El 4 de febrero, el ingeniero Virgilio Roig publicó un texto en Los Andes atacando y desprestigiando el Proyecto Ecoparque y a las personas y organizaciones que lo promovemos. Recordemos que el ingeniero Roig fue director del Zoo de Mendoza de 1958 a 1962 y de 1994 a 2005. Además fue alto funcionario entre 1972 y 1973, durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse.
El ingeniero Roig comienza su argumento con una acusación extremadamente grave: nos acusa de ser fundamentalistas. Hay que recordar que, en primer lugar, este tipo de acusación es una conocida táctica de propaganda, cuyo objetivo es despertar miedo y desacreditar al oponente sin dar lugar al diálogo. Esta estrategia es usada por las grandes corporaciones y las grandes industrias mineras o agroindustriales para defender sus intereses.
Además, esta táctica es coherente con los intereses que defiende Roig: los de la industria de la explotación de los animales.
¿Por qué usar esta táctica? En primer lugar, porque el término fundamentalista refiere a un tipo de individuo que destruye y asesina sin reflexionar, cegado por el fanatismo. Por lo tanto, es una buena estrategia de descrédito. Con esto, Roig procura despertar desconfianza, miedo y sospecha en el lector.
Por lo tanto, la acusación es muy grave y el autor debería disculparse por esta falta de respeto. No hay que olvidar que las organizaciones y las personas que promueven el proyecto Ecoparque han venido actuando en Mendoza desde hace décadas, defendiendo la fauna y la flora local y regional y que algunos de ellos son parte de la nueva administración provincial.
En segundo lugar, esta injuria sitúa a los acusados fuera de la ley: criminaliza a las personas culpadas acusándolas implícitamente de actuar fuera de la ley de manera irracional, destruyendo y asesinando fanáticamente. Ante semejante acusación, la que ya de por sí es un ultraje, cabe preguntarse de qué lado de la ley se encuentran los defensores de la industria de explotación de los animales que defienden la existencia de zoos como el de Mendoza donde se eterniza el sufrimiento de los animales que sobreviven en recintos infames. Los intereses de esta industria son ganar dinero perpetrando una mentalidad decimonónica e imperialista, que concibe a los animales como objetos.
El ingeniero Roig reproduce estos argumentos sin ofrecer un análisis lógico.
Por otro lado, el texto está plagado de ocultamientos, contradicciones, manipulaciones, falsedades y de otras acusaciones que carecen de fundamento y que son una falta de respeto. Enumeremos algunas:
Ocultamientos: el ingeniero Roig menciona las organizaciones que no apoyan el proyecto (entre las cuales figura Azoome, de la cual él es el responsable), pero omite mencionar a todas las personas, científicos, profesionales y organismos (nacionales e internacionales) que sí lo apoyan. Los organismos que no lo apoyan son (casualmente) mayoritariamente mendocinos y paradójicamente emplean o han empleado a ex directores del zoo, cuyos desempeños (atendiendo sus propios intereses personales) han sido investigados por la Justicia.
Contradicciones: una lectura atenta del proyecto revela que en el mismo, sí se planea proteger a los animales regionales y que lo que se aspira a reducir son los animales exóticos. La contradicción del texto firmado por el ingeniero Roig es tan flagrante, que uno se pregunta si él mismo ha leído realmente el proyecto. Resulta llamativo que luego de más de 2 años de trabajo en el proyecto y luego de haber sido presentado en el Centro Científico Tecnológico-Mendoza (institución en la que se desempeña Roig), recién ahora aparezcan sus críticas, cuando las podría haber hecho en el mismo CCT (a cuya presentación no asistió), o incluso podría haber solicitado una reunión con los integrantes del proyecto para exponer sus puntos de vista.
El ingeniero Roig reprocha que el proyecto Ecoparque se concentre en la protección y defensa de la fauna regional, a la que tilda en este texto como poco interesante y la califica de "pobre". Es muy decepcionante leer esto de parte de un científico reconocido internacionalmente.
