Iván de Pineda ha viajado por el mundo, pero encontró su refugio personal en Bariloche. En el corazón de la Patagonia, su mansión en Villa Arelauquen cuenta con vistas privilegiadas al Cerro Otto. El interior de la casa refleja su estilo: elegante, sobrio y en armonía con la naturaleza.
Construida con materiales como piedra, madera y vidrio, la arquitectura de su casa se integra perfectamente con el entorno. Los grandes ventanales permiten que la luz natural entre en cada rincón. Desde el exterior, la estructura combina líneas modernas con un techo negro a dos aguas y una fachada de piedra. La terraza con barandas de vidrio y madera es ideal para disfrutar del aire puro y el silencio patagónico.
El interior del hogar de Iván de Pineda
Al ingresar se puede ver un amplio living en desnivel, con un sillón en tonos neutros dispuesto en "L", domina el espacio central, pensado para el descanso. En una de las mesas auxiliares, pequeños objetos decorativos y libros reflejan el gusto del conductor por la sobriedad. La chimenea negra, empotrada en la pared blanca, se convierte en el punto focal del ambiente, perfecta para acompañar las noches frías.
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El interior del hogar de Iván de Pineda. Foto: Infobae
Detrás del living, una biblioteca de hierro y madera alberga una selección de libros y objetos personales. La mesa de madera maciza, con patas de hierro negro, está rodeada de sillas tapizadas en pana de colores como amarillo pastel, rosa viejo, verde oscuro y marrón claro, lo que aporta un contraste sutil a la paleta neutra predominante. Sobre la mesa, una lámpara colgante de diseño orgánico añade un toque moderno.
Los detalles de su casa en Bariloche
La cocina de estilo abierto combina madera con piedra negra y estantes flotantes iluminados por luces LED. Una isla central de granito oscuro con banquetas altas es el lugar ideal para desayunar con vistas a la montaña. Los electrodomésticos de última generación se integran de manera discreta, lo que mantiene la estética limpia y sofisticada.
El dormitorio principal mantiene la misma línea estética: colores neutros, líneas simples y ventanales que permiten despertar con el sol filtrándose entre los árboles. Tonos beige y gris transmiten calma, mientras que una alfombra tejida a mano añade textura y calidez. Cada detalle de esta casa refleja la personalidad de Iván de Pineda: una elegancia sin excesos, confort sin ostentación y un equilibrio perfecto entre diseño y naturaleza.