El principal Carlos Guillot, titular de Delitos Económicos de la Policía de Mendoza, fue quien comandó el allanamiento la semana pasada en el campamento gitano de donde se llevaron a personas detenidas y se secuestraron vehículos.
"El modus operandi de esta gente es fácil y viejo. Los gitanos adquieren vehículos legalmente y luego los ofrecen en venta en clasificados de distintos diarios del país a un precio considerablemente menor. Los incautos caen -muchas veces desde provincias lejanas- ven que el vehículo está con todo en regla. Normalmente les hacen pagar un adelanto mientras llevan adelante todo lo legal. El problema ocurre a la hora de entregar la unidad. Siempre aparece 'a último momento' algún inconveniente de tipo tributario y todo se dilata. El "vendedor" de pronto desaparece del campamento y quienes quedan allí dicen no saber nada de él. Como los papeles quedan en manos de los gitanos (a veces hasta se los roban) el comprador se desalienta y da por perdido su dinero y se va. Ese vehículo queda en poder de los gitanos con todos los papeles en regla y listo para ser vendido de vuelta".
"Hay que resaltar el grado de 'seducción' que ejercen al principio los gitanos sobre las víctimas: antes de que paguen los invitan a asados, les hacen regalos y hasta a veces les pagan el alquiler del hotel si la víctima viene de lejos. Lo hacen porque saben que ellos (por los gitanos) tienen mala prensa y con eso se ganan la confianza del comprador. Por eso, entre algunas víctimas aparecen empresarios y estancieros; no gente humilde y sin conocimientos a las que, teóricamente, es más fácil engañar. Además del camión Mercedes Benz que fue vendido en seis ocasiones, hemos tomado conocimiento de un auto que fue vendido en cincuenta oportunidades", concluyó el jefe policial.