Él mismo había anunciado en una nota de Los Andes del 16 de marzo de 2015, que "el zoo debería ser un centro de cría y procreación de fauna autóctona del país y la provincia, capaz de repoblar las zonas diezmadas o que tienen problemas de disminución de especies". Por otro lado, algunos de los objetivos del organismo que él preside, Azoome, son claros: "Proteger la fauna especialmente autóctona; estimular la cría de especies en vía de extinción" y esto en el ámbito de la Provincia de Mendoza. Ahora bien, si una de las propuestas centrales del proyecto Ecoparque es justamente ésta, entonces cabe preguntarse ¿qué es lo que al ingeniero Roig le parece tan disparatado? Por último, lo que es aún más asombroso, es que después de haber descalificado brutalmente a Ecoparque, el ingeniero Roig argumenta que Azoome es "la única ONG que merece ser consultada en Mendoza" y capaz de asesorar en los cambios.
Manipulaciones: da la impresión de que Roig se sirve de la ciencia de la que es representante para apoyar sus argumentos, lo que en realidad es sólo una astucia más para manipular al lector, puesto que ningún argumento en su texto es sólido o científico. Por otro lado, bien es sabido que la ciencia no es neutra, es producto de una mentalidad o de cierto momento de la cultura, por lo que la ciencia puede ser usada para defender las posiciones de ciertos grupos de poder. Por lo demás, Roig manipula información trayendo ejemplos de cómo se hacen "bien" las cosas en Nueva York, en Washington D.C. y en San Pablo, donde los defensores de la Tierra y de los derechos de los animales son ferozmente atacados y criminalizados por las grandes corporaciones.
Pero omite mencionar que otros zoos de América del Norte se están deshaciendo de sus especies exóticas y ampliando los espacios para trabajar en la conservación de la fauna autóctona. Cabe destacar que es asombroso que un defensor de lo regional ensalce las actividades de los zoos de Nueva York y Washington D.C. mientras desprecia y repudia un proyecto mendocino que puede revolucionar la cultura no sólo en Argentina sino en toda América Latina y en el mundo.
Falsedades: ¿desde cuándo o cuándo ha sido el zoo de Mendoza un centro científico? ¿Cuándo se han conservado embriones? ¿Cuántas especies han sido salvadas de la extinción desde el cautiverio en Mendoza? El proyecto Ecoparque tiene como uno de sus objetivos fundamentales el trabajo científico en la conservación de ecosistemas y especies autóctonas, principalmente las que se encuentren en peligro de extinción.
Otras acusaciones: una de las acusaciones más graves que se le ha hecho al Ecoparque y de la que el ingeniero Roig se hace eco (una vez más, sin discutir seriamente la propuesta de Ecoparque) es la del vaciamiento. Por el contrario, Ecoparque propone construir un espacio mucho más complejo, insigne, con más puestos de trabajo, que proteja y reinserte la fauna local y regional, que sea modelo en el mundo de protección e investigación, que atraiga a los turistas por su idiosincrasia y belleza y que sea un verdadero centro de educación y esparcimiento para los mendocinos.
El proyecto Ecoparque no sólo propone proteger la vida sino que busca crear un espacio de, por y para los mendocinos, para que como sociedad nos sintamos orgullosos de lo nuestro, de nuestra región con su fauna y su flora. Igualmente aspira a generar un espacio donde la comunidad científica y educativa pueda vincularse entre sí y contribuir a la educación de todos los ciudadanos de todas las edades en el amor y el respeto por la naturaleza y la vida. Además, el Ecoparque propone la recuperación y puesta en valor del patrimonio cultural y de la obra arquitectónica de Ramos Correas, por la que el ingeniero Roig muestra tanto interés en su nota.
Finalmente, y ante todo lo dicho, cabe preguntarse quiénes son los verdaderos fanáticos incapaces de estudiar un proyecto objetivamente y sin prejuicios. No nos referimos aquí solamente a Virgilio Roig. En efecto, su texto hace eco al discurso de los detractores del proyecto Ecoparque, entre los que se encuentran varios ex directores del zoo y profesionales, responsables de su estado actual.
*Por Jennifer Ibarra - Presidenta de Cullunche
Por Guillermo Debandi - Biólogo
Por Fernanda Arentsen - De Ciudadanos Autoconvocados
Por Teresita Capezzone - De Asamblea por el Árbol