Con pérdidas que podrían fluctuar entre el 50% y el 70%, en distintos puntos de la provincia, las producciones de almendras de Mendoza van a sufrir este año un fuerte traspié desde lo productivo, aunque las buenas cosechas previas y la firmeza en los precios permitirán mantener cierto equilibrio, a la espera de los resultados del ciclo 2017/2018.
Las heladas de esta primavera, más por su duración que por lo que indicaba el termómetro, golpearon duro en los almendrales de la provincia.
Agustín Cruzat aseguró que "la situación está bastante mal porque las heladas hicieron mucho daño, y vamos a tener pérdidas muy importantes este año". Precisó que "si bien la helada no fue tan fuerte, duró tanto -alrededor de 6 horas en algunos lugares- que fue imposible evitar el daño".
La situación se dio en todas las zonas de producción de la provincia. Cruzat, que asesora a productores almendreros de distintos puntos de Mendoza, precisó que “en Barrancas, Maipú, tuvimos pérdidas importantes, de hasta 50%, igual que en Medrano (Junín)”.
Apuntó que “en la parte más alta de Maipú, como Cruz de Piedra, creo que no ha sido tan fuerte”. Por otra parte, “sé que en la zona de Lavalle también afectó, dicen que pueden haber tenido hasta 70% de daño”.
De todos modos, aclaró que “son estimaciones preliminares. En este momento es difícil cuantificar el daño, porque recién ahora los frutos están cuajados y adquiriendo más tamaño, y hay que ver los que quedaron en qué condiciones van a seguir”.
Martín Zanetti, productor y viverista del Este de Mendoza, estima que "se ha perdido entre el 50% y el 60% de la producción que podríamos haber tenido este año". De todos modos, aclaró que el mayor impacto lo sufrieron los montes implantados con variedades tradicionales, de floración media, que son más sensibles a las heladas tardías que ocurren en Mendoza.
Fabián Gaurón, productor del Sur de la provincia, pinta un panorama desolador. "Se perdió todo, el 100%, no quedaron ni las hojas", resume, al referirse a la intensidad del daño que provocaron las heladas en los cultivos frutícolas de General Alvear, incluidos los de almendra.
Al margen del manejo de sus cultivos (produce duraznos, ciruelas, damascos, peras y uvas de mesa), Gaurón administra una finca de la firma Manso Río, donde hay implantadas, además de otras especies, 3,5 hectáreas con almendros. Esos montes están en una finca ubicada sobre la calle Centenario, entre los parajes La Marzolina y Compuertas Negras. “Las plantas estaban muy bien, pero la helada no dejó nada, y hasta ahora, lo que vengo salvando es la uva de mesa y algo de pera Giffard”.
Pintaba muy bien
A todo esto Agustín Cruzat aclaró que “las pérdidas se produjeron en propiedades donde no se hizo defensa activa” y reconoció que “donde no se defendió fue porque no estábamos preparados para defender”. Reveló que “recién ahora estamos evaluando los primeros resultados de una experiencia que empezamos a hacer en algunas propiedades”.
Se lamenta porque “se había alcanzado un muy buen nivel de cuaje y de floración, venía bastante parejo, yo calculaba que íbamos a estar con volúmenes parecidos a los del año pasado, o quizás con un poco más de producción”.
Remarcó, de paso, que “le estamos encontrando la vuelta al problema de la vecería, a partir de un muy adecuado plan nutricional desde el poscosecha. La idea es que la planta tenga recursos suficientes para desarrollar el fruto del año y acumule reservas para el ciclo siguiente”.
Estas previsiones se justificaban por el hecho de haber tenido una buena cosecha 2016 y una muy buena en 2015, y siempre está el riesgo que la planta decaiga en producción para recuperar fuerzas. Pero, al parecer, los montes venían bien, hasta el momento de sufrir el impacto de las heladas.
En eso coincidió Martín Zanetti. Aseguró que “esta temporada tuvo una buena intensidad de floración”. Aclaró que “como en toda la fruticultura, la fenología se adelantó entre 20 y 25 días respecto de lo normal”. Las únicas variedades de almendras cuya floración no se adelantó fueron dos de las nuevas, de origen español. Por eso, “cuando ocurrieron las heladas típicas de la primavera mendocina, los productores que no hicieron defensa perdieron la producción y los que defendieron, pudieron mantener los cultivos”.
Variedades tardías
Martín Zanetti afirmó que “las variedades Mardía y Penta, que son muy tardías, pasaron con éxito la primavera, y una tercera, Marinada, pudo mantener el 60% de la producción aún sin defensa contra heladas”.
En los cultivos de Mendoza, todavía prevalecen los montes de la variedad Guara, que es de cáscara dura pero de floración media. “Esa se heló, al igual que las californianas Nonpareil, Thompson que son de cáscara blanda, de floración temprana”, indicó Zanetti.
Sobre este punto, recordó que “es el octavo año de experiencia con este panorama varietal nuevo y esto da lugar a conclusiones, sabiendo qué variedades son las que -por fecha de floración- se liberan de las heladas”.
El techo está lejos
No obstante, las variedades nuevas ocupan una superficie todavía menor. La mayor parte está implantada con variedades como la Guara y las de cáscara blanda, que han sufrido la helada y se han perdido. Por eso es que la oferta va a estar más acotada que de costumbre, hasta febrero de 2018 porque ya se sabe que el ciclo 2016-2017 será de producción magra.
