La recuperación del pastizal natural luego de un año con menos nieve pero con más lluvias, llevó alivio al secano mendocino y alimenta la expectativa de una buena temporada para el sector caprino, en todas las zonas productoras.
La situación se repite en la mayor parte de la provincia y en todos lados el agua fue bienvenida, a pesar de las diferencias en los ciclos productivos.
Ya sea en el Norte mendocino, donde quedan pocas cabras por parir (sobre todo en Lavalle), o en el extremo Sur, en Malargüe, donde los nacimientos comienzan normalmente alrededor del 10 de octubre en los campos situados al este de la Ruta 40, y entre el 15 y el 20 del mismo mes en los situados al oeste.
Los caprineros del Norte provincial -la zona más castigada por la sequía en los últimos años- ya están sobre el fin de la temporada.
Probablemente queden algunas cabras que vayan a tener sus crías más cerca de fin de año, pero como el 75% o el 80% de los chivitos nacen en el invierno (entre mayo y agosto aproximadamente), ya están más cerca -que sus pares sureños- de poder hacer un balance.
Mario Ricardo Ortiz, presidente de la Asociación Ganadera Centro Cuyano de Lavalle, ratificó que “hubo muy buena parición, con animales sanos y gordos, aunque la mejora en clima se podría haber aprovechado si no hubiéramos tenido tanta mortandad estos últimos años a raíz de la falta de lluvias que provocó pérdidas de entre el 25% y el 30% de los caprinos de la zona”.
Recordó que “hasta el invierno del año pasado la situación era muy crítica, parecía el fin del mundo, porque los animales no tenían qué comer pero empezó a llover al promediar la primavera de 2013 y eso cambió las cosas”.
Como las lluvias continuaron en algunos momentos muy oportunos de este año, el campo reverdeció, florecieron chañares y algarrobos (cuyos frutos son de apreciable valor nutritivo) y todo parece indicar que van a cerrar un buen año, según el productor lavallino.
Ortiz señaló que esta temporada “hemos estado sacando chivos de entre 5 kilos y medio y 7 kilos, distinto de años atrás, cuando los animales salían a la venta con 4 kilos o 4 kilos y medio porque las madres no estaban en condiciones de alimentar a las crías y tenían que sacarlas anticipadamente”.
Ortiz confía que esta mejora marque un cambio de ciclo climático, y descuenta que “la gente va a ir dejando las cabritas que van naciendo, para futuras madres y así poder recomponer el stock de vientres”.
Alivio en el Sur
Desde Malargüe, el productor Sifredo Aguilera señaló que, en su zona, las cabras comenzaron a parir hace un par de semanas, y confirmó que "las lluvias que tuvimos en los primeros días de octubre mejoraron mucho la situación de los campos al oeste de la Ruta 40 porque hasta ese momento pintaba para ser un año difícil".
Aguilera, que tiene sus piños unos 30 kilómetros al suroeste de la ciudad cabecera del departamento, remarcó que “después de cuatro meses sin lluvia ni nieve, creíamos que nos iba a fracasar todo”.
Pero el agua trajo alivio, porque el rebrote de los pastizales en este momento crítico permitirá a las cabras soportar de mejor manera la mayor demanda de alimento para amamantar a las crías.
“Ahora sobra leche -dijo Aguilera- y va ser rápida la crianza. En estas condiciones, los chivitos podrán estar saliendo a la venta a los 40 días de nacidos”.
El productor del Sur dijo tener referencias de algunas precipitaciones, también, “en la zona de La Escondida, unos 200 kilómetros al este de la ciudad de Malargüe, cerca del límite con General Alvear, donde sólo hay pasto cuando llueve”.
Por su parte, Oscar Bernard, coordinador provincial -en Mendoza- de la Ley Ovina y de la Ley Caprina, ratificó que “los pastizales naturales se han recompuesto bastante, aunque no en igual medida en todas las zonas”.
Advirtió que “el Norte siempre estuvo más castigado, a pesar de que las lluvias mejoraron bastante la situación, porque hoy Lavalle, por ejemplo, no es lo que era el año pasado, que fue un desastre.
En las zonas Centro y Sur los campos han mejorado bastante, las hembras están bien y los chivitos van a estar bien también, porque va a haber buena leche, por lo que cabe esperar un destete bastante bueno”.
La etapa comercial
Mario Ortiz estimó que "ya se vendió la mayor parte de la producción de este año". Sostuvo que alrededor del 20% de las ventas se hizo a través de la Asociación, que pagó 240 pesos por animal vivo al productor y vendió a 260 pesos a un comprador de San Carlos.
El resto de las operaciones se hizo en forma particular, “a algún conocido o a la gente que pone bodegones en las fiestas de la Asunción o de la Virgen del Rosario.
