Seis años atrás, cuando Brasil fue electo sede del Mundial 2014, el país quería mostrar que también tendría una actuación impecable fuera del campo.
Pero incidentes como la caída de la grúa que provocó dos muertes en el Arena Corinthians, tendría el efecto contrario por las dudas sobre la capacidad real de Brasil para grandes eventos, ya que antes hubo otros accidentes fatales relacionados con las obras.
En junio de 2012, un trabajador cayó desde 30 metros en Brasilia, en la construcción del Mané Garrincha y, en marzo de 2013, otro desde cinco en el Arena Amazónia.
Por si no fuera suficiente, el país es cuestionado por los gastos para garantizar la infraestructura mundialista, cuya mitad fue entregada y el resto está cerca de cumplir lo pactado.
Sin embargo en el análisis del desembolso para construir o reformar las canchas, Brasil superó lo gastado por Alemania y Sudáfrica en las últimas citas. Esas erogaciones para los 12 estadios alcanza los 3.400 millones de dólares (2.500 millones de euros), según el Sindicato Nacional de Arquitectura e Ingeniería (Sinaenco).
La previsión brasileña era que los gastos sumaran 2.300 millones verdes (1.700 millones de euros), conforme al documento Matriz de Responsabilidades de 2010, que reunía costos y plazos para cada sede. Tres años antes, cuando se produjo la elección de Brasil, el valor estimado era de mil millones de dólares.
Por ahora ya se entregaron el Maracaná, en Río de Janeiro; el Estadio Nacional de Brasilia (Mané Garrincha), el Arena Pernambuco, el Castelão, el Fuente Nova y el Mineirão, instalaciones que acogieron la Copa de las Confederaciones en junio pasado.
En Río, el Maracaná -escenario de la final del Mundial 1950, última organizada por Brasil- será escenario de varios juegos. Pero al contrario de lo que pasó en el siglo pasado, cuando el número oficial de espectadores era de 199.584, ahora será de 79 mil.
Aún así es la construcción con más capacidad y acogerá la final, el 13 de julio. Lo que llama la atención es el valor de la reforma en un estadio reconstruido en 2000 (Mundial de Clubes) y 2007 (Juegos Panamericanos). El Maracaná fue la segunda edificación más cara, con una inversión de 500 millones de dólares. En tanto el Garrincha lidera el ranking con 614 millones de dólares (450 millones de euros).
Los estadios restantes estarán para fin de año, atendiendo lo estipulado por FIFA. El director del Comité Organizador de la Copa (COL), Ricardo Trade, afirmó antes del accidente en el Itaquerão, que es “imprescindible” tener los estadios pronto: “Así tendremos tiempo para realizar eventos-prueba para que la operación durante el Mudial sea como los aficionados, delegaciones y la prensa merecen”.
Entre las obras sin concluir está la de São Paulo. Allí, en la ciudad más habitada del país será levanta el Arena Corinthians o Itaquerão. La constructora Odebrecht informó que el 94% de las obras fueron concluidas y que tendrá capacidad para 65.000 personas. Con el accidente del miércoles, el plazo de entrega se revisará. “Además de retirar los escombros y recuperar el tramo dañado, verificaremos si hubo daños estructurales en las gradas que estaban listas”, contó el titular de Sinaenco, José Bernascon.
En junio la población brasileña salió a la calle para expresar su malestar por los gastos exorbitantes que supone el Mundial. “No queremos estadios, si escuelas y hospitales”, rezaba uno de los carteles de protestas. La idea de que el dinero se malgastaba alimentó la ira popular a tal punto que la presidenta Dilma Rousseff negó el uso del Presupuesto de la Unión en las obras de estadios.
También es motivo de preocupación el cuidado y uso post Mundial. El Arena das Dunas, por ejemplo, disminuirá su capacidad a 10.000 personas y no tendrá asientos detrás de los arcos.
Rio Grande do Norte, el Distrito Federal y los Estados de Mato Grosso y Amazonas presentan medias bajas de público en sus torneos regionales y no tienen clubes en Primera. En el caso del Estadio Nacional ya jugaron equipos de otros Estados por el Brasileirao. Flamengo-Santos, en la primera ronda del presente torneo, reunió a 63.000 espectadores y una taquilla récord: 3 millones de dólares. Ese 0-0 fue el último match de Neymar, con el Peixe, antes de ir a Barcelona.