El último domingo de Gran Hermano estuvo cargado de emociones y estrategias que dejaron a dos participantes fuera de la competencia. En una noche marcada por la diferencia en el sistema de votación, el público eligió a su favorito en lugar de decidir quién debía abandonar la casa, como ocurre habitualmente.
La sanción impuesta por el ojo que todo lo ve generó una placa con todos los participantes nominados, pero la definición final quedó entre Candela, Ezequiel (Bonjo) y Sebastián (Bambi).
Los tres participantes compitieron por el apoyo del público, pero la decisión final dejó fuera del juego a Candela y Ezequiel, quienes no lograron recibir el suficiente respaldo. Sebastián, oriundo de San Rafael, Mendoza, fue el elegido para seguir en la casa tras recibir la mayor cantidad de votos positivos. Ahora, el mendocino enfrentará el desafío de pasar Año Nuevo lejos de su familia, pero con la esperanza de acercarse al gran premio final.
La dinámica de esta semana tomó un giro inesperado al permitir que el público vote por su jugador favorito. Esto contrastó con la metodología habitual, en la que los televidentes eligen quién debe abandonar la casa.
Candela y Ezequiel, a pesar de sus esfuerzos, quedaron eliminados en una noche de doble salida que sorprendió a todos sus compañeros, quienes perciben algo diferente en la casa respecto a los jugadores.
El poder del líder: una jugada peligrosa
La emoción no terminó con las eliminaciones. Santiago del Moro anunció un nuevo desafío para los participantes: el líder de esta semana tendrá un poder especial y peligroso.
El ganador de la prueba de liderazgo no solo estará a salvo de las nominaciones, sino que también tendrá la capacidad de expulsar a uno de sus compañeros, o incluso a sí mismo, a través de la llamada “puerta giratoria”.
Lo que los jugadores no saben es que esta decisión podría tener un giro inesperado. La persona expulsada podría salir de la casa de forma definitiva o ser trasladada a un hotel donde permanecerá aislada hasta el domingo.
En ese momento, tendrá la oportunidad de regresar a la casa con una “venganza”, un recurso que promete sacudir aún más las relaciones entre los participantes.
