Variedades del canto

Entre los múltiples significados aparece el de la paremia “gallo que no canta, algo tiene en la garganta”, que hace referencia a alguien que calla por temor.

Variedades del canto
el canto del gallo

Cantar constituyó siempre, para mí, una actividad favorita; ¿qué es ‘cantar’?

El diccionario académico nos da diferentes acepciones: la primera, que se refiere a una persona, dice “producir con la voz sonidos melodiosos, formando palabras o sin formarlas”; también, “interpretar con la voz una composición musical”; así, “La soprano cantaba ese himno con voz emocionada”. En esta acepción, los sinónimos pueden ser ‘entonar’, ‘canturrear’, ‘salmodiar’, ‘tararear’; como todo sinónimo, nunca el término es exactamente igual pues, a partir de un denominador común, siempre hay algún elemento diferenciador. Si vamos a ‘entonar’, vemos que es “cantar algo, ajustándose al tono”, como en “Canta, pero no entona adecuadamente”; por su lado, ‘canturrear’ es también cantar, pero haciéndolo a media voz: “Se paseaba por el recinto canturreando algo que no puedo precisar”. Las variantes de este verbo son ‘canturriar’, ‘cantusar’ y ‘cantusear’. Por su lado, ‘salmodiar’ también es ‘cantar algo’, pero ‘con cadencia monótona’: “Resultaba aburrido escuchar al coro salmodiar ese tema”. En cuanto a ‘tararear’, aunque también es una forma de canto, lo es “entre dientes y sin articular palabras”: “Se movía de un lado a otro, tarareando la nueva obra”.

Aparte de la actividad humana, ‘cantar’ puede ser dicho de los animales y, en este caso, se designa la producción de sonidos continuados, generalmente melodiosos; son sinónimos ‘gorjear’ y ‘trinar’: “¡Fascinante cómo cantan esos canarios!”; incluso, el hecho de cantar puede también decirse de ciertos artefactos que suenan en forma reiterada: “Por las mañanas, nos solían despertar las máquinas municipales, que cantaban rítmicamente limpiando y frotando las aceras”.

Otras veces, el verbo ‘cantar’ posee connotaciones coloquiales negativas; por ejemplo, se dice del hecho de oler mal algunas partes del cuerpo: “Cuando llegaba, te dabas cuenta porque lo cantaba el olor de su cuerpo sudoroso”. Del mismo modo, ‘cantar’ puede indicar que algo da señales evidentes o que concita la atención por ser llamativo: “La indumentaria que usa canta su posición social” y “El peinado que llevaba cantaba claramente su edad”.

En actividades diversas, se usa ‘cantar’ para indicar que se recitan versos en alabanza de alguien o que se anuncia, en voz alta, un premio, un precio, una medida: “En esos poemas, el autor le canta a su tierra”; “Aún no han cantado el ‘gordo’ de Navidad”.

En el ámbito lúdico, se usa ‘cantar’ en ciertos juegos de naipes para manifestar el número de puntos conseguidos por tener alguna combinación especial de cartas: “Cantó las cuarenta jugando al tute”. También, en el bingo, ‘cantar’ se puede usar para manifestar que se han completado los números de una línea o del cartón entero: “Feliz, cantó ‘¡bingo!’ y sorprendió a todos”.

Si alabamos a alguien, si celebramos sus virtudes, se puede usar ‘cantar’ en sentido laudatorio: “Cantamos en esa nota los beneficios de una vida retirada”. Todo lo contrario ocurre cuando, coloquialmente, se quiere indicar con ‘cantar’ que una persona ha confesado algo, bajo presión: “La policía lo apretó y logró que cantara todo lo ocurrido”. A veces, también en el coloquio, se indica que una persona le ‘cantó’ a otra una verdad, si le ha dicho algo sin rodeos y aunque le moleste; es sinónimo de ‘enrostrar’: “Le cantó, sin contemplación alguna, todo lo que pensaba sobre él”. En ese sentido, expresan esa acepción las locuciones ‘cantarlas claras’ y ‘cantar las verdades’.

Otra locución reza ‘cantar mal y porfiar’ que, según el Centro Virtual Cervantes, significa que se critica a alguien impertinente y presumido que, a pese a hacer algo mal, persiste en el error: “Se equivocó una y otra vez y, sin embargo, siguió cantando mal y porfiando”.

Una visita al refranero nos arroja algunas paremias, conocidas unas, en desuso, otras. Así, Quien canta sus males espanta constituye un refrán consignado por el mencionado Centro Virtual Cervantes, en su Refranero multilingüe, con un tema central que es el de la desgracia. Según esta fuente, para aliviar ciertos males, conviene buscar alguna diversión. Esta paremia ya aparece en la máxima obra cervantina como “El que canta su mal espanta”.

En cambio, según dice el Refranero, Gallo que no canta, algo tiene en la garganta” constituye una paremia hoy en desuso; su significado se centra en el temor dado que, cuando alguien no habla en una conversación, probablemente sea porque algo le afecta y lo vuelve temeroso.

Canta la rana y no tiene pelo ni lana” constituye una paremia centrada en el conformismo y la paciencia, que se deben ejercitar frente al desánimo, la pobreza o alguna contrariedad que implique experimentar carencias.

Cabe preguntarse qué nombre reciben los agentes del canto: encontramos, en primer lugar, ‘cantor, cantora’, definido como “que canta, principalmente si lo tiene por oficio”. Es sinónimo de ‘cantante’, que se puede usar para masculino y femenino, con la definición similar a la ya dada como “persona que canta por profesión”. En cambio, es más acotado el concepto de ‘cantador, cantadora’, puesto que solamente se refiere al que tiene la habilidad o el oficio de cantar coplas populares.

La Academia nos sugiere como sinónimo de ‘cantor’ el sustantivo ‘rapsoda’ que, en la Grecia antigua, designaba al recitador que cantaba poemas homéricos u otras poesías épicas.

Se plantea, a menudo, la duda acerca de cómo se nombra a quienes cantan en un coro o agrupación coral: ¿corista o coreuta? En la actualidad, se prefiere ‘coreuta’ para nombrar a los integrantes de una agrupación vocal de esa naturaleza; pero, históricamente, con este nombre se designaba al integrante del coro, en la tragedia griega. Por su parte, el vocablo ‘corista’ es más rico en acepciones: en primer lugar, es quien canta en un coro, especialmente de óperas o zarzuelas; pero, además, en las revistas musicales y espectáculos similares, se llama ‘corista’ a la mujer que canta y baila en el coro; hoy, ha caído en desuso la tercera acepción puesto que nombraba al religioso destinado al coro, desde que profesaba hasta su ordenación como sacerdote.

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