Esperando el milagro

Gimnasia perdió ante Ferro y los resultados ajenos lo dejaron al borde del abismo. Había jugado un buen primer tiempo pero en el complemento perdió la memoria y se terminó de desfigurar con el gol de Mazur a 10’ del final. ¡A rezar..!

Esperando el milagro

Con respirador artificial. Así quedó el Lobo del Parque. No hay consuelo. No hay explicación, porque Gimnasia volvió a sufrir su falta de efectividad. Hace cuatro partidos que no convierte goles y eso se paga caro. Es momento de hablar de injusticia del resultado final. Ganó Ferro 1-0. No sirve. No hay tiempos para lamentos.

Ahora, hay que rezar. Porque el Lobo llegó a Caballito y dependía de sí mismo. Sin embargo, ni la suerte lo acompaño. Porque goleó Guaraní, ganó Brown y como si fuera poco, igualó Central Córdoba. Todo mal. Por donde se lo mire o se lo analice. Gimnasia perdió y quedó al borde del abismo. Y eso que hizo un primer tiempo casi a la perfección. Sólo faltó el gol.

Consciente que la soga le aprieta mucho el cuello jugó con autoridad. Le faltó el respeto a un Ferro que 24 horas antes del juego había cumplido su objetivo: entrar al Reducido. Sin embargo, en su cancha y empujado por su gente, intentó imponer su estilo. Pero, apareció ese Lobo con aire de grandeza. Lejos, de la imagen esa que mostró hace siete días ante Central Córdoba. Firme y duro en defensa redujo al mínimo su chance de error.

Jugó cuando pudo jugar y reventó el balón cuando la jugada lo necesitaba. La apuesta de Omar Labruna de jugar con tres hombres en el fondo fue satisfactoria y más teniendo en cuenta que el dueño de casa no incomodó al portero Alasia. Recién al minuto 45 llegó la primera jugada colectiva de Ferro. El resto, fue todo del Lobo. Ambicioso. Guerrero. Audaz y con autoridad para quedarse. con los tres puntos. Faltó la el toque final, ese toque que muchas veces le fue esquivo en el torneo y que lo llevó a jugar su partido y con los oídos en el resto de la cancha del país.

Así se juega cuando el objetivo es mantener la categoría. Pero, todo cambió en el complemento. La historia fue otra. Figurita repetida. Lo que en todo el torneo no convirtió en el arco de enfrente, lo sufrió en el propio. Primero, el Lobo se enteraba del gol de Brown y por primera vez en la tarde, quedaba en zona de descenso.

Fue un golpe al mentón. Porque el equipo no reaccionó y Ferro creció notablemente. Fueron 15 minutos a pedir del Verde. Había perfume de gol. Alasia lo impedía. Lamentablemente, el tanto de Ferro llegó y el equipo Mensana se derrumbó. No tuvo reacción.  Le quedó una a Montiveros y se fue por arriba del travesaño. El Lobo quedó al borde del abismo, una pena. Ahora, a jugarse la vida ante Dálmine. Obligación: ganar y rezar para que sus competidores no sumen una victoria. Los milagros existen, por esta razón, el Lobo continúa con vida. No está muerto quien pelea.

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