Una mujer que fue timada por teléfono -perdió 80 mil dólares- inició su propia investigación y ahora llevó a la fiscalía de Delitos Económicos una carpeta "con pruebas" contra tres hombres a los que considera sospechosos.
"Yo no sé si voy a recuperar el dinero pero quiero que los investiguen. Ellos abrieron un negocio. Quiero saber con qué plata lo abrieron y cómo compraron la mercadería", dice Marta P. , una ama de casa de activos 75 años, que muestra una carpeta con fotos y papeles donde figuran, en detalle, los datos y movimientos de sus tres "sospechosos".
El 7 de mayo de 2016, a las 8.30, Marta P. se despertó cuando sonó el teléfono de su casa. Estaba sola en un céntrico departamento ubicado muy cerca de la plaza España. Su marido estaba en Buenos Aires -un viaje de negocios- por lo que no tuvo otra opción que levantar el aparato y posarlo sobre su oído derecho.
Semidormida, escuchó la voz de su hija que reside en Buenos Aires. La joven le dijo a su madre que había que cambiar todos los dólares por otros porque las numeraciones iban a cambiar y después las viejas no iban a tener ningún valor.
La madre -sin decirle que tenía una buena cantidad de dólares porque acababa de vender recientemente una propiedad- le explicó que no le parecía bien, que en todo caso lo tendría que consultar con su marido y con su otra hija.
La joven le dijo entonces que no se hiciera problema que ya lo había consultado con papá y con su hermana Julieta.
Luego, la voz del teléfono le dijo que había que hacerlo rápido y que, para evitar inconvenientes, le había enviado una persona de su máxima confianza que trabaja para un empresa de seguridad y que tenía un camión de caudales dando vueltas por la plaza España.
"Yo quiero que no le pase esto a nadie más. Hay una banda detrás de esto"
Cuando terminó la conversación la madre ya estaba despierta y dispuesta a buscar el dinero: 70 mil dólares, unos cuantos euros y también pesos argentinos que tenía en un lugar secreto. Juntó todo el dinero -unos 80 mil dólares- y lo puso en una bolsita blanca.
Salió del departamento y -tal como convino con su hija- fue hasta la esquina donde encontró a un hombre -el hombre de máxima confianza de su hija- y le dio la bolsita blanca con el dinero.
"Era un hombre vestido elegantemente, de cara redonda, con un lunar pintado debajo de la nariz", recuerda ahora la víctima.
Luego volvió a casa, marcó el número de su hija en Buenos Aires y le confirmó que la entrega había sido un éxito.
Entonces la hija le contestó que nunca había hablado con ella de dólares; la madre le dijo que sí, que era su voz.
Y fue así como ambas cayeron en la cuenta de que habían sido víctimas de una estafa telefónica.
De víctima a investigadora
"El otro día llamé a una amiga que vive en el Centro y me contó que la habían querido estafar por teléfono igual que a mí. Pero estaba con una sobrina y le dijo que colgara. Yo quiero que no le pase esto a nadie más. Hay una banda detrás de esto", dice la Marta P. y luego explica que como no tenía respuestas de la policía ni de la Justicia, decidió hacer su propia investigación.
Hace 15 días llevó a la fiscalía de Delitos Económicos una carpeta con fotos y anotaciones que ha obtenido de su particular pesquisa.
"Después que denuncié la estafa con mi marido, he repasado muchas veces cómo ocurrieron la cosas. Gente que trabaja cerca de casa me preguntó por mi marido el día antes. Y cuando bajé con el dinero estaban por ahí. Yo sospecho de ellos".
Fue así como descubrió que estos "presuntos estafadores", después de varios meses, cambiaron el auto, refaccionaron su casa y abrieron un almacén.
"Yo conseguí sus documentos, su dirección. Uno de ellos tiene antecedentes. Con unas amigas fuimos hasta su casa, en San José, y sacamos fotos de la casa antes y después que la arreglaran y del almacén que abrieron en la esquina", contó la mujer estafada.
"Para mí son ellos. Quiero que se investigue de dónde sacaron la plata para abrir un comercio", agrega.
