora le patea Messi, el mejor del mundo para quién escribe, y antes era su hermano Gabriel. Andrada se toma lo que está viviendo con tranquilidad y profesionalismo porque no se conforma, siempre quiere más. 
Él sabe muy bien que en el sacrificio y la perseverancia está la fórmula del éxito deportivo que, como en estos días, siempre se disfruta mucho más.

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