Primero en el cine Gaumont de Buenos Aires, luego en San Rafael y el viernes en La Nave Universitaria, y en cada caso con gran repercusión de público, se realizó el estreno del filme documental “El Andariego”, de Laura Piastrellini. Una suerte de homenaje fílmico al grupo folclórico Los Andariegos, surgido en San Rafael a mitad de los cincuentas.
El grupo llegó a constituirse como uno de los cuartetos vocales más reconocidos de Argentina e incluso a nivel internacional, pasó por diversas formaciones, adhirió en los años sesentas al movimiento conocido como Nuevo Cancionero, alentado desde Mendoza por Mercedes Sosa, Armando Tejada Gómez y Oscar Matus, lo que inclinó su cancionero hacia temas latinoamericanos y de contenido social.
Entre las canciones más conocidas que aportó al cancionero argentino se encuentran "Chayita del vidalero" (Ramón Navarro), "Canción para un niño en la calle" (Armando Tejada Gómez-Ángel Ritro) y "El cóndor vuelve" (Armando Tejada Gómez-Eduardo Aragón). En 1976, a pocas semanas de iniciada la última dictadura, publicaron el álbum Madre Luz Latinoamérica, una obra de fuerte contenido social y político, que los haría víctimas de amenazas y luego del exilio. El grupo continuó con shows en distintos países de Europa y una inolvidable presentación en el Teatro Olympia de París, el 30 de abril de 2001, con Alberto Cortez como anfitrión y donde Los Andariegos dieron uno de sus últimos conciertos.
Cine y Música
Precisamente con algunas imágenes de ese concierto comienza “El Andariego”, el documental realizado colectivamente por Laura Piastrellini, Eduardo Fisicaro y Silvia Majul, y que narra la trayectoria de esta agrupación folclórica excepcional surgida en San Rafael. El documental va ensamblando fotografías, registros fílmicos de época, recortes de diarios o revistas, relatos en off y testimonios obtenidos de los mismos protagonistas.
Para conocer algo más sobre esta obra que hace foco sobre la riqueza de la música y de la identidad cultural cuyana, Los Andes entrevistó a su directora, Laura Piastrellini, quien ya tiene en su haber varias realizaciones dedicadas a mostrar la cultura y la identidad de la región, como Pulsando la vida o Compadres, la vida y obra de Armando Tejada Gómez (con Ciro Novelli).
—¿Cómo surgió la idea de hacer este documental sobre Los Andariegos?
—En del 2014 le hicimos un homenaje a Cacho Ritrovato en Tecnópolis, junto a Silvia Majul y Eduardo Fisicaro, y a partir de ahí quedó la idea en el aire de ampliar esto a un documental. Los Andariegos, estuvieron vigentes durante prácticamente 60 años y pasaron por muchos contextos y muchas formaciones. Al final nos quedamos con ese cuarteto de oro que se armó alrededor de los ¨60 con Cachorro Ritrovato, Alberto Sará, Agustín Gómez y Raúl Mercado. Tratamos de contar esta parte de la historia de su formación, de su exilio forzado por la dictadura, de lo que sucedió en las giras, en París y en distintas partes de Europa. Logramos tener las entrevistas en vida de estas personas, que fallecieron no mucho después de que las grabamos. Raúl Mercado fue el último, quien murió hace una semana.
Tener ese testimonio en primera persona, contándonos cómo fue todo su recorrido y toda su historia. Testimonios de cómo nació, por ejemplo, Canción para un niño en la calle, de Cacho Ritrovato y Armando Tejada Gómez. Son historias que tienen mucha reminiscencia y muy ancladas acá, en la región de Cuyo, en Mendoza, en lo que se llamó El Nuevo Cancionero.
—Venís elaborando con tu trabajo una suerte de reivindicación de la música y la cultura folclórica cuyana… ¿Cómo empezó tu interés por este tema?
—El primer documental que hice fue Compadres, la vida y obra de Armando Tejada Gómez, que lo dirigió Ciro Novelli, en el 2012. Ahí empecé a tener un primer acercamiento a la música cuyana, y después, a través del músico y compositor Marcelino Azaguate, me fui dando cuenta de que había cosas que yo desconocía y que estaban al lado de mi casa, cosas que no se podían dejar sin por lo menos un registro serio, de calidad, que retratara la música de Cuyo.
Así empecé a vivenciarla en distintos encuentros que sucedían en familia, fuera de la provincia, dentro de la provincia. A darme cuenta en charlas con Rally Barrionuevo, Peteco Carabajal o Juan Falú de la enormidad y la virtud de la música cuyana. Todo esto para mí era un mundo desconocido y me interpeló eso, como comunicadora, como licenciada en comunicación, qué loco que estando dentro de una cultura pueda estar a la vez tan afuera, ¿no? Otra víctima de la globalización que nos invade. Lo veo también en la gente joven que me rodea, que verdaderamente desconoce mucho sobre de dónde venimos. Y para mí esa es la finalidad: saber de dónde venimos y a partir de ahí ver para hacia dónde vamos.
—Vos sos nacida en Mendoza, ¿no?
— Soy mendocina, sí. Pero, bueno, podés nacer en Mendoza y estar absolutamente enajenado de la cultura de la región. Yo no conocía cuál era nuestra música de referencia, no tenía esa formación. La fui adquiriendo, porque hubo búsqueda personal respecto de lo identitario, siempre la he tenido y cada vez se ha hecho más presente. De eso se trata mi camino, mi recorrido interno más allá de lo artístico, buscar nuestra identidad y mi identidad también a través del arte y de lo que somos.
—En un lugar como San Rafael debe haber mucha gente joven que desconoce que Los Andariegos surgieron de ahí, ¿no?...
—Totalmente. Un poco lo que me pasaba a mí, porque estaba inmersa en el mundo globalizado en el que vivimos, que nos lleva a eso, ¿no? La inmediatez permanente, los medios de comunicación que te bombardean con lo que ellos quieren que escuchés… Reggaeton, reggaeton, reggaetón, y si querés escuchar música folclórica tenés que apelar a un pendrive. No se puede sintonizar una sola radio donde pongan música folclórica para que alguien que tenga ganas de escucharla la escuche.
—Todo esto que decís está también en otra de tus películas…
—En Pulsando la vida, sí, que fue un proyecto y una realización de 5 años de trabajo. Ahí entrevisté a muchísimos músicos, no solamente de la región, sino también de afuera. Trato de dar ahí un valor de lo que tenemos, de nuestra cultura
—Películas así como las tuyas van a contramano de lo que, en apariencia, al menos en este momento, parece dominante, que es esa pulsión medio autodestructiva de nuestra cultura…
—Creo que hay un plan sistemático por destruir la cultura y por destruir la memoria, y que no está hecho de manera inocente, sino que está pensado para llevarnos como borregos para arriba y para abajo. Han desfinanciado el Instituto Nacional de Cine, lo están haciendo con el Instituto del Teatro, con el Instituto de la Música, que son organismos que pueden tener sus falencias, pero podemos discutir cómo resolver esas falencias. Por ejemplo, Pulsando la vida la hice con financiamiento del Instituto Nacional de Cine. No hay privados que vayan a financiar películas de ese estilo. Por eso debe haber una política de Estado, porque hay historias que tienen que ver con nuestra identidad y la identidad de cada pueblo dentro de la profundidad de la Argentina, que merecen ser contadas.