En esos casos, algunos han vendido a $ 260 o $ 270, y si es el propio productor el que tuvo su puesto de comida en esas fiestas, le puede haber llegado a sacar $ 300; $ 350 o $ 400 a cada chivito”.
Reconoció que “lo ideal sería que finalmente pudiéramos conseguir la autorización para faenar nosotros, y entonces podríamos hacer una mayor diferencia”.
Ahora, la expectativa está centrada en el espacio comercial que volverán a habilitar desde el ámbito oficial para que los productores lleguen directamente al consumidor, en ocasión de las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Ortiz confía que, en este esquema que supone prescindir de intermediarios, “al puestero, deducidos los gastos de faena y el traslado en furgón térmico, podrían quedarle entre $ 320 y $ 350 por animal, con un precio al público que podría rondar entre $ 400 y $ 450”.
Pero advirtió que, “como va avanzando la inflación, no podemos hablar de precios con mucha seguridad en este momento”.
Desde el ámbito oficial, Oscar Bernard ratificó que este año reabrirán el espacio comercial que permita acercar a productores y consumidores. “La idea es romper con esta situación de dependencia de los intermediarios, que achica los ingresos de los crianceros y encarece el producto al consumidor”.
Señaló que desde el Ministerio de Agroindustria van a reforzar el apoyo para sumar este año un número mayor de productores a esta iniciativa. Aclaró que “hay toda una logística que montar, que incluye el traslado de los animales, la faena y el transporte refrigerado hasta los puntos de venta, que en los próximos días comenzará a definirse”.
Mientras tanto, según Sifredo Aguilera, que es asociado de la Cooperativa Agrícola Ganadera Las Vegas Ltda., los malargüinos del Este podrían estar sacando sus chivos a la venta alrededor del 5 de diciembre y los del Oeste, a partir del 10 de ese mes.
Con respecto a precios, el productor del Sur se muestra muy cauto. Cada año llega gente de Córdoba que compra buena parte de la producción, pero los valores no satisfacen a los caprineros sureños.
“El año pasado los cordobeses empezaron ofreciendo $ 160 -recordó Aguilera- y nosotros, en la cooperativa, empezamos pagando $ 220, porque creemos que hay que defender el precio de la producción”. Aclara que “es un tema que recién estamos empezando a ver pero creo que el productor va a pedir de 300 pesos para arriba”.
Genética, sanidad y manejo
Oscar Bernard advirtió sobre la necesidad de mejorar el manejo de las majadas. Por ejemplo, eliminar las categorías improductivas. “Una cabra vieja, que sigue comiendo pero que ya no va a dar chivos, hay que eliminarla del piño.
Entonces, hay que hacer una limpieza general, para que queden los animales más jóvenes. A veces eso se da naturalmente, cuando los animales viejos y débiles no pueden sobrevivir a las épocas de sequía o de cualquier otra inclemencia climática. Pero cuando el campo está bien, si esos animales no se eliminan, siguen comiendo, aunque ya no tengan posibilidad de reproducirse”.
Por otra parte, señaló “la posibilidad de exportar esa carne a países árabes, con lo cual se puede limpiar el rodeo y al mismo tiempo obtener algún ingreso”.
Por ejemplo, “en Malargüe hay cabras viejas que van a volver gordas de la veranada, y se pueden faenar en el matadero municipal desde fines del verano hasta mayo”, explicó.
En materia sanitaria, continúa la vacunación contra brucelosis caprina y los índices de prevalencia han seguido bajando en forma importante.
Las tareas de vacunación se están realizando permanentemente, en distintos puntos de la provincia, pero cada piño debe ser vacunado cada dos años.
Esto trae aparejada una mejora directa de la producción (porque la brucelosis produce abortos en las cabras) y en la salud humana, porque es transmisible a las personas (los productores y sus familias, que trabajan diariamente con los animales).
Por otra parte, sigue vigente el llamado Plan Castrón, que consiste en la revisación de los reproductores machos para verificar su aptitud reproductiva, sus condiciones para transmitir buena genética, su capacidad para soportar las exigencias del servicio y, por otro lado, que no sean portadores de enfermedades que vayan a diseminar en la majada.
Estas acciones sirven también para valorizar el caprino criollo, que es la raza que verdaderamente está adaptada al árido y a la montaña de Mendoza.
Bernard destacó, por otra parte, la continuidad del trabajo de la Unidad Ejecutora Provincial (UEP) de las leyes nacionales Caprina y Ovina. “Se reúne todos los meses -dijo- lo que permite que un abanico muy amplio de productores conozca los beneficios de la ley”.
Resaltó el hecho de que “en el ámbito de la Mesa Caprina se discuten los proyectos de cada organización y cada zona, con la participación de representantes de los productores de toda la provincia”. Esas iniciativas tienen que ver con el financiamiento de infraestructura para la provisión de agua e instalaciones de manejo, entre otros.
