Hasta el sábado por la noche, todo era incertidumbre y dolores de cabeza en Palmira.
Y es que Juan Carlos Bermegui había decidido dar un paso al costado ante la gran deuda que mantienen con él (cuatro meses) y el plantel (tres meses), pero lo convencieron y estuvo con el equipo frente a Balloffet.
El DT priorizó el aspecto deportivo “bancando” a sus jugadores, sabiendo que están en una etapa definitoria a la hora de pensar en la clasificación.
Con la mente sólo en lo futbolístico- por un rato- el elenco saltó al campo frente a un rival descendido y sin ningún tipo de presión.
Claro es que toda la responsabilidad la tenía el Jarillero, quien debía ganar sí o sí para llegar a la última fecha con aspiraciones de meterse a la próxima ronda.
Lo hizo con tranquilidad, aunque la visita contó con algunas situaciones como para amargarle la tarde -Gutiérrez desperdició una ocasión muy clara en el área chica que hubiese sido el empate-.
La llave del dueño de casa estaba en anotar rápido para que no le ganara la desesperación y Balloffet rompiera con su esquema, pero no encontró oxígeno hasta que Pizarro de media vuelta vulneró al eterno José Luis Sosa. Grito y suspiro.
El primer trámite ya estaba hecho, sin jugar bien encarriló el camino hacia una victoria muy necesaria a esta altura del campeonato.
Ya en el segundo Navarro liquidó la historia con un golazo y dejó las cosas en su lugar.
Por un momento los hombres de Palmira se olvidaron de los problemas y le dan pelea a todos.