Esposas y amantes - Por Carlos S. La Rosa

El radicalismo a Cornejo y Carrió a Macri no los dejan vivir su romance en paz.

Esposas y amantes - Por Carlos S. La Rosa
Esposas y amantes - Por Carlos S. La Rosa

Si hiciéramos una metáfora de la relación entre el presidente Mauricio Macri y el gobernador Alfredo Cornejo en términos sentimentales, ambos se sienten como dos furtivos amantes, enamorados entre sí pero celados permanentemente por sus respectivas esposas: la UCR (la de Cornejo) y Elisa Carrió (la de Macri).

Por eso, con su presencia en Mendoza Macri intenta demostrar por enésima vez que todo lo une con Cornejo y nada lo desune. Y tiene razón en lo que respecta a ellos dos, pero pare de contar.

Carrió se hizo acompañar este lunes en el programa de Joaquín Morales Solá por el radical cordobés Mario Negri y durante una hora desplegó como nunca su espectacular show televisivo. Lo hizo para comunicar que Negri es el radicalismo auténtico que se la juega en serio para apoyar al gobierno nacional de Cambiemos, mientras que el radicalismo de Cornejo y Sanz (jamás los nombró directamente pero sí mil veces los aludió para lapidarlos) le bajaron a dos de sus mejores hombres, Lopetegui y Quintana, y quisieron hacer lo mismo con Marcos Peña. Los acusó de no jugarse debidamente por Macri en la peor crisis jamás vivida y de pensar más en el partido que en la coalición y el país.

Por su parte, el radicalismo intentó hacer nombrar a varios ministros de amplio conocimiento público, como Ernesto Sanz, Alfonso Prat Gay o Martín Lousteau, pero todos ellos tenían una sola razón de ser para entrar en el gabinete: la de sustituir a Marcos Peña, para ver si “rompían el cerco” que los políticos tradicionales de Cambiemos creen que le han hecho a Macri los de la Jefatura de Gabinete. Lograron sacar a los dos colaboradores inmediatos de Peña, pero no a Peña y entonces todo se frustró. El radicalismo se sintió desairado y Lilita estalló. Y en privado esas dos esposas recriminaron por tibios a sus esposos porque los dos cedieron algo pero ninguno todo.

En realidad a Cornejo mucho no le importa que el radicalismo tenga mayor protagonismo político en lo que se refiere a sumar funcionarios con más peso en el gobierno actual de Macri. Lo que a él le interesa es ir creando las condiciones para que si el actual oficialismo nacional es reelegido, el radicalismo y él personalmente (porque ya no será gobernador) puedan ser el soporte político real del nuevo gobierno como hasta esta semana lo eran los Peña’s boys. Como Jefe de Gabinete o con el cargo que fuera, Cornejo anhela cogobernar nacionalmente con el Pro como en esta gestión no se pudo lograr.

Dentro de ese juego a mediano plazo, Cornejo está hoy más satisfecho con Macri de lo que la UCR lo está. Es que si bien no pudo incluir nombres en el gabinete en las condiciones que el partido quería (lo que para nuestro gobernador es hasta un alivio porque no comparte del todo, ni nunca compartió del todo, lo que se viene haciendo) sí pudo imponer varias de sus propuestas políticas: en particular lo del retorno de las retenciones y la de licuar en parte el poder de Marcos Peña.

Además, le parece que un dólar alto llevará a una propuesta productivista más que meramente ajustadora, para dejar contenta a la ideología radical.

Que Cornejo comparte, a pesar de que en Mendoza hasta ahora le viene yendo mejor en el ajuste estatal que en el desarrollo provincial.

Por su parte, aunque Carrió haga todo lo posible para que Macri se saque de encima la influencia de radicales como Cornejo y Sanz, el presidente se siente más satisfecho con estas personalidades del radicalismo que con el radicalismo en sí, que lo vive criticando, solapadamente y no tanto. A Sanz le debe haber arrastrado a una UCR desconfiada hacia una alianza electoralmente triunfadora, aunque eso le costara tener que renunciar a la presidencia de un partido que lo vio más cercano a Macri que a sus correligionarios.

En síntesis, entre Cornejo y Macri, pese a las diferencias que entre ellos dos tienen (más Cornejo con Macri que Macri con Cornejo), la relación es armoniosa personalmente y políticamente fructífera. Pero el radicalismo a Cornejo y Carrió a Macri no los dejan vivir su romance en paz.

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