A la amplia gama de investigadores y estudiosos de la vida y obra de Antonio Di Benedetto, de quien se recordó hace tres meses el centenario de su nacimiento, acaecido en 1922, debemos agregar al arquitecto, guionista y escritor Jorge Hardmeier, de 54 años.
No conoció al narrador (cuando el mendocino murió, Jorge, nacido en Lanús, tenía 18 años), pero en los noventa, cursando un taller literario quedó sorprendido con el cuento “Enroscado”, y comenzó a buscar obras del autor. El trabajo ensayístico de Jimena Néspolo, “Ejercicios de pudor”, generó en él nuevas perspectivas de lecturas y se planteó la posibilidad de un libro.
Años más tarde, entre 2004 y 2007, comenzó a tomar testimonios en Mendoza y en Buenos Aires sobre el derrotero existencial de Di Benedetto.
Fruto del diálogo con amigos del escritor, colegas periodistas, estudiosos de su obra y excompañeros de cárcel, surgió “Variaciones Di Benedetto”, obra de 159 páginas, que imprimió Añosluz Editora, bajo el rubro ensayo literario.
Por esa razón, “Variaciones…” es, por ahora, el último trabajo sobre el antiguo jefe de Espectáculos y exsubdirector de este diario.
Antes de llegar al papel, los recuerdos, grabaciones y diálogos logrados se convirtieron en un documental, estrenado en la Biblioteca Nacional durante 2006, durante la Semana Di Benedetto, a veinte años de su fallecimiento.
Aquel material del audiovisual quedó en estado latente. Al darse cuenta que no podía ser el exclusivo poseedor de los documentos logrados, puso en marcha la idea sobre las variaciones y la escritura del texto.
“La variación como recurso musical -explica- es muy antigua. En este escrito el ‘tema’ es Di Benedetto y las ‘variaciones’ son múltiples, con sus diversas aristas temáticas”.
“Asignatura pendiente”
Uno de los aportes en el libro corresponde al periodista Rafael Morán, quien trabajó casi una década con el autor de “Zama”, “El silenciero” y “Los suicidas”, en el diario de los Calle.
“El mendocino -dice el excorresponsal de Clarín-, en general, no ha sentido el orgullo de tener un escritor como Di Benedetto: es una asignatura pendiente de Mendoza. No hay una calle, no hay nada que lleve su nombre, salvo una escuela en Rama Caída (San Rafael)”.
No sabemos si Morán sigue pensando igual porque desde entonces han pasado por lo menos 16 años, lapso en el que se produjeron muchos reconocimientos y homenajes.
Otras contribuciones son las del periodista y escritor Rodolfo Braceli, quien tuvo peleas y reconciliaciones con su antiguo jefe; las del ilustrador y dibujante Luis Scafati, su nuera, la escritora Jimena Néspolo; Manuel Corominola; Emilio Fluixá y de los escritores Martín Kohan y Graciela Maturo, y el editor Alejandro Crimi, entre otros entrevistados.
Búsquedas y confesión
Hay catorce páginas muy interesantes en el libro de Hardmeier, que son las que suceden a la noventa y cuatro, en las que se describe la relación con el primer editor de “Zama”, Carlos Boris Prelooker, titular de la Editorial Doble P. Jorge llegó a esa familia a través del poeta y editor Hernán Casabella. El contacto fue con María Laura Prelooker (59), ella misma escritora y especialista en Literatura infantil y juvenil, hija de Carlos Boris.
“María Laura -refiere Hardmeier- me confió la correspondencia entre su padre y Di Benedetto, una joya. Algunos párrafos de ese epistolario se sumaron al trabajo que, finalmente, salió a la luz en 2022. La correspondencia es exquisita, un ida y vuelta entre un autor y un editor comprometido con la obra que tiene entre manos. Ese tipo de intercambio se ha extinguido en el mercado editorial”.
Las cartas permiten establecer una conexión intelectual de mucha enjundia. Luego de la publicación de la novela “Zama”, hecho ocurrido en 1956, el editor preguntó qué vendría luego. ADB se explaya sobre su horizonte literario, sus búsquedas y dice por escrito: “Bien, ahora, por fin, me encuentro en condiciones de hacer lo que siempre he deseado, largo tiempo sin entender que lo deseaba: una obra de gran pureza formal, una especie de cristal en la expresión y con un nudo de emoción en su trama verídica, auténtica y profunda. ¿Me cargo de adjetivos? Es posible. Pero me atrevo a la inmodestia frente a usted, porque me siento capaz de hacer esa novela. ¿Por qué ahora? Porque ahora tengo el tema, lo he encontrado, y advierto que para la parte formal ya he madurado lenta pero seguramente, testimonio de la cual podría ser, quizás, el primer cuento de ‘Grot’, ese que se titula ‘Enroscado’. Pero, creo que la nueva novela será mejor de forma y además será algo más completo y más macizo, más acabado, con más direcciones internas. En serio, Prelooker, dígame si no me cree capaz de hacerlo, teniendo en cuenta lo siguiente: que todo lo que he hecho hasta ahora, con la única excepción de ‘Zama’, es algo así como la preparación para una obra mayor”.
Los párrafos transcriptos son para Hardmeier demostración “de una búsqueda incesante, siempre inacabada, que caracteriza a las trayectorias artísticas ejemplares”.
Sobre las entrevistas que faltaron en el libro, su responsable lamenta no haber podido contactar a Jorge Enrique Oviedo, exdirector de este diario, quien trabajó durante veinte años con el laureado literato; en cambio sobre otra ausente, Luci Di Benedetto, hija del escritor, ingeniera agrónoma, residente en Estados Unidos, dijo lacónicamente: “La contacté, pero evidentemente la cuna del capitalismo se internalizó fuertemente en ella”.