La competidora de Gran Hermano de 53 años y oriunda de Tucumán había causado furor entre los fanáticos del programa.
Petrona Jerez, la tucumana de 53 años que rápidamente se convirtió en una de las favoritas de Gran Hermano 2025, logró su ingreso a la casa gracias al confesionario móvil, una innovadora modalidad de casting implementada en esta edición. Este nuevo formato consistió en un motorhome que recorrió distintos puntos de Argentina y Uruguay.
Desde el inicio, Jerez captó la atención del público por su espontaneidad y carisma. Durante una entrevista previa a su ingreso, en diálogo con Robertito Funes y el exparticipante Manzana, contó que había estudiado teatro entre los ocho y los quince años, una faceta artística que sumó a su versátil perfil. Pero más allá de su trayectoria, Petrona también se destacó por su historia de vida y su vínculo con su familia. “Se llama Jorge, es cocinero, estamos juntos hace 27 años y lo quiero como el primer día”, expresó al hablar de su esposo. Sin embargo, la distancia con los suyos no sería un desafío menor. "Imagino que me tiene que separar cinco o seis meses, me muero", confesó con honestidad.
Petrona se define como una mujer emprendedora, trabajadora y con una enorme capacidad de adaptación. Su trayectoria abarca distintos oficios, desde la gastronomía hasta la salud, donde se desempeñó como cocinera, depiladora, peluquera y enfermera de la Cruz Roja. Estas experiencias le han permitido desarrollar una personalidad fuerte y resiliente, atributos que la convirtieron en una concursante con una impronta única dentro del reality. En su provincia natal, Tucumán, Petrona construyó su vida junto a su esposo, su hija de 30 años y sus tres nietos. Su hogar es un entorno familiar intergeneracional, donde la figura de Jorge ha sido un pilar fundamental a lo largo de más de tres décadas de matrimonio.
Más allá de la exposición mediática, su verdadero motivo para ingresar a Gran Hermano fue su deseo de ganar el premio para ayudar a su hermano, una meta que refleja su carácter solidario. Pero su participación en el programa también representó un desafío personal, una oportunidad para demostrar su fortaleza en un entorno de alta presión. Desde el primer momento, dejó huella al ingresar a la casa luciendo un poncho, arrodillarse y exclamar: “Gracias, señor mi Dios por este sueño”, un gesto emotivo que rápidamente se volvió viral. Luego, durante el brindis inaugural, pronunció unas palabras que generaron múltiples reacciones en redes sociales: “Acuérdense que el juego es individual, pero mientras uno esté bien, todos vamos a estar bien”.
El sueño de Petrona de formar parte de Gran Hermano nació en su adolescencia. “Veía mucho el programa y decía ‘yo algún día voy a estar ahí’”, recordó emocionada. Su autenticidad, sentido del humor y carisma la convirtieron en una de las participantes más queridas por el público. Sin embargo, la convivencia y las estrategias del juego podrían transformar su experiencia en una realidad diferente a la que imaginaba.