Los espumantes dan pelea a la cerveza

Estadísticas del Instituto Nacional de Vitivinicultura indican que los despachos de espumosos tuvieron un incremento del 20% en relación a 2011, alcanzando casi los 374 millones de litros. Pero más allá de las cifras, en la industria vitivinícola advierte

Los espumantes  dan pelea a la cerveza
Los espumantes dan pelea a la cerveza

Catena Zapata planea elaborar 4 millones de litros de espumantes, con una inversión anual estimada de 2 millones de pesos en los próximos tres años. La firma ya inauguró dos naves en la bodega de Agrelo para la elaboración de espumantes con método champenoise (o tradicional) y amplía para penetrar con fuerza en el mercado del charmat.

El Grupo Peñaflor, a su vez, incrementó su capacidad de elaboración de espumantes un 30% cada año en los últimos 5 años y estima invertir 2 millones de dólares entre este año y el próximo en la misma categoría, a la vez que sacó al mercado una nueva marca, Fest!, para competir en el segmento del consumo joven, con un espumante para la línea de coctelería.

A esto se suma que en diciembre del año pasado el dueño de la marca Speed, Víctor Stinfale, inauguró en Luján de Cuyo su propia champañera, Renaissance, donde elaborará 400 mil botellas de espumante por mes destinadas principalmente al mercado de la diversión nocturna. Renaissance se comercializa en los boliches junto con el energizante, en el híper competitivo segmento de los $ 30-$ 40. El mismo está elaborado a base de blancas de la zona Este como Chenin, Ugni Blanc y Pedro Giménez.

En tanto, entre sus inversiones por 70 millones de pesos anunciadas para este año la firma Salentein, de capitales holandeses, incluyó la ampliación de capacidad de su planta elaboradora de espumantes para ampliar su elaboración con método champenoise.

Por su parte, Casa Margot abrirá un centro de Interpretación de Espumantes durante la Vendimia, un “Champagne Point” donde se podrán degustar todos los espumantes que los productores deseen presentar allí. La lista de inversiones en burbujas continúa. Todas apuntan al fuerte crecimiento que está teniendo esta categoría que, en los últimos 2 años, fue la que más traccionó en el segmento de los vinos fraccionados en mercado doméstico y que, en el sector de la diversión nocturna, comienza a ganar espacios a la cerveza.

Basta con ver las cifras de 2012. Estadísticas del Instituto Nacional de Vitivinicultura indican que los despachos de espumosos tuvieron un impactante aumento del 20% en relación a 2011, alcanzando casi los 374 millones de litros, frente a una retracción de los vinos gasificados. Ya explicaremos más este punto.

En cuanto a precios, dos segmentos, el de 18 a 30 pesos y el de más de 30 pesos, son los que están logrando la mejor performance, según revela el informe de la consultora CCR que mide el desempeño de los vinos en góndola en el mercado interno para el Fondo Vitivinícola. “El consumo de espumantes de más de $ 30 tuvo un incremento de 27% en volumen y 37% en facturación, pero el que más creció en precio promedio fue el segmento de $ 18 a $ 30, con un incremento del 18%, alcanzando también un aumento de 37% en facturación”, explicó Carmen Pérez, encargada de comunicación del Fondo.

¿Qué hay de nuevo en el consumo?

Sin duda la novedad es que el espumante le ganó a los gasificados y golpeó indirectamente a la cerveza en lugares de consumo masivo de bebidas alcohólicas. Si bien durante muchos años fueron los célebres frizantes los que actuaron como “buque insignia” ganando el gusto de los jóvenes en los espacios de diversión nocturna, hoy ese lugar está siendo ocupado por los espumosos. Estadísticas del INV muestran que en 2012 los gasificados sufrieron una retracción del 10,62% mientras los espumosos crecían al 20%.

Chandon (líder en el mercado de los espumosos) con su línea Délice marcó tendencia. El año pasado sacó al mercado un vino espumante dulce para tomar con hielo y mezclar con frutas, cáscaras de cítrico y menta. Así el espumante ingresó de lleno en la coctelería y rompió barreras culturales que lo ligaban al consumo estacional, fiestas y ocasiones especiales, al menos en el imaginario colectivo.

Detrás de esta marca emblema, aparecieron en las góndolas una miríada de espumantes dulces, de Torrontés o tardíos, para ser preparados como tragos. Speed lo hizo primero con Novecento (un espumante que elabora Dante Robino) y ahora con su espumante propio, Renaissance, reafirma el espacio ganado por el espumante a la cerveza en el gusto de los jóvenes. Carlos Vargas, enólogo de la bodega, puso énfasis en este punto: “Hace años que venimos viendo cómo ganarle al vino con la cerveza y hoy lo hemos logrado. Se hace así, llegando al cliente con un producto fresco, joven y que lo haga sentirse bien”.

