Estados Unidos subió hoy el tono por la crisis ucraniana, al advertir que la anexión de Crimea por parte de Rusia es "una amenaza a la paz" y que podría reforzar, por ello, sus sanciones a Moscú.
El vocero del presidente estadounidense, Barack Obama, dijo que la comunidad internacional "no reconocerá jamás" la anexión que el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó hoy con autoridades de Crimea, la península del Mar Negro que se independizó de Ucrania.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, agregó ante la prensa que los pasos dados por el gobierno de Putin son "una clara violación de la legislación internacional" y una "amenaza a la paz", y que "tendrán consecuencias".
Carney recordó que el gobierno estadounidense baraja nuevas sanciones como represalia por la ocupación militar y anexión rusa de Crimea, además del congelamiento de activos de funcionarios rusos y ucranianos que Obama dispuso ayer por decreto.
No obstante, no detalló el alcance de las nuevas sanciones previstas ni cuándo se podrían anunciar. Las palabras del vocero marcaron el inicio de la transición entre una retórica diplomática y otra más vehemente por parte de Estados Unidos, cuyo vicepresidente Joe Biden, afirmó ayer en Varsovia que el mundo "condena" lo que calificó de "usurpación de tierras".
De visita en Polonia, Biden señaló que la actuación de Rusia en Crimea, donde la mayoría de la población es de origen ruso, fue una "incursión militar descarada" y una "violación del derecho internacional". "Rusia ofreció varios argumentos para justificar lo que no es más que una usurpación de tierras", explicó Biden.
La agresión "tendrá un precio para Rusia y el presidente Putin si siguen por el camino de las reivindicaciones territoriales contra Ucrania", advirtió.
Biden llegó ayer a Polonia, país miembro de la OTAN y fronterizo con Ucrania, donde a causa de su complicada historia, se mira con mucha inquietud lo que se califica de expansionismo de Rusia en la región.
En Varsovia, el mandatario estadounidense se reunió con el primer ministro, Donald Tusk y el presidente del país, Bronislaw Komorowski, a quien reiteró el apoyo de su país, ya materializado días atrás con el envío de una docena de aviones cazas F16 junto con 300 militares.