"Más de diez puntos de diferencia, como así lo indican las mesas testigo nuestras". El presidente Mauricio Macri, también aspirante a la reelección por Juntos por el Cambio, reconoció en una conferencia de prensa pasadas las 10 y media de la noche, la paliza electoral que estaba recibiendo el oficialismo. A esa hora, ya oficialmente, la coalición peronista/kirchnerista del Frente de Todos sacaba una diferencia de 15 puntos.
La derrota electoral también alcanzaba a la provincia de Buenos Aires. María Eugenia Vidal estuvo entre quienes se sentaron junto a Macri en la sala de prensa. Al igual que el candidato a vicepresidente, el peronista Miguel Ángel Pichetto y el jefe de gabinete (y de campaña) Marcos Peña, dejaban traslucir en sus caras el apabullante pronunciamiento de las urnas. "Esto es algo que nadie esperaba, han fallado todas las encuestadoras", reconoció Macri, cuando se le preguntó si sus asesores de campaña no habían subestimado al kirchnerismo.
"Hoy tuvimos una mala elección y nos obliga a redoblar los esfuerzos para en octubre continuar con el cambio". "¡Sí se puede, sí se puede!", le respondió la militancia. Esto había ocurrido minutos antes de la conferencia de prensa.
Pasadas la 22.15, Macri había subido al escenario principal del centro de campaña. Lo curioso es que, en ese momento, el candidato asumía la derrota (que dijo "duele") sin que aún se publicara ningún voto del escrutinio oficial de parte de Ministerio del Interior.
"Ahora queda que trabajemos juntos para la elección de octubre; como dije esta mañana, se definen los próximos 30 años del país; escuchamos a la gente, creemos en la democracia; el nivel de dificultades que tuvimos enfrente ha llevado a que haya mucha angustia; estoy acá para ayudarlos porque amo a este país, creo en lo que podemos hacer", dijo Macri, en un tono entre calmo y resignado ante su militancia.
En la conferencia de prensa, minutos más tarde, Macri debió responder sobre el interrogante político que se presenta: cómo impactará el resultado de las PASO en la gestión gubernamental. Horas antes, Peña había sugerido un preocupante presagio: "Hasta que se defina la elección va a haber inestabilidad por el riesgo político que genera la vuelta de un populismo autoritario".
En la conferencia, Macri dijo varias veces que la oposición debía conducirse con "responsabilidad" de aquí hasta las elecciones presidenciales de octubre. "Es responsabilidad de todos, especialmente de aquellos que recibieron más cantidad de votos; yo seguiré haciéndome cargo, como lo vengo haciendo desde hace tres años y medio, de explicarle al mundo cuál es la propuesta", respondió Macri.
También dejó una frase controvertida: pidió “no dañar una economía que está empezando a recuperarse lentamente”.
El presidente negó haber tenido un contacto telefónico con Alberto Fernández, el gran triunfador de la jornada. Pero, elípticamente, se dirigió a él: "Veremos cómo los dirigentes que tuvieron un respaldo como el de hoy, se suman a contener para demostrar que la Argentina es un lugar al que se puede apostar".
Acaso por lo inesperado del resultado, Macri no exhibió autocrítica: "Reviso cada noche lo que hemos esto en estos tres años y medio y estoy convencido de que este es el camino correcto. Me duele en alma que haya habido tantos argentinos que crean que hay una alternativa volviendo al pasado".
Cuando se le preguntó si podía hablarse de "fracaso" de su gobierno, respondió: "Nos juzga en el tiempo la historia; hemos logrado grandes progresos en términos económicos al abrir oportunidades". También dio la siguiente evaluación sobre lo sucedido: "La mayoría de los argentinos no votó volver al pasado, sino alternativas que tienen que ver con ir al futuro".
Sobre el final volvió a apelar a las metáforas muy eficaces electoralmente hasta estas PASO: "Tenemos la posibilidad de cruzar el río; nunca antes estuvimos tan cerca de cruzarlo, estamos a la mitad, ¿y si nos asustamos ahora? Eso será un problema".
“Necesitamos continuar el cambio, no volver al pasado, ojalá giren (por los candidatos del Frente de Todos) a tener un discurso más responsable, que reconozca errores del pasado y se plantee que se quiere ir al futuro”, dijo el Presidente.
A las 23, el predio de Costa Salguero solo presentaba periodistas escribiendo sus crónicas. La dirigencia y la militancia habían dejado el enorme salón sin motivos para festejar.
Ministros y dirigentes de primera línea se escondieron de la prensa
Algunas señales tempranas indicaban que los resultados de las PASO se perfilaban ásperos para el oficialismo. En el predio de Costa Salguero, frente a la Costanera porteña, donde ya instaló su comando electoral Cambiemos en las elecciones de 2015 y 2017 y ahora repitió Juntos por el Cambio, fue notable la ausencia de ministros y dirigentes de primera línea en el espacio destinado a la prensa. Solo hubo voceros de los funcionarios, quienes, como si fuese un guión aprendido, repetían "no, no tenemos bocas de urna", "no, no sabemos sobre ninguna tendencia".
Los ministros Dujovne y Bullrich llegaron al bunker para instalarse en el VIP, cerrado con mucho celo. El operativo de seguridad, férreo, llevó a que la Policía Federal instalara scanners para revisar los equipos periodísticos. Los periodistas también fueron corporalmente escaneados. Nunca antes se había visto tanto rigor en la seguridad.
La otra gran diferencia respecto a las elecciones de 2015 y 2017 fue la ausencia de globos, una marca registrada del Pro desde 2007, cuando ganó la elección que llevó a Macri a la jefatura de Gobierno porteño. Hubo un pequeño grupo de militantes que llevó algo de cotillón. Pero pasadas las 7 de la tarde, personal de maestranza del predio retiró un puñado de globos que había llevado algún distraído.
Los buenos resultados que cosechaba Horacio Rodríguez Larreta como adhesión a su candidatura a la reelección porteña no alcanzaron para contagiar el ambiente con un clima festivo.
