Puan es una localidad bonaerense, también es una estación del subte de la Línea A, pero además es la calle porteña en donde está la sede central de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, por lo que para los más entendidos es algo así como un ecosistema del ambiente universitario que María Alché y Benjamín Naishtat retratan con precisión y humor en la comedia homónima que hace unos días tuvo su avant-première en el Festival de Cine de San Sebastián y que mañana jueves llega finalmente a las salas de cine argentinas.
El filme está protagonizado por Marcelo Subiotto, que da vida a Marcelo, un profesor universitario al que la muerte del titular de la cátedra en la que se desempeña -y además mentor suyo- lo ubica ante la posibilidad de ocupar ese cargo. Sin embargo, de manera inesperada, aparece en escena Rafael (Leonardo Sbaraglia), su némesis: seductor, carismático y con títulos europeos, con quien disputará el puesto.
En entrevista con Télam, Alché (“Familia sumergida”) define al protagonista como “un profesor muy porteño de la UBA, con todas sus dificultades, contradicciones y sus corridas de un lado para el otro”, y completa: “Como siempre en la comedia, tiene que aparecer un personaje que haga el contrapunto, que sea lo contrario, entonces aparecía Rafael, este profesor a cargo de Leonardo Sbaraglia, con más ‘charme’, con sus universidades internacionales y todo eso”.
Por su parte Benjamín Naishtat (“Rojo”, “Historia del miedo”, “El movimiento”), destaca que en el contexto actual, la película adquiere una sorprendente relevancia: “Evidentemente estaba en el aire una sensación de que lugares como Puan tienen un componente milagroso, en cuanto a que los docentes dan clases de altísimo nivel, con situaciones que tienden a ser cada vez más difíciles en el plano de la educación pública”, reflexiona.
“Puan”, que además de Subiotto y Sbaraglia tiene en su elenco a Julieta Zylberberg, Alejandra Flechner, Cristina Banegas, Andrea Frigerio, Mara Bestelli, Gaspar Offenhenden y la participación especial de Lali Espósito, era una de las candidatas favoritas para representarnos en los Oscar. Finalmente, fue elegida “Los delincuentes”.
-¿Por qué se decidieron a hacer una película sobre el mundo universitario?
-Benjamín Naishtat: La película nació con una premisa inusual, que era la de escribir un protagónico para Marcelo Subiotto, que era una especie de deseo compartido entre María y yo de que si hacíamos una película juntos tenía que ser Subiotto. Ella ya había trabajado con Marcelo en “Familia sumergida”, los dos lo admiramos mucho porque creemos que tiene un talento fuera de serie y que quizás no está todo lo representado en el cine argentino como se merece. Y después María me hizo conocer la facultad que funciona en Puan, porque ella estudiaba ahí en una época y a mí me fascinó tanto como a ella, un universo rico lleno de contrapuntos, de texturas, de marcas de la historia y del presente, con cosas muy argentinas que están ahí, nos parecía un universo muy propicio para pensar una película alrededor de ese mundo.
-María Alché: Nos asesoramos con profesores por las clases que debían dar los actores, también nos ayudaron a entender algunas cosas protocolares, como por ejemplo cómo es un concurso, cuáles son los pasos, aprendimos un montón, incluso discutieron con nosotros cosas del guion.
-¿Cómo surgió la idea de retratar a la “intelligentsia” porteña vincula al ámbito universitario, con un profesor si se quiere prototípico y otro con el “prestigio europeo”?
-MA: Apareció primero la idea de estos personajes un poco inspirados por cosas que habíamos visto y escuchado. Después dentro de ese contrapunto, surgió la preocupación para que no se vuelva un cliché, había que encontrarle la profundidad y el volumen a cada uno de ellos en sus miserias, contradicciones y actos loables.
-Los departamentos minúsculos y el caos de la ciudad tienen un protagonismo decisivo en el relato.
-BN: Sí, lo pensamos así, con profesores que tratan de vivir cerca en esos departamentitos, amontonados, con sus libros; también mostrar la casa de un profesor más eminente, que tiene siempre como el aura de un hogar mítico, en donde se hacen reuniones. Todo esto para que fuera una especie de testimonio de una forma de existencia muy porteña dentro de la universidad pública. Le pusimos mucho trabajo a estos decorados, la directora de arte, Julieta Dolinsky, capturó perfectamente todos los universos de la película. También los exteriores están al servicio de contar una ciudad frenética, pesada, impredecible, una jungla en donde el protagonista trata de pensar el mundo.
-¿Coinciden en la lectura de que “Puan” es una comedia sobre la incomodidad, en tanto tiene un protagonista que lidia con el ego, las ambiciones, el prestigio y el paso del tiempo?
-MA: A mí me parece que sí, es válida en el sentido de que siempre pensamos a este personaje como incómodo con un montón de cuestiones de su vida cotidiana y también con un montón de contradicciones y cosas sin resolver. Un poco es el punto de partida, que es la muerte de un maestro y de ahí la orfandad, es decir, al no estar más esa figura del maestro, se ponen más de manifiesto los problemas a una edad de la vida del personaje en donde el tiempo parece estar más acelerado y ser cada vez más breve, entonces nota lo que no probó, lo que no se animó a hacer. El interrogante que surge es en dónde está lo vital, una pregunta necesaria dentro de muchas otras cosas que están presentes en la película.
-La historia que cuentan tiene una inesperada vigencia al tocar temas como la defensa de la calidad de lo público frente a los discursos del presente sobre recortes, y hasta cierres. ¿Les sorprende la actualidad de la película?
-BN: Bueno, imagínate que no sabíamos que íbamos a estrenar en un momento tan particular como este. Dicho eso, creo que evidentemente estaba en el aire una sensación de que lugares como Puan tienen un componente milagroso en cuanto a que los docentes dan clases de altísimo nivel, con situaciones que tienden a ser cada vez más difíciles en el plano de la educación pública, en una Argentina que está siempre presa del endeudamiento y se enfrenta a la incapacidad de financiar más y mejor a la educación. Claramente todo se resignifica en un presente en el que estamos en riesgo de que un partido fascista tome el poder con una plataforma de cerrar el Estado, destruir todo los que costó generaciones construir.
-MA: Nosotros vemos un futuro posible solo a través de la educación pública y gratuita que alcance a todos.
*Hugo F. Sánchez para Télam