De cualquier forma, aun considerando un año de producción normal, el autoabastecimiento está lejos. Según datos del IDR la superficie total con almendro suma en Mendoza 2.138 hectáreas, concentrándose en la región norte con el 53%, es decir, 1.124 hectáreas, seguida por el este con el 46% (984 hectáreas) de la implantación. Mientras que el valle de Uco y el Sur aportan menos de 30 hectáreas de almendro al total.
Por eso es que seguirá faltando mercadería, aunque finalmente la cosecha 2016 (la de febrero de este año) terminó medianamente bien. “Nosotros -dijo Zanetti- registramos un aumento de 15% a 20% con respecto a la del 2015”.
Por otra parte, “los precios se mantuvieron muy estables, la almendra en el mercado interno se comercializa en el orden de los 12 dólares el kilo, por mayor” y “en el mercado internacional, Europa está pagando 9 euros. Son valores cercanos entre sí, lo que hace que el precio de mercado se mantenga”.
En General Alvear, Fabián Gaurón todavía está vendiendo la almendra que cosechó en febrero-marzo de este año. “Esta temporada que pasó alcanzamos a salvar la producción, por muy poco. Habíamos empezado a cosechar, y cuando llevaba seis filas me agarró una manga de piedra que no quedó una almendra en las plantas. Tuve que juntarlas del suelo, Al final, me quedaron casi 4.000 kilos de almendras”.
Con respecto a precio, “se manejan unos números muy buenos, en este momento estoy vendiendo a $ 260 o $ 270 el kilo, al comercio, a gente que viene de La Pampa, de Buenos Aires, inclusive de Mendoza, porque allá no consiguen”.
Producción en aumento
Lo cierto es que, debido a la firmeza de la demanda en el mercado interno argentino y a la significativa brecha que se mantiene todavía con la producción local, el país seguirá importando almendras y, al mismo tiempo, continuará creciendo la producción.
En efecto, Martín Zanetti confirmó que “siguen entrando montes en producción”. Señaló que “el crecimiento es acotado, pero sostenido”.
En ese sentido, reveló que “todos los años se están plantando 200 hectáreas nuevas, como mínimo”.
Los nuevos almendrales se están instalando “en la zona de Corralitos, en Lavalle, en Las Heras, en San Martín, en Junín, Rivadavia y varios en Tunuyán”. Zanetti admitió que el Valle de Uco es frío para la almendra, “pero con estas variedades nuevas, si la propiedad está bien ubicada topográficamente, como en una ladera, o sectores donde haya buen drenaje de aire frío, funcionan bien”.
Defensa activa
Agustín Cruzat reconoció que “ahora, viendo este panorama, está claro que hay que implementar alguna medida para defender el cultivo de las heladas”. Cree que “ya no se puede imaginar un cultivo de almendro sin tener en cuenta algún tipo de defensa, porque ya hemos visto que de los últimos 4 ó 5 años, tuvimos dos heladas importantes, la de 2013 y la de 2016”.
Por eso, “si bien uno busca establecer proyectos en sectores donde el riesgo sea menor, no tenemos ningún sector de Mendoza que no sea riesgoso por las heladas”, de manera que “no se pueden concebir nuevos proyectos (incluso habría que replantearse los proyectos establecidos), sin tener en cuenta la defensa contra heladas”.
El profesional considera necesario “evaluar qué sistema de defensa se adapta mejor a cada situación”, y reveló que en propiedades que asesora en Barrancas, Maipú, están haciendo “un ensayo de defensa activa mediante microaspersión por pulsos, sobre una superficie de aproximadamente 5 hectáreas”. Explicó que “partiendo el mismo sistema de riego del almendro, se adapta un sistema de riego paralelo, utilizando el mismo equipo para hacer defensa”.
Reconoció que “lo estamos probando”, aunque “en esa parte pudimos defender bastante bien, pero todavía no lo hemos replicado a gran escala y en las zonas donde no se defendió, tuvimos pérdidas importantes”.
Zanetti hace defensa con "microaspersión subarbórea, que ha pasado a ser el sistema más viable para las condiciones climáticas de Mendoza, el más ecológico, el más barato y de mayor eficiencia".
En igual sentido se manifestó, desde el Sur, Fabián Gaurón. El productor alvearense reveló que “estamos con un proyecto de riego por aspersión, para ver si podemos defender el cultivo de las heladas". Pero lamentó "lo que cuesta hacer los trámites para llegar al crédito, y dan nada más que hasta 1 millón de pesos, que no alcanza para hacer 5 has y el reservorio, pero habrá que ir ampliándolo de a poco”.
Costos
En cuanto al costo de plantación de una hectárea de almendro, Martín Zanetti estimó que “sin contar el valor de la tierra, ronda los 5.000 dólares”. Esto, ”suponiendo que ese productor va a erradicar otro cultivo para hacer almendra y que ya tiene la perforación, entre otras mejoras en la propiedad”.
Por otra parte, “si se arranca en un campo virgen, y hay que hacer perforación, poner riego por goteo se va a ir a 10.000 dólares la hectárea”.