Jorge Sosa - Especial para Los Andes
El prefijo “epi” significa sobre, y puede ser encontrado en muchas palabras de uso frecuente: epicentro, epidermis, epidemia, epigástrico y sin ser prefijo en una de las palabras más lúgubres: epitafio. En los últimos días el “epi” se ha vuelto a usar frecuentemente porque hubo noticias sobre una ampliación del mar epicontinental argentino.
El mar epicontinental es el mar que les pertenece a los países que tienen una plataforma submarina más bien pandita. Toda el agua que está sobre esa plataforma es del país poseedor de la plataforma. Pues resulta que la ONU hace pocos días ha decidido que el mar epicontinental argentino es más grande que el que todos creían, incluso los argentinos.
El fallo incorpora un 30% más de extensión, algo así como un millón setecientos mil kilómetros cuadrados lo que es una enormidad que bien podría comprender varios países. Nuestro territorio es muy grande, pero ahora nuestro maritorio es más grande todavía.
El hecho es altamente positivo. Porque si descubrimos, en esta nueva situación geográfica, a pesqueros chinos afanándonos peces dentro de nuestro mar bien podemos perseguirlos hasta el mar de China ya que vamos a quedar muy cerca de él, es más, casi vamos a ser vecinos con los chinos.
El crecimiento en seres vivos que suelen andar sumergidos es también una riqueza que aumenta nuestras enflaquecidas riquezas. Ahora vamos a tener calamares, y atunes, y bacalaos, y merluzas para tirar para arriba; aunque ellos prefieran tirar para abajo. La cantidad de cornalitos ha de aumentar de tal manera que van a poder sacarse con “cuarto mundo”.
Es más, deberíamos organizarnos mejor para controlar esa riqueza sumergida. Ahora que van a empezar a usarse para los autos las patentes del Miercosur sería bueno ponérselas a tiburones, orcas y ballenas; es decir los bichos más grandes, porque no creo que una sardina se banque una patente. Realizar un censo de la fauna ictícola no creo que sea posible porque me parece que el INDEC todavía no está en condiciones.
Cubrir semejante extensión hará que pongamos en funcionamiento, en su totalidad, la inmensa flota de submarinos argentinos -alguno de la Primera Guerra Mundial debe quedar-. También nos da la posibilidad de ahogarnos en aguas mucho más lejanas, que no es lo mismo ahogarse a dos metros de la playa que en una lejanía tan lejana. A lo que se le agrega la posibilidad de encontrar petróleo en la hundidad. Con semejante mar hasta podemos encontrar petróleo en las costas de Sudáfrica.
Incluso el hecho va a transformar de una manera contundente nuestros juegos, porque la tradicional y escolar “guerra de los barquitos” se desarrollaba en una cuadrícula que llegaba hasta H – 10, con semejante aumento puede llegar ahora a desarrollarse en cuadrículas que vayan hasta Z – 80, tranquilamente.
Las ventajas son enormes, ahora gran parte del Océano Atlántico es nuestra. Esto extiende y reafirma nuestra soberanía y como las Islas Malvinas quedan dentro, ahora bien adentro, los ingleses están más preocupados que turco con hijo ñato.
El país ha crecido de golpe cosa que va a obligarnos a actualizar los mapas y las cartas náuticas. Pero no debemos quedarnos con esto, debemos ir por más, de tal forma que cualquier barco que ande navegando por cualquier parte sepa que lo está haciendo en el Mar Epicontinental Argentino.