El presidente Barack Obama no debe ceder a esta toma de rehenes, no sólo porque su plan de salud (conocido como Obamacare) está en juego, sino porque el futuro de cómo nos gobernamos está en juego.
Lo que estamos viendo es cómo tres cambios estructurales que se han estado acumulando en la política estadounidense ahora, juntos, han alcanzado un punto crítico; creando un mundo en el cual una pequeña minoría en el Congreso estadounidense no solo puede asaltar a su propio partido sino a todo el gobierno.
Y ésta es realmente la parte que da miedo: los legisladores que hacen esto pueden hacerlo con un alto grado de confianza de que ellos, personalmente, no serán castigados políticamente y pudieran, de hecho, ser recompensados.
Cuando los extremistas se sienten así de aislados para jugar por las reglas tradicionales de nuestro sistema, si nosotros no defendemos esas reglas -esto es, el gobierno de la mayoría y el hecho de que si a usted no le gusta una política aprobada en el Congreso, firmada por el presidente y afirmada por la Corte Suprema, entonces tiene que salir y ganar una elección para revocarla; usted no puede meramente ponerle un arma fiscal a la cabeza del país-, entonces nuestra democracia está en peligro.
Este peligro fue capturado de manera excelente por el columnista Dana Milbank de The Washington Post, cuando escribió este martes sobre el debate de último minuto en el Congreso para evitar el cierre. Notando una vergonzosa declaración por parte del presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, Milbank escribió: "Los demócratas aullaron sobre 'extorsión' y 'toma de rehenes', lo cual, al parecer, Boehner confirmó cuando llegó al pleno y ofreció: 'Todo lo que el Senado debe hacer es decir 'sí', y el gobierno tendrá fondos mañana'. Fue el equivalente legislativo de decir: 'Deme el dinero y nadie sale lastimado'".
"Deme el dinero y nadie sale lastimado". ¿Cómo llegamos a esto? Primero, al llevar la manipulación de circunscripciones a un nuevo nivel. El analista político Charlie Cook, en un artículo para The National Journal el 16 de marzo, notó que la elección de 2010 le dio a legislaturas de Estados republicanos por todo EEUU poder sin precedente para trazar de nuevo fronteras políticas, las cuales solían crear bastiones republicanos incluso más "seguros, blancos como lilas" que son, en efecto, un "universo alternativo" a la diversa realidad del país.
"Entre 2000 y 2010, el porcentaje de blancos no-hispanos de la población cayó de 69 a 64 por ciento", escribió Cook. "Pero después del nuevo trazado de distritos posterior al censo y las elecciones de 2012, el porcentaje blanco que no es hispano del distrito promedio de la cámara republicana saltó de 73 a 75 por ciento, en tanto el distrito promedio de la cámara demócrata bajó de 52 a 51 por ciento blanco.
En otras palabras, mientras el país sigue volviéndose más diverso racialmente, el distrito republicano promedio sigue volviéndose incluso más blanco".
Basándonos en datos de Cook, el número de distritos claramente demócratas bajó de 144 antes del nuevo trazado de distritos a 136 después. El número de distritos firmemente republicanos aumentó de 175 a 183.
"Cuando un partido empieza con 47 distritos más que el otro, que además son muy fuertes", dice Cook, "los números sugieren que las cosas están dadas para que cualquier elección presente un ambiente bastante neutral. Los republicanos sólo si erraran muy gravemente podrían perder su mayoría en la Cámara baja en el futuro cercano". En otras palabras, hay poco riesgo de un castigo político para miembros del Tea Party que ahora tienen al país como rehén.
En el ínterin, la vana decisión de Ciudadanos Unidos de la Corte Suprema permitió que un solo donador, Sheldon Adelson, creara su propio universo paralelo. Fue capaz de contribuir con tanto dinero para apoyar la candidatura de Newt Gingrich que el mismo Gingrich fue capaz de mantenerse en la contienda primaria de los republicanos por la presidencia por más tiempo de lo que habría logrado bajo reglas de campaña cuerdas. Debido a esto, Gingrich logró arrastrar al principal candidato del Partido Republicano (GOP), Mitt Romney, más a la derecha y durante mayor tiempo, dificultando que él ganara votos centristas.
El mes pasado, por primera vez en la historia de Colorado, dos senadores estatales que votaron por revisiones universales de antecedentes en compras de armas de fuego perdieron sus escaños en una elección creada por extremistas de las armas de fuego y, se dijo, financiada por aproximadamente 400.000 dólares de la Asociación Nacional del Rifle.
Usted es elegido, usted vota con su conciencia con respecto a un estrecho tema, pero ahora, determinados oponentes no tienen que esperar a la siguiente elección. Con suficiente dinero, ellos pueden deshacerse de usted en semanas.
Finalmente, el ascenso de un GOP aparte (y un liberal) universo mediático -desde anfitriones de programas de entrevistas por radio hasta sitios web y el noticiario de Fox- ha creado otra zona exenta de gravedad, donde no hay castigo por conducta extrema, pero hay 1.000 azotes en Twitter si usted se aparta de la línea dura y gran cobertura para aquellos que son los más extremos. Cuando los políticos sólo operan dentro de estas burbujas, pierden el hábito de la persuasión y optan sólo por coerción. Después de todo, ellos deben estar en lo correcto. Rush Limbaugh así se los dijo.
Estos cambios estructurales "legales" en dinero, medios informativos y nuevo trazado de distritos no van a desaparecer. Le están dando un poder enorme a pequeños movimientos políticos para que actúen en formas extremas sin las consecuencias y, por tanto, obstaculizan el gobierno de la mayoría.
Si algo significa la democracia, es que, si te superan en votos, aceptas los resultados y te preparas para la siguiente elección. Los republicanos se están negando a hacer eso. Su proceder muestra desprecio por el proceso democrático.
Obama no está defendiendo la atención de salud. Él está defendiendo la salud de nuestra democracia. Cada estadounidense que valore eso debería ponerse de su lado.
Está en juego nuestra democracia
“Esta vez es diferente. Lo que está en juego en este cierre del gobierno impuesto por una radical minoría del Tea Party no es nada menos que el principio sobre el cual se fundamenta nuestra democracia: el gobierno de la mayoría”, dice el columnista de The
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