La vuelta de Susana Giménez a la televisión este domingo esconde, detrás de los bombos y platillos, el ruido de la incertidumbre: ¿resultará vigente un formato televisivo que parece salido del baúl de los recuerdos? La pregunta es válida, tras cinco años de ausencia del ciclo. Suficiente para que la tevé haya adoptado una fisonomía muy distinta.
Y aunque a ella le han llovido propuestas de Telefe (Paramount) para hacer cosas más frescas y vinculadas al streaming (los especiales “Susana, invitada de honor” fueron un ejemplo) ella ha dicho repetidamente que prefiere seguir sentada en su living. ¿Y cómo decirle que no a una diva?
Pero esto no es el único cambio, de hecho. Si tomáramos el termómetro de las redes sociales (donde se plasman con memes, videos y comentarios los fenómenos televisivos hoy por hoy), veríamos que hoy Susana está lejos de ser el de la belleza rubia, por todos querida e irresistible en su aparente ingenuidad. En los últimos años, se ha radicalizado en sus opiniones políticas, y radicarse en Uruguay solo ayudó a recibir “hate” de los usuarios. Algunas de sus opiniones, incluso, le valieron cancelación.
Pero hay más. Si bien la cadena nacional de Javier Milei el último domingo, que tocó pisos de 3,5 puntos, le deja fácil la remontada a Susana, habrá que ver también si influye en su desempeño su abierta defensa al presidente. Ella tiene un nucleo duro de fans, ¿pero serán suficientes?