Muchos mendocinos seguramente recuerdan meses de mayo en los que las bajas temperaturas obligaban a encender estufas, ponerse capa sobre capa de ropa de abrigo y comer abundantes platos de lentejas.
Sin embargo, este año hubo que esperar a los últimos días del otoño para que el frío se hiciera sentir. El invierno, que empieza hoy, llega después de pocas jornadas de junio en las que el termómetro bajó de cero. Igualmente, el frío se hizo sentir los últimos días y se estima que esta semana se mantendrán condiciones similares.
Aunque por el fenómeno El Niño debería ser una temporada invernal con más precipitaciones, la nieve todavía no aparece por la Alta Montaña. El director del Ianigla (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales), Ricardo Villalba, sostuvo que el hecho de que durante mayo y junio se hayan registrado pocas jornadas frías es consistente con el inicio del evento El Niño en el Pacífico tropical.
El suceso comenzó a mediados de mayo y alcanzará sus valores máximos a fin de año, pero las agencias internacionales de clima ya han pronosticado para América del Sur un invierno no muy severo, con temperaturas por encima de la media.
Villalba explicó que el fenómeno no sólo está asociado a un aumento en los registros térmicos, sino también a mayores precipitaciones. El último El Niño se produjo en 2009-2010 y la provincia lleva, precisamente, cinco años de emergencia hídrica. De ahí que, si hubiera más nevadas en la Cordillera durante la temporada invernal (como se espera), podría significar un alivio en este sentido.
Sin embargo, Villalba reconoció que aún no ha habido nieve -excepto unos pocos centímetros en el sur- y que otros años para esta fecha ya se observaba acumulación nívea en alta montaña.
Retraso de sus efectos
Diego Araneo, investigador del Ianigla, detalló que el fenómeno de El Niño consiste en un incremento de 1 a 2° en la temperatura de la superficie del mar en el Pacífico Ecuatorial. Este calentamiento comienza progresivamente y suele alcanzar un máximo a finales de primavera y principios de verano. De hecho, debe su nombre a que la mayor intensidad se registra cerca de Navidad.
El evento tiende a inducir, en América del Sur, aumento de nevadas en alta montaña cuando se da en invierno y mayores lluvias en el llano cuando sus efectos persisten en verano.
Sin embargo, advierte Araneo, cada Niño puede comenzar de forma diferente o tener una duración variable, como también es esperable que se produzcan diversas anomalías atmosféricas. Es decir que su aparición sólo implica un aumento en la probabilidad de mayores precipitaciones.
El doctor en Ciencias de la Atmósfera indicó que para este año, los modelos de pronóstico estacional están anticipando un evento Niño moderado, cuyo máximo se produciría en el trimestre octubre-noviembre-diciembre (aunque ya se registran anomalías). Debido a esto, su efecto sobre las nevadas tendría un cierto retraso y recién hay mayor probabilidad de que se produzcan precipitaciones por sobre lo normal en Mendoza para finales del invierno y principios o mediados de la primavera.
Además, señaló que para que haya una buena cantidad de nieve en la cordillera, lo ideal es que El Niño comience antes, a finales de otoño, de manera que las anomalías intensas se registren durante todo el invierno.
La noche más larga y el frío
Para comenzar el invierno, la mínima estará hoy por encima de 0°. Esto, después de unas jornadas en las que el termómetro cayó por debajo de esa línea y se produjeron heladas parciales. Fernando Jara, del Servicio Meteorológico Nacional, explicó que el miércoles entró una masa de aire frío y seco, de origen polar, que produjo la disminución de la temperatura a marcas acordes con la temporada invernal. Y si bien hoy no se esperan registros negativos, la máxima tampoco será muy superior a la de los últimos días del otoño.
Daniel Villarroel, observador meteorológico de la base San Martín de la Dirección de Contingencias Climáticas, indicó que hoy se seguirán sintiendo los efectos de la ola polar, aunque con un leve aumento de la temperatura mínima.
Para esta primera semana del invierno, adelantó, las condiciones serían muy similares a las de viernes y sábado, por lo que también se mantiene la probabilidad de lo que se conoce como heladas negras, es decir, sin humedad. Esto, indicó, hace que no se observe escarcha ni hielo, pero en cambio puede agravar ciertos cuadros respiratorios.
En cuanto a precipitaciones, señaló que es probable que llueva en el llano el martes 30 y que también podría estar acompañado por un temporal de nieve en alta montaña.
Además de iniciar hoy el invierno, el 21 de junio es también el día más corto y la noche más larga del año: se trata del solsticio de invierno (que puede variar entre el 20 y el 23 de junio). Pero en realidad, desde el viernes y hasta el martes el sol saldrá a las 8.37 y se ocultará a las 18.36.
Es decir, durante cinco días habrá 5,59 horas de sol directo. En tanto, a partir del miércoles, las horas diurnas comenzarán a alargarse y las nocturnas a acortarse.
Más calor y lluvias en verano
El investigador del Ianigla (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales) Diego Araneo, comentó que el aumento de las temperaturas por sobre lo normal -con mayor incidencia en el trimestre octubre, noviembre y diciembre- puede contribuir a que se anticipe el derretimiento de la nieve que haya caído y se adelante el aumento en el caudal de los ríos.
Si bien manifestó que en caso de que haya mayores nevadas podría atenuarse la emergencia hídrica, planteó que son necesarios varios años de nevadas intensas y temperaturas no tan altas para producir una fusión más lenta de la nieve.
Aunque resaltó que los pronósticos que se extienden por más de seis meses presentan mayor índice de errores y no son tan confiables, el investigador mendocino adelantó que los modelos de pronóstico anticipan precipitaciones y temperaturas por encima de lo normal en el llano para los meses de verano.