A medida que transcurre un año en que la pérdida de poder adquisitivo, la suba de precios y cierta destrucción del empleo vienen marcando la cancha, la ilusión de un repunte en el segundo semestre parece diluirse. Sin embargo, economistas y empresarios mendocinos todavía creen que la segunda mitad del año será mejor que la que termina pero, en líneas generales, la mayoría no espera un gran repunte sino más bien un freno en la caída de la actividad, que servirá para tomar envión para 2017.
Esta suerte de recuperación a la que algunos apuestan hasta como un deseo, no se producirá a partir del 1 de julio sino que podría verse sobre finales del tercer trimestre o principios del cuarto. En los sectores empresarios, por el momento y pese a los problemas de estos meses, la confianza en el nuevo gobierno nacional persiste aunque con importantes reservas en función de los resultados.
El gran tema a apaciguar a partir de este mes es la inflación. Los economistas rescatan que comenzará a bajar y que se mantendrá en alrededor de un 2% mensual, número bastante más bajo que el que se viene registrando (en mayo la medición en Mendoza subió 5%) pero igualmente alto.
“Se percibe cierto control de la inflación luego del impacto sufrido por tarifas y combustibles. No obstante, el número anual terminará en una suba de entre 35% y 40% lo que, de todas maneras, es muy alto”, señaló el economista Pablo Salvador, de Fundación Ideal, para quien los ajustes realizados en el primer semestre eran una manera de poner a “andar la locomotora”. La baja en las tasas de interés muestran esta morigeración.
Esto no quiere decir, no obstante, que las consecuencias de los cambios implementados desde la Nación se terminen este mes. Uno de los puntos sensibles es que los salarios terminarán el año perdiendo por goleada. Con aumentos promedio del 25% y una inflación anual estimada en diez puntos más (o más), la reactivación del consumo quedará para el año próximo.
Sin embargo, con las actualizaciones concretadas en esta mitad del año y pasado el remezón de las tarifas, es probable que el comercio frene su caída. En mayo y según la FEM, las ventas cayeron casi 10,7%. “Pese al atraso, los salarios ya recuperaron algo y eso se va a volcar al consumo”, sostuvo el economista Sebastián Laza para quien en el segundo semestre la economía crecerá entre 1% y 1,5% en relación al año pasado.
El especialista cree que si los planes de obra pública se concretan también habrá una reactivación que se volcará al consumo, junto con el dinero que habrá en circulación gracias a medidas paliativas como aumento de jubilaciones y asignaciones, pago de juicio a jubilados, devolución de IVA a sectores vulnerables, entre otros.
Esto, para el economista Raúl Mercau, no es tan claro ya que duda cuánto irá a compras cuando se concrete el pago de juicios a jubilados. Además, el contexto internacional recesivo -con Brasil a la cabeza- no será de gran ayuda para lo que resta del año. “Las medidas del primer semestre atentan contra el consumo, las exportaciones netas y la inversión. Por eso creo que en el segundo semestre, a lo sumo, se observará un freno en el estancamiento pero la recuperación estará lejos”, sostuvo.
Una tenue luz
La encuesta de expectativas que realizó en mayo el Centro de Información de la Federación Económica de Mendoza (Cifem), con la colaboración de la Universidad Champagnat mostró, entre otras cosas, que “59% de los empresarios pymes encuestados considera que, de haber un repunte en la actividad, este impactará recién en el primer semestre de 2017. Un 28% piensa que el impacto será en el último trimestre de 2016, mientras que un 13% considera que lo hará en el tercer trimestre de 2016”.
Empresarios consultados por este diario se mostraron algo más optimistas pero con las reservas que les da la vivencia de una situación actual con costos casi inmanejables así como un tipo de cambio que comienza a perder la competitividad ganada con la devaluación.
Juan Carlos Pina, presidente de Bodegas de Argentina, reconoció que, pese a todo, el sector espera una mejora general. “La situación está muy complicada pero hemos visto algunos cambios positivos y entendemos que esto va a ser muy lento ya que venimos de una situación altamente comprometida”, expresó el dirigente. Para él, el reconocimiento de la inflación es un paso crucial para salir de ella.
La visión esperanzadora de Hugo Gamboa, presidente del Círculo de Constructores de Mendoza, pasa no tanto por una confianza absoluta sino más bien por la idea de que no hay otra salida que hacer algo para que la situación no se agrave para todos. “La expectativa es que en el segundo semestre va a haber inversión pública”, comentó.
La construcción -uno de los sectores más golpeados en los últimos meses- podría comenzar a ponerse en marcha con obras menores como -según Gamboa- vivienda con la promesa de fondos y programas nacionales y la llegada de créditos internacionales para obras de saneamiento.
El constructor también apuesta al inicio de obras más importantes como la autopista a San Juan y la un millón de veces postergada represa Los Blancos. “La construcción de casas puede recuperar parte del empleo perdido”, sostuvo Gamboa. Entre octubre de 2015 y marzo de 2016, el sector perdió más de 2.000 puestos de trabajo en la provincia. Hasta 2017, Gamboa no espera grandes noticias en inversión privada.
Con el golpe del aumento de tarifas y combustibles en mente, Mario Bustos Carra, presidente de la Cámara de Exportadores de Cuyo, también mantiene la esperanza de que la situación mejore en la última mitad del año.
“Sabemos que no es tarea fácil pero esperamos que se tomen medidas para morigerar el impacto que tienen en los costos estos incrementos”, sostuvo este dirigente cuyo sector observa cómo las medidas tomadas a principios de año con la eliminación de retenciones, mejora en plazos de devolución de IVA y devaluación, comienzan a licuarse en una nueva pérdida de competitividad por los costos ganados.
En tanto, quien ya ha dado este año como perdido es el sector frutícola. Sucede que la mala cosecha ya les jugó en contra y el resto de las medidas tomadas en pro de la suba de costos terminaron de hacer caer al sector.
“Nuestra actividad espera al año siguiente porque hasta que no venga la nueva cosecha no tenemos nada”, explicó Juan Riveira, presidente de la Asociación de Productores de Fruta en Fresco. Si esta vez el clima no castiga a los frutícolas, se espera -y se es relativamente optimista- que se logre un equilibrio con los costos para que el negocio comience a funcionar.
Espera para inversiones
Aunque el pago a los holdouts fue un hito y una promesa de llegada de inversiones extranjeras, lo cierto es que las mismas se concretarán recién el año que viene si es que en lo que resta de éste se cumple -aunque sea en parte- la promesa del Gobierno de que la situación mejorará. La clave parece seguir estando en mostrar reglas de juego claras.
“La baja gradual de la inflación, de las tasas de interés, el blanqueo de capitales, permitiría traer fondos pero el impacto sobre el inversión tomará tiempo y es probable que no tenga efectos pronto”, subrayó Mercau para quien la inversión tiene un peso relativamente pequeño en el PBI.
Laza también cree que las inversiones tardarán un poco más debido a que las empresas deben mirar desde la macro hasta la micro pasando por lo fiscal. En la misma línea, Salvador, estimó que hasta que no se muestren las señales de cómo van a ser las cosas, los inversores no van a llegar.