Las penurias ocasionadas por la supertormenta Sandy se agravaron el martes, cuando millones de habitantes en la costa oriental de Estados Unidos debieron arreglárselas sin energía eléctrica ni transporte colectivo, un problema que durará días y que ha dejado a la ciudad de Nueva York sumida en una calma tétrica.
El número de muertos en la región aumentó a 48, en su mayoría personas aplastadas por árboles caídos. Mientras, las labores de rescate continuaban. Solo en Nueva York se registraron al menos 23 víctimas mortales, anunció el gobernador del estado, Andrew Cuomo.
La tempestad, que tocó tierra el lunes por la noche en el estado de Nueva Jersey, con vientos sostenidos de 130 kph, cortó el suministro de electricidad de más de 8,2 millones de personas, desde las Carolinas hasta Ohio, y obligó a suspender la campaña electoral, a una semana de los comicios presidenciales.
Nueva York fue uno de los lugares golpeados con más fuerza. Su corazón financiero en el Bajo Manhattan cerró por segundo día consecutivo y varios torrentes de agua de mar caían hacia los huecos de la zona en construcción en el Centro de Comercio Mundial. La tormenta causó los peores daños en los 108 años de historia del sistema del tren subterráneo de Nueva York, de acuerdo con Joseph Lhota, presidente de la Autoridad Metropolitana del Transporte.
No había indicios sobre la fecha en que el sistema más grande de transporte en Estados Unidos volverá a la normalidad, aunque el alcalde de la ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg, dijo ayer que prevé que algunas rutas de autobuses se reanuden en breve. "Esta fue una tormenta devastadora, quizá la peor que hayamos experimentado", dijo Bloomberg.
El grado de la devastación en Nueva Jersey se fue revelando al amanecer. Las cuadrillas de emergencia recorrían la zona para rescatar a cientos de personas.
Con la voz ronca, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, dio el recuento de los daños en una conferencia matutina ante la prensa: Las vías del tren fueron arrasadas por el agua, no fue posible encontrar un lugar seguro para que su aeronave aterrizara en la barrera de islas frente al estado, y buena parte de la costa seguía sumergida. Las aerolíneas cancelaron 16.000 vuelos de acuerdo con FlighAware, una página de rastreo de los servicios de aviación. Los tres aeropuertos principales de Nueva York permanecieron cerrados.
El presidente Barack Obama emitió la declaración de desastre mayor en Nueva York y en Long Island. La medida liberó fondos federales para los habitantes de la zona. Obama volvió a suspender el martes sus actividades proselitistas.
Durante una visita a las oficinas principales de la Cruz Roja, Obama advirtió ayer al público que la supertormenta "no ha terminado". Agregó que persisten los riesgos de inundaciones y caída de cables eléctricos, y consideró que la tormenta fue un evento "desgarrador para la nación". El mandatario les aseguró, "Estados Unidos está con ustedes". Cabe destacar, tres puentes de Nueva York que unen Manhattan con Brooklyn fueron reabiertos ayer por la mañana.