La nueva modalidad de los espumantes y su movimiento ascendente impactó en todos los elaboradores y no sólo en las grandes marcas. Federico Cassone dueño de Finca La Florencia, elabora cada año 70.000 botellas de espumante, que envía a “champanizar” a fasson. En los últimos dos años vio cómo el consumo cambió radicalmente. “Se rompió la estacionalidad. Hemos visto que es un vino que se consume en toda época del año. Se usa para comer. Se usa mucho como aperitivo, mucho después de la comida o durante. Para ese público hacemos un espumante muy competitivo, en el segmento de los $ 45”, evaluó.

Alejandro Vigil, chief winemaker de Catena Zapata, reforzó la idea de que éste es un momento muy favorable para los espumantes. “Nosotros queremos consolidarnos como proveedores de espumantes. El proyecto empezó hace casi 7 años y ahora le apostamos más fuerte, porque es un buen momento. Ya tenemos un fuerte mercado nacional y, sin trabajar demasiado aún los mercados externos, estamos sacando 75.000 botellas de espumantes al año”, comentó.

La apuesta de Peñaflor

Si bien aún no están entre los jugadores más grandes del mercado -los primeros son Chandon y Toso con la marca Federico de Alvear, un espumante de $ 25 la botella- el Grupo Peñaflor apuesta fuerte a la categoría. “Venimos en continua expansión. Nuestra planta de elaboración de espumantes ha ido creciendo en los últimos 5 años, incrementando su capacidad prácticamente un 30% por año”, comentó el chief winemaker de Trapiche, Daniel Pi.

En escena hay bodegas que decidieron crecer en la categoría pero todavía no invierten en champañeras propias. Esta decisión se mantiene en relación a la cantidad de botellas elaboradas, ya que los costos no son bajos.

“Muchas bodegas trabajan con servicio de elaboración de terceros. Estos reciben el vino base de las bodegas y cobran un costo de elaboración por espumante que hoy ronda los 80 centavos de dólar por botella por el servicio de fermentar y envasar. El costo de los insumos secos es aparte”, comentaron los enólogos consultados por Los Andes.

Daniel Pi coincide en que el cambio en el consumo de los espumantes fue marcado por los lugares de diversión nocturna. “Ahora hay toda una moda de utilizar el espumante para hacer cócteles. Pasamos del extra brut que es la línea mimada de elaboración de espumantes, lo extra seco que era considerado lo mejor, a lo más dulce sobre todo para el público joven que elige esta bebida para mezclarla con otras y hacer tragos en los boliches”. De allí surgió Fest! un champagne dulce de Peñaflor que está teniendo buena aceptación en las discos.

“Con estas bebidas se complementa o se remplaza a los frizantes, que han tenido un crecimiento importante; pero el crecimiento de los espumantes está apalancado por los espumantes dulces, de 25 pesos, que valen lo mismo que un gasificado pero que el consumidor aprecia más”, destacó.

Esta “premiumización” del consumo, que apunta a la sensación del consumidor de poder acceder a algo mejor por muy poca diferencia de precio, sumada la inflación, por la que el valor del dinero va cambiando día a día, aportaron bastante a este cóctel. El consumidor prefiere gastarse 10 pesos más y comprar un producto de mejor calidad, o que lo hará sentirse más especial y el champagne, como bien sabemos, siempre tuvo esa impronta.

También se achicó la brecha entre el precio del espumante y el vino tranquilo. No sólo en Argentina sino a nivel mundial. Hoy es posible encontrar cavas españoles y prosecco italiano de precios muy accesibles, a 10 o 15 euros. Ambos hicieron explotar el consumo en Europa y Estados Unidos. En Argentina también es posible hoy encontrar muchos espumantes en el segmento de los $ 40.

“La brecha que había entre el espumante como producto de lujo y el vino tranquilo, está cambiando. El champagne se está haciendo más accesible. Es por esto que la mayoría de las bodegas le hemos pedido al gobierno que continúe la excepción de impuestos al espumante, porque ya no es un producto de lujo”, destacó Pi.

El 2012 no fue el mejor para exportaciones de espumosos

El pico de exportaciones de espumantes no fue 2012 sino 2011, cuando se alcanzó un incremento del 27% en miles de hl. y un 37% en dólares FOB. El precio promedio de exportación en 2012, en tanto, creció, llegando al 13,5% de aumento (acorde a datos de Caucasia Wine Thinking) mientras que los envíos a mercados externos en volumen se mantuvieron relativamente estables (40 - 41 mil hl.